Por Francisco Aravena, Editor general Febrero 20, 2014

¿Cuánto pesan los gestos de una persona en una institución cargada de símbolos, cuya presencia en todo el mundo está en buena medida marcada, en lo cotidiano, por ritos, mensajes, señales,  donde las formas tienen tanto que ver con el fondo? Con gestos, en parte, el Papa Francisco ha revuelto las aguas en la Iglesia Católica.

En medio de un huracán de celebridad mediática, Francisco ha dado pasos que indican que lo suyo dista de ser sólo un baño de relaciones públicas para una institución que claramente necesitaba uno. Medidas más concretas y su primer escrito apostólico han dado la razón a quienes ven en su gestión un cambio inminente. Pero para quienes demandan más, como por ejemplo las víctimas de los abusos cometidos por sacerdotes y los sucesivos encubrimientos -el escándalo que ha marcado la historia reciente del Vaticano-  no basta con lo avanzado.    

En un mundo que exigía más, la Iglesia de Francisco ha comenzado a dar señales. Otra cosa es si éstas son oportunas, o suficientes.

Francisco Aravena F.
Editor general
francisco.aravena@quepasa.cl

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