Por Francisco Sagredo, desde Turín Mayo 7, 2015

Instalada en semifinales de Champions League tras 13 años de espera, la Juventus  parece al fin consolidar deportivamente la modernización institucional encabezada por  Andrea Agnelli, nieto de Gianni, el patriarca de la familia que fundó la FIAT en 1899 y al equipo más popular de Italia en 1897.

La llegada del siglo XXI pilló a la Vecchia Signora en la veteranía de su competitividad continental. La final de la Champions perdida en Manchester ante el Milan el 2003, significó el inicio de su deterioro estructural dentro y fuera de la cancha.

El fondo se tocó en el 2006, con el estallido del “Calciópoli”, el escándalo de corrupción y soborno de árbitros que significó el descenso a la Serie B por secretaría y el despojo de dos títulos italianos para los “Bianconeri”. Fue el corolario de años en los que la familia Agnelli delegó el manejo del club en dirigentes de la vieja escuela.

La crisis total en el Turín provocó un cambio total también. El clan familiar retomó el timón y nombró presidente a Jean Claude Blanc, un francés titulado en Harvard con destacada trayectoria en el Comité Olímpico Internacional. Sus tareas eran devolverle el prestigio a la Juve, reinstalarla en primera división y transformarla en una sociedad anónima deportiva. El ejecutivo cumplió con las tres misiones rápidamente, encabezó una gestión comercial eficiente y en menos de cuatro años disminuyó de 96 a 8 millones de euros el déficit financiero.

Construidas las bases de la modernización, el cambio de timón a favor de la familia Agnelli se concretó el 2010. Andrea, con solo 34 años, se instaló en la testera del club y de inmediato ordenó un primer aumento de capital accionario, reuniendo 120 millones de euros que sirvieron para iniciar los trabajos del imponente Juventus Stadium, moderno recinto inaugurado el 2011 con capacidad para 45 mil personas. Con un costo total de 350 millones de euros, el coliseo se ha transformado en el símbolo de la nueva imagen del club. 

Luego, dándole continuidad al ambicioso proyecto de crecimiento, Juventus ha desarrollado diversas áreas de nuevos negocios en los campos inmobiliarios y de comunicación digital.

Hoy, cuando el triunfo del martes ante el Real Madrid lo hace soñar con una nueva final de Champions, Andrea Agnelli sigue apostando por el crecimiento de la institución. Anunció la construcción de un nuevo centro deportivo para el plantel profesional, un hotel turístico con los colores bianconeros, una sede social y una escuela para los jugadores de las series juveniles.

Recién conquistado su cuarto título local  consecutivo, el regreso a la élite europea se condice con la firma de dos contratos publicitarios millonarios: Adidas se transformará en el nuevo sponsor técnico del equipo, tras pagar 120 millones de euros por los próximos seis años; y Jeep, marca del Grupo Fiat, pagará 20 millones por temporada para estampar su logo en las camisetas de Arturo Vidal y compañía.

Es el feliz presente de un club que pasó de la crisis total al desarrollo integral en menos de una década. Una “vecchia signora” que gracias al maquillaje de la gestión deportiva profesional, muestra un rostro rejuvenecido.

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