"Le he dado la instrucción al Ministerio Secretaría general de Gobierno que trabajemos el tema de revisar una nueva ley para TVN. Hay que pensar en modelos como la BBC; que tienen recursos del Estado y a veces más de una señal: una comercial y otra con recursos del Estado". Así respondió la presidenta Michelle Bachelet hace un par de semanas, cuando fue consultada por la crisis de Televisión Nacional de Chile. Esas ideas ya habían sido planteadas en su programa de gobierno.

Al parecer estamos llegando al fin de un modelo. Aquel que combinó, con periodos de gran éxito, una misión y exigencias del mercado, tanto comercialmente como desde las audiencias. 

En los últimos dos años, TVN ha perdido en todos los frentes posibles: relevancia, solvencia económica y valoración de las audiencias. Es la peor crisis del canal estatal en su historia moderna. Lo que se plantee ahora respecto de su futuro no va a estar marcado por una discusión profunda sobre el rol de la televisión pública y el mejor modelo para cumplirlo, sino por la urgencia para salvar al canal.