No es primera vez que una decisión de la Iglesia católica genera controversia en parte de su propia comunidad. Pero lo sucedido a partir del nombramiento de Juan Barros, como obispo de Osorno, ha dado lugar a una movilización inédita para esta institución: sacerdotes, congregaciones y comunidades de laicos han salido públicamente a rechazarlo.
Más allá de las particularidades del caso, este fenómeno da cuenta de que las personas que componen las instituciones -por jerárquicas y basadas en la obediencia que sean- no están ajenas a las dinámicas de la ciudadanía en general: desconfianza en las autoridades, una demanda de participación en las decisiones que afectan y una nueva capacidad de organizar protestas en torno a una causa.
José Luis Santa María O.
Director
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