Por Carla Vidal Julio 24, 2014

Chile ingresó por quinta vez al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro no permanente el pasado 1 de enero, con la firme voluntad de contribuir a reforzar el multilateralismo y comprometido con la paz y seguridad internacionales, con base en los principios de la no intervención y el respeto a los tratados internacionales. En el cumplimiento de esos objetivos, proponemos enfocar la participación de Chile en la promoción y protección de la igualdad de género de las acciones de paz y seguridad, atendiendo a lo que se ha considerado la “responsabilidad de proteger” y su vinculación más taxativa con la Resolución 1325 en favor de las mujeres en situaciones de conflicto.

¿Por qué hacemos esta propuesta? En primer lugar por el hecho de que, a pesar de los esfuerzos, los crímenes de guerra y la violencia contra las mujeres no han disminuido. Las mujeres  no sólo son víctimas cada vez más directas de los conflictos; además vemos el recrudecimiento de los ataques contra las mujeres como “armas de guerra”. En segundo lugar, la tradicional invisibilidad de la mujer en el tratamiento de estos asuntos ha comenzado a cambiar. Un estudio de ONU Mujeres de 2012 arrojaba que, de 585 acuerdos de paz entre 1990 y 2010, sólo 16% mencionaba a las mujeres. Sin embargo, el Consejo de Derechos Humanos recientemente abordó este flagelo, no solamente en una perspectiva general, sino en situaciones específicas, como Siria, Palestina y Sudán del Sur, entre otras. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados acaba de hacer apelaciones especiales en el caso de los refugiados sirios. En tercer lugar, si bien nuestro país no está en conflicto y, por tanto, no desempeña campañas armadas, sí tiene un rol relevante apoyando la labor que realiza Naciones Unidas. Ello no obsta para que la participación de Chile pueda ir más allá, centrándose en potenciar el papel de las mujeres como actores indispensables de los procesos de prevención de conflictos, promoción de la paz, justicia y reconstrucción con enfoque de seguridad humana.

Una misión integrada por hombres y mujeres permite una mayor representación de la población en el lugar donde se despliegue, siendo más rápidamente legitimada por los habitantes  locales. La presencia femenina facilita también el acercamiento con las mujeres afectadas, incentivando la participación de mujeres locales en los procesos políticos postconflicto. Además, se podría continuar la lucha contra la violencia sexual y apoyar técnicamente el desarrollo de instrumentos específicos de detección de violencia de género para prevenir el uso masivo de la violación y de otras formas de violencia sexual como arma de guerra.

La experiencia internacional ratifica la importancia del papel que pueden desempeñar en la construcción y mantenimiento de la paz. El gobierno de Michelle Bachelet bien podría desempeñar su rol como miembro del Consejo de Seguridad bajo el lema “la paz necesita mujeres”.

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