Por Axel Christensen | Director ejecutivo BlackRock Agosto 6, 2009

Harvard es una de las universidades de mayor prestigio y reconocimiento del planeta. En las calles atiborradas de estudiantes de Cambridge, los matriculados en esta institución de más de 350 años suelen distinguirse por sus gorros y polerones rojos. Desgraciadamente, ese también es el color de sus finanzas al verse inmersa en la peor crisis financiera desde su fundación.

Si bien es esperable que la recesión haya afectado a todas las universidades norteamericanas -caen las matrículas y las donaciones, fuentes importantes de recursos-, en el caso de Harvard también han existido problemas propios, ligados tanto al manejo de sus inversiones financieras como a las en infraestructura.

El endowment de Harvard -que administra las millonarias donaciones que recibe la universidad, con un equipo profesional de inversiones- ha sido el foco de admiración en la comunidad financiera. La combinación de talento profesional y académico, así como un largo horizonte de inversión (el endowment sólo le entrega a la universidad una parte del resultado de las inversiones, nunca el capital que sigue generando rentabilidad), le han permitido estar en la frontera del conocimiento en lo relativo a inversiones. Y ha logrado generar fabulosos resultados: 15% anual entre 1990 y el 2008.

Harvard fue el primer inversionista relevante en hedge funds y capital de riesgo. Ha logrado atraer a profesionales del talento de Mohamed El-Erian, uno de los  grandes inversionistas en mercados emergentes, como su director de inversiones entre 2005 y 2007. Sin embargo, académicos y financieros parecen no mezclarse bien. Los primeros no toleraban que los encargados de inversiones ganaran varias veces lo que ganaban profesores de reconocida trayectoria, premios Nobel algunos. Los financieros, por otro lado, no encajaban en una cultura donde se requiere de cuero más duro para aguantar comentarios maliciosos y rumores. El resultado es que en los últimos años, aparte del daño que la crisis tuvo sobre la cartera del endowment, el equipo de inversiones no ha tenido un rumbo claro.

Los buenos resultados de inversión del endowment hicieron que Harvard se embarcara en una impresionante campaña de construcción de infraestructura. Asimismo, amplió generosamente la ayuda financiera a alumnos y de compensación a profesores, con el objetivo de atraer a las mentes más brillantes del mundo. Desgraciadamente, no estaba contemplado que las inversiones cayeran cerca del 25% durante la crisis, comprometiendo no sólo el plan de obras de edificios, sino también la planta de profesores y número de becas.

Seguramente Harvard, así como la economía norteamericana, saldrá de la actual crisis. Sin embargo, muchas cosas deberán cambiar, incluyendo volver a posturas financieramente conservadoras. Aun las mentes más brillantes pueden tener tropiezos. Lo importante es que pueden aprender de ellos.

*Analista financiero

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