Por José Mujica, socio de Ameris Capital Agosto 7, 2014

Mientras el apetito de inversión parece aún cauteloso en el invierno chileno, en Estados Unidos se alcanzan nuevos récords en inversión precisamente donde la apuesta es mayor: capital de riesgo o venture capital.

En el mundo cada año unas 6.500 empresas con un buen potencial de crecimiento reciben fondos, que entre 2007 y 2013 promediaron US$ 45.000 millones anuales. Monto igual al de todos los impuestos que se recaudan en Chile cada año. Si la tendencia de este primer semestre continúa, el valor total de las inversiones en capital de riesgo crecerá al menos un 50% en 2014.

El ciclo de quienes invierten en estas compañías normalmente se inicia con los “3F” (por las siglas en inglés de friends, family and fools), y continúa -para las pocas que siguen en carrera- con fondos especializados. Estos fondos entienden que si bien la inversión en este tipo de capital puede traer altos retornos, viene asociado a alto riesgo, y se requiere ojo clínico para separar una buena idea o mucho entusiasmo de sus fundadores, de lo que será finalmente un gran negocio.

Kleiner, Perkins, Caufield & Byers (KPCB) es un fondo de capital de riesgo actualmente invertido en Waze, Groupon y Twitter, famoso por haber descubierto en etapas muy tempranas a empresas como Amazon o Facebook. Por ejemplo, KPCB -junto a Sequoia Capital- pagaron US$ 20 millones por el 20% de Google en 1999. Al valor de mercado de hoy, ese 20% valdría  US$110.000 millones.

Maximizar la utilización de un bien mediante la relación tecnológica de persona a persona. Así resumiría la tendencia en que estos fondos visionarios están apostando hoy montos importantes de recursos. Otro ejemplo: Airbnb, un sitio que permite a dueños de departamentos o casas arrendarlos directamente a turistas de todo el mundo, incluso por un par de noches, levantó  US$ 450 millones.

Esta tendencia está mucho más cerca de lo que a veces pensamos. Cualquier taxista en Santiago miraría extrañado si un día de lluvia uno no lo contacta cómodamente desde su celular a través de Easytaxi o Safertaxi, en vez de esperar mojándose. Dichas empresas, fundadas en Río de Janeiro y Buenos Aires respectivamente, han levantado fondos totales por casi US$ 85 millones. El gigante de esa industria, Uber Technologies, es la mayor apuesta de 2014 en todo el mundo del capital de riesgo y recaudó US$1.200 millones hace pocas semanas.

Cuando en 2006 Nicolas Brusson, un amigo francés del MBA en INSEAD, me hablaba de lo absurdo que era que uno viajara solo en su auto, en vez de ponerse de acuerdo para compartirlo, yo no le hacía mucho caso. Su idea derivó en BlaBlaCar, una plataforma que conecta conductores que tienen espacio en su auto con posibles pasajeros dispuestos a pagar y compartir el costo. La compañía es la vedette del mundo del capital de riesgo en Europa. Tiene 1 millón de usuarios diarios, presencia en una decena de países y en julio recaudó US$ 100 millones en su segunda ronda de financiamiento. Cuando le comenté a Nicolas que CNN situaba el valor total de BlaBlaCar sobre los US$ 1.000 millones, él sólo se rió. No sabemos si es verdad, pero al menos sabemos quién pagará las cervezas la próxima vez que nos veamos.

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