Por Francisco Sagredo Diciembre 4, 2014

El fútbol chileno vivirá este fin de semana una definición a tres bandas. Un desenlace que derrumba aquella sentencia de que sólo los campeonatos con playoff aseguran emoción hasta el final.

Colo Colo en busca del bicampeonato, Universidad de Chile luchando por reencontrarse con los títulos y Santiago Wanderers reverdeciendo laureles.

Todos tras el mismo objetivo. Pero los tres con diversos sellos futbolísticos, distintas realidades institucionales y diferencias en el manejo desde la banca.

Para Lasarte, Tapia y Astorga la definición no sólo marcará un hecho importante en sus trayectorias, también consolidará convicciones, profundizará traumas o impulsará expectativas dependiendo del desenlace.

El uruguayo Martín Lasarte llegó a la U en mayo de este año sin ser la primera opción del directorio de Azul Azul, que primero buscó a  Eduardo Berizzo y a Ricardo Gareca. Cuando la gerencia de fútbol del club propuso el nombre del ex volante de 53 años, la idea generó inmediata resistencia en la cúpula. El reciente paso del DT por Universidad Católica despertaría el rechazo de la hinchada, la que además discutiría la elección de un técnico que no ganó ningún título con los cruzados.

Al final, el nombre de Lasarte se impuso, y, tras su llegada al club, el apodado “Machete” se ganó el respeto del plantel, con un estilo respetuoso y cercano, pero directo. Al público lo convenció manteniendo todo el campeonato al equipo en el primer lugar de la tabla, merced a una propuesta futbolística ofensiva basada en la intensidad y la presión constante.

Felices están también los dirigentes con la fluida relación que mantienen con el técnico, quien no ha protagonizado ningún conflicto con la dirigencia. Pase lo que pase este fin de semana, nadie duda de la continuidad de Lasarte, aunque internamente se reconoce que para el uruguayo sería un golpe inmanejable revivir el drama que protagonizó en la UC, cuadro con el que obtuvo tres subcampeonatos: Lasarte se vistió de azul para tener una revancha en Chile. Otro segundo lugar haría muy difícil su permanencia en nuestro país.

Héctor Tapia, con sólo 37 años y menos de una temporada como técnico profesional, está a un paso de conseguir el bicampeonato para Colo Colo, un logro que en Macul no se anotan desde 2007.

En su primer campeonato como entrenador titular, Tapia obtuvo el título del torneo recién pasado. Y hoy, ratificando su avasalladora irrupción como DT, quizás celebre nuevamente. Ya tiene a los albos clasificados para la próxima Copa Libertadores.

Por rendimiento y logros en Blanco y Negro deberían estar más que satisfechos con su técnico, sin embargo, en las oficinas de la concesionaria afirman que el entrenador “se les escapó de las manos”. En permanente conflicto con el presidente Arturo Salah, una relación casi inexistente con el gerente técnico Juan Gutiérrez y un manejo que tiende a aislar al plantel de la directiva, el entrenador ha cultivado un estilo que genera resquemor en sus empleadores.

Respaldado por la hinchada y envalentonado por los resultados, “Tito” no disimula su malestar cuando algo no le parece y se ha enfrascado en diversos “gallitos” con la directiva por  los refuerzos, la estructuración del fútbol joven o su cercana relación con Aníbal Mosa, el controvertido accionista mayoritario del club.

El estilo comunicacional del DT tampoco gusta en B&N. Sus permanentes quejas  le han valido el apodo de “Llan-Tito” en el medio futbolístico.Tapia, ajeno a sus críticos, muestra resultados con un equipo que basa su poderío en la posesión permanente de la pelota, la solidez defensiva y la contundencia en ataque.

Independiente de cómo termine este torneo, no hay discusión acerca de la continuidad en la banca alba del joven DT. Él ya piensa en la Libertadores del 2015 y sabe que su sobresaliente rendimiento lo deja inmune a los resquemores de la directiva.

Por su parte, Emiliano Astorga vive ajeno al acoso mediático que sufren sus colegas. En Valparaíso, en su primer torneo a cargo de Santiago Wanderers, el DT de 54 años está a un tris de conseguir el logro más importante de su carrera.

Antes de protagonizar la gran sorpresa de este torneo, Astorga venía de encabezar excelentes campañas en el anonimato de los llamados equipos chicos.El 2009 llegó a Melipilla, colista de la Primera B, y terminó en el cuarto lugar. Al año siguiente asumió en Unión La Calera, también de la B, de inmediato ascendió y consiguió tres clasificaciones consecutivas a los playoff. El 2012 firmó por Palestino y ubicó a los árabes en el tercer lugar. Fue elegido el Mejor Entrenador del fútbol chileno en 2013.

Reconocido como un técnico “saca puntos” y con fama de defensivo, en el puerto ha demostrado que lo suyo es el orden, pero siempre intentando defenderse con el balón.  Con esas armas Astorga ha encabezado la extraordinaria campaña de Wanderers. Si a los caturros les alcanza o no para la vuelta olímpica se verá este fin de semana. Pero lo que nadie le podrá quitar al “Flaco” es la demostración de que tiene las capacidades de sobra para dar el salto a un grande.

Al final, cualquiera sea la banca, el fútbol se trata de eso que hace tan bien Astorga: sumar y sumar puntos. Ahora veremos quién saca más.

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