Por Isabel Plant, editora de Espectáculos de La Tercera Marzo 11, 2015

Frank Underwood lo sabe bien: es tanto lo que puede cambiar en dos años. Hace dos veranos, el famoso personaje de la serie House of cards aún no existía, y era más bien una excentricidad: la apuesta del servicio de streaming Netflix, de 100 millones de dólares en inversión, por hacerse un espacio en el mundo de las series. Dos años después de su estreno, Underwood pasó de ser congresista a presidente, mientras Netflix pasó de ser un novato televisivo a un competidor que está haciendo que toda la industria se mueva a su ritmo. Incluso, a un gigante como HBO, aunque el canal que por años se vanaglorió de “no ser televisión”, como decía su pegajoso slogan, lo esté haciendo a regañadientes.

La guerra comenzó oficialmente hace dos años, cuando el CEO de Netflix, Reed Hastings, anunció en una entrevista que querían convertirse en HBO más rápido de lo que HBO podía convertirse en ellos. Por años, los ejecutivos de HBO públicamente desestimaron que estos aparecidos, como Netflix, Hulu o Amazon, fueran jugadores de su nivel. A principios del año pasado, cuando Netflix ya tenía dos series ícono -House of Cards y Orange Is the New Black- HBO hizo algo impensado, al entregar por primera vez sus números: 114 millones de suscriptores en el mundo, y ganancias por encima de los 4 mil millones de dólares anuales, demostrando su poderío. En agosto de 2014, Hastings atacó de nuevo, publicando en Facebook que la compañía de streaming superaba al canal de cable en suscripciones en Estados Unidos. HBO dio pistas entonces de que tendrían su propio sistema de streaming. Finalmente.

Ese anuncio se materializó, históricamente, el lunes pasado, cuando en los lanzamientos de Apple, el hombre a la cabeza de HBO, Richard Plepler, presentó HBO Now, su servicio de streaming y acceso a sus series históricas y nuevas, a $14.99 al mes. La alianza es con Apple TV e iTunes, y llegará a Estados Unidos justo a tiempo para el estreno en abril de la serie más vista y pirateada en el globo, Game of Thrones. HBO Now es, primero, el comienzo del futuro para el canal. Pero obliga también a las compañías de cableoperadores -que venden las suscripciones de HBO- a buscarles más consumidores, ya que si no, esos clientes se van a internet, lo que vendría siendo el mayor terror de la televisión. Igualmente, HBO respeta al cable, y eso explicaría el precio, que es el doble del de Netflix. El nuevo mercado que se abre para la compañía de Los Soprano es el de 10 millones de estadounidenses con acceso a internet de alta velocidad, sin televisión paga.

Por mientras, Netflix está trabajando duro en crear más contenidos originales, que incluyen series, alianzas con Marvel o documentales con Leonardo Di Caprio. La empresa no entrega cifras de cuántas personas ven sus series -no “todo el mundo” está viendo House of Cards, aunque así se perciba en las redes sociales-, pero a principios de este año reportó ganancias de US$ 1.480 millones y tiene 57.4 millones de miembros.

Si bien lo del lunes puede ser visto como histórico, la movida de HBO no deja de sentirse un poco anacrónica en un sentido. No es una compañía con el corazón puesto en la era de internet: mientras Netflix trata a todos sus suscriptores por igual, entregando sus series originales simultáneamente en todos sus territorios (está en 50 países en América, Europa y Oceanía, con el plan de llegar a 200 en 2016), HBO deja a quienes no están en su país de origen en otra categoría: HBO Now no estará disponible ni en Latinoamérica ni en Europa ni Canadá por el momento, ya que no está “dentro del plan de negocios”, que en nuestras tierras incluye ser suscriptor de HBO/Max premium. Pasando por el cable o el satélite. Y eso es, simplemente, vieja y aburrida televisión.

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