Por Sebastián Rivas, desde Chicago Mayo 28, 2015

No es ningún misterio que varios de los aspirantes republicanos a la Casa Blanca se jugaban buena parte de sus posibilidades de competir la semana pasada, en una batalla lejos de los votos y mucho más cerca de los focos de la televisión. En la palestra estaba la resolución por parte de Fox News y CNN, dos de las cadenas de noticias más influyentes de Estados Unidos, del formato de debates de cara a las elecciones primarias: ambas cadenas fijaron un límite de diez candidatos que podrán participar en los debates de los próximos meses, los que serán elegidos por un sistema vinculado a las principales encuestadoras estadounidenses.

En un horizonte donde se calcula que podrían haber hasta 18 nombres en competencia puede marcar la diferencia entre dar a conocerse a un público más amplio o no despegar nunca. Aun cuando CNN ya anunció su idea de hacer un “debate B” (algo así como una previa del debate principal) con los candidatos que sobren, la señal es clara. Sobre todo en una contienda en que ninguno de los postulantes se ha despegado por sobre el 20% de las preferencias.

El ejemplo muestra que, un año y medio antes de la elección presidencial, los medios ya están jugando un rol clave. Es el momento en que canales como Fox News, CNN y MSNBC alcanzan sus más altos ratings, en que la conversación política se toma todas las esquinas y en que los políticos ocupan la televisión y los programas de entretención con regularidad.

En el caso de Hillary Clinton, la cámara la persigue en todas sus apariciones, y todo lo que hace -o lo que no hace- es noticia. El 19 de mayo, por ejemplo, fue un día crucial en la campaña porque Clinton contestó preguntas de la prensa. Tan cotidiano como suena, los canales y los diarios habían levantado una fuerte crítica porque la candidata pasó 28 días sin responder ninguna pregunta de los periodistas. Incluso, el Washington Post tenía un conteo que llegó a los 40.150 minutos de silencio.

Pero donde los medios ya se están preparando es en la carrera republicana. En privado, los estrategas del partido reconocen que están en una situación complejísima de cara a las primarias. Si en 2012 el análisis fue que tener nueve candidatos compitiendo -y cometiendo errores de principiante en los debates- dañó las perspectivas de Mitt Romney cara a la elección general, para 2016 el temor está literalmente duplicado con los posibles 18 contendores. Eso es música para los oídos de Fox News, el canal favorito de los republicanos -en especial aquéllos con posiciones más radicales-, pues le hará jugar un rol más poderoso, donde los candidatos competirán por su atención.

Por su parte, MSNBC, el medio favorito de los demócratas, ya enfrenta una narrativa clara: si bien sus panelistas estrella han defendido a Hillary ante los cuestionamientos republicanos, los comentaristas más progresistas la presionan para que adopte posiciones más a la izquierda en temas como comercio y regulación de los mercados financieros.

Para usar un término familiar en Chile por estos días, la precampaña ya está instalada en la televisión estadounidense. Y si falta algún elemento para comprender que la batalla está instalada, basta mencionar al último fichaje de CNN para su cobertura presidencial. Cuando la cadena anunció que emitiría una serie de seis documentales sobre las carreras presideciales, la sorpresa vino de la mano del presentador: nada menos que Kevin Spacey, el Frank Underwood de House of Cards. Una muestra más de que, por el próximo año, el mejor espectáculo televisivo en Estados Unidos estará en la vida real.

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