Por Francisco Sagredo Abril 10, 2014

El lunes pasado, Carlos Heller asumió la presidencia de Universidad de Chile en reemplazo de José Yuraszeck. Flanqueado por todos los integrantes de su nuevo directorio y del propio timonel saliente, la asunción del también presidente del Grupo Bethia (propietario de Mega, canal donde trabaja quien firma este texto) se presentó públicamente como una transición consensuada, en continuidad con la línea de administración impuesta por Azul Azul desde que se hizo cargo del club en 2007. Así, en lo formal el cambio de mando se dio sin traumas, concretando un acuerdo pactado hace dos años, cuando Yuraszeck contó con los votos de Heller.

Sin embargo, el presidente saliente deja desafíos importantes a su sucesor.

Cuando asumió la presidencia, en abril de 2012, Yuraszeck prometió que bajo su mandato la U iniciaría la construcción del estadio propio, aseguró que no se desmantelaría el plantel que lo ganó todo bajo la batuta de Jorge Samapoli y asumió el desarrollo del fútbol joven como prioridad.

Dos años después, Heller se encuentra con una U que sigue sin estadio, con un plantel despotenciado debido a los errores en la elección de los técnicos y con un trabajo en cadetes cuestionado por la nula presencia en el primer equipo de valores formados en casa en los últimos años. En lo deportivo, la tarea inmediata es encontrar un técnico. El medio asegura que Eduardo Berizzo y Ricardo Gareca son los principales candidatos, aunque lo del ex ayudante de Marcelo Bielsa estaría descartado y el “Tigre” no convence del todo.

La nueva conformación del Directorio de Azul Azul muestra que Heller cuenta con su voto y el de otros cuatro directores de su confianza: Mario Conca, su hijo Pedro Heller, el alto ejecutivo de Bethia Gonzalo Rojas y Alberto Quintano, quien se une a la mesa como director independiente. Con esa base deberá buscar otros votos para conseguir los cambios que desee realizar en el organigrama del club. Una estructura que Yuraszeck dejó férreamente controlada por nombres cercanos a él:

La gerencia general está a cargo de Cristián Aubert, y la de cadetes en manos de Hernán Saavedra. Ambos ejecutivos son del núcleo duro de Yuraszeck, quien además, antes de dejar la presidencia, consiguió que se le nombrara como responsable de la nueva Comisión de Fútbol Joven. Además, una posición clave, la dirección de la  Comisión de Fútbol, seguirá a cargo de otro director cercano al ex presidente: Peter Hiller. Otro ejecutivo, Eduardo Álamos, gerente de administración y finanzas desde el mes pasado, es  cercano al ex director Cristóbal Yuraszeck, hijo del ex presidente.

Ante esa herencia, cualquier incorporación o cambio que pretenda el nuevo presidente azul deberá someterse a votación en el directorio, donde además de su propio voto y el de Hiller, Yuraszeck cuenta con los de Sergio Weinstein y Andrés Schapira.

El dividido escenario potencia el rol que cumplirán en la mesa los directores  que representan a la universidad: Andrés Weintraub y Roberto Nahum. Ambos serán vitales para Heller en su afán de realizar cambios estructurales en puntos sensibles como la reformulación del fútbol joven o la reincorporación como gerente de Sabino Aguad.

La U comienza una nueva etapa. Pero el nuevo presidente deberá lidiar primero con Yuraszeck y su herencia.

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