Por José Luis Santa María O. Marzo 19, 2015

Más allá del incalculable impacto político, del efecto sobre la imagen de la presidenta Michelle Bachelet, que ha generado el caso Caval, cuando el 6 de febrero revista Qué Pasa reveló el millonario negocio de la nuera de la mandataria, además quedaron numerosas preguntas abiertas sobre la naturaleza de la transacción.

¿Por qué Hugo Silva, el comprador de los terrenos, estuvo dispuesto a pagar 3.000 millones de pesos más que lo desembolsado por Caval un año antes, sin que aún se efectuase el cambio de uso de suelo?

¿Cómo logra Caval conseguir un comprador a pocos días de que venciera el plazo para pagar la cuota única del crédito que le había concedido el Banco de Chile? ¿Cuál es el vínculo entre Hugo Silva y su empresa, con Natalia Compagnon y Mauricio Valero?

La existencia de un contrato privado, entre Valero y Silva, firmado el mismo día de la compraventa da las respuestas: aún existía una nueva oportunidad para volver a hacer una millonaria “pasada”.  El derrumbe de ese plan puede también explicar las motivaciones tras la querella que busca deshacer el negocio.

 

José Luis Santa María O.
Director
jsantamaria@quepasa.cl

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