Por Juan Ignacio Eyzaguirre, desde Boston Abril 17, 2014

"El valor de la libertad está en peligro”, dijo ex presidente Sebastián Piñera en la Conferencia Latinoamericana de Harvard Business School. Piñera, entre otras actividades, venía de reunirse con el ex mandatario mexicano Felipe Calderón; pero en su exposición dejó claro que estaba muy lejos de su par azteca.

En su cátedra, Piñera argumentó las que a su juicio eran las causas que llevaron a Chile a ser un país rico en la región (transición a una democracia estable, formación de una economía de mercado y cuidado de los equilibrios macroeconómicos). Pero, advirtió, para seguir avanzando era necesario proteger y promover la libertad; fortalecer el capital humano; derrotar la pobreza y nivelar la cancha para dar igualdad de oportunidades; integrarse al mundo; y modernizar el Estado.  Por eso, dijo, el discurso debía  cambiar: pasar de exigir derechos propios e imponer responsabilidades ajenas, a asumir las responsabilidades propias y respetar los derechos ajenos. Los conceptos de libertad y responsabilidad, insistió, son claves. La idea fuerza de su discurso -libertad- estaría siendo, a su juicio, pasada a llevar en aras de una supuesta igualdad.

Con la audiencia internacional recordó el contraste en la visión de mundo que existe en Latinoamérica. Por un lado, dijo, la Alianza del Pacífico cimenta su visión en la libertad. Por otro, los países del ALBA y Mercosur han justificado la intromisión del Estado en la vida de las personas. La evidencia es consecuente: el segundo grupo ha quedado relegado, concluyó. He ahí la voz de alerta, porque los países no se libran de sus barreras al desarrollo con un mero compromiso con políticas públicas bienintencionadas sino con metas y resultados claros.

Lo interesante de escuchar a Piñera en este contexto tiene que ver con fijarse en el cambio de eje en sus palabras: pasó de los logros a las ideas. Esto nos habla de cómo él se concibe hoy. Los ex gobernantes son figuras muy particulares, que deben reinventarse luego de entregar el poder. El riesgo, como bien lo definió una vez el ex gobernante español Felipe González y, a su vez, citándolo, el ex mandatario chileno Ricardo Lagos, es convertirse en un “jarrón chino”, valioso pero sin ubicación útil. En ese caso, Calderón, quien goza de una vida tranquila como profesor en Harvard y es un mero telespectador de la política mexicana, está derechamente fuera del salón. Pero a Piñera le es difícil quedarse quieto, y sus aspiraciones de retorno no son un misterio para nadie. Su cita preferida en su paso por Boston, de hecho, hablando un poco en broma un poco en serio, fue la del ex presidente dominicano Joaquín Balaguer: “Nadie aspira mientras Balaguer respira”.

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