Por Marisol García Junio 5, 2014

Que nos digan ahora que la música sigue siendo un mal negocio. La compra con la que la semana pasada Apple se hizo de Beats Electronics es la más onerosa hecha hasta ahora por la compañía de la manzana: tres mil millones de dólares. El grueso de las notas publicadas en estos días se ha quedado en esa cifra encandilante, especulando por dónde, cómo y cuándo puede llegar el retorno. Pero hay en el trato un dato lateral atractivo, digno de la misma detención. No es sólo que Apple haya querido pagar una cifra récord por esa firma de audífonos y música por streaming nacida en 2006, sino que ha querido llevarse también a sus fundadores, Dr. Dre y Jimmy Iovine, como consultores prioritarios para la estrategia comercial por venir. Hay en eso un respeto implícito al conocimiento acumulado por la vieja escuela de negocio disquero, ésa que en los últimos años ha sido tan denostada, pero que Apple cree que guarda todavía lecciones que pueden orientar la ambición asociada al pop.

Dr. Dre es un rapero y productor, que en los años 90 mantuvo una de las etiquetas más importantes para el hip-hop estadounidense. Cruzó de la música al negocio con la misma prestancia que luego mostraría Jay-Z, un evidente aprendiz. Jimmy Iovine, en tanto,  es uno de los ejecutivos clásicos de la época de transición del vinilo al CD. Trabajó como ingeniero de sonido para John Lennon, Patti Smith, Bruce Springsteen, Pretenders y U2. Fundó el sello Interscope en 1990, que, con altibajos, fue uno de los más vendedores de esa década. Confiaba en aquella vieja práctica de cercanía con los artistas a su cargo, para los que ejercía de consejero franco y estrecho. Lady Gaga, Eminem, Gwen Stefani sólo tienen elogios para describirlo. Steve Jobs lo tuvo en alta estima y consultó con él la idea de iTunes antes de lanzarla. En la antigua industria del disco, antes del descalabro que significó el MP3, el talento de ver talento y la credibilidad en el trato con los músicos eran claves para escalar, pues constituían capacidades tan escasas como inimitables. Son dos de las muchas fortalezas  que Iovine aún tiene, y que no ha pensado descuidar pese a los cambios profundos del negocio que lo formó como ejecutivo. En Beats, por ejemplo, llamó al músico de vanguardia Trent Reznor para testear ideas en torno al streaming con el que la compañía busca quitarle suscriptores a Spotify. Dice que Apple le interesa porque es la única compañía tecnológica que conoce “que entiende y aprecia la música”. La compra de Beats ha sido esta semana una señal económica asombrosa, por las cifras y planes involucrados.Pero ha sido, también, la prueba de una suave venia de respeto que los jóvenes negociantes del pop consideran justo hacerles a sus  mayores.

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