Por Patricio Jara Febrero 13, 2014

Lo recuerdo como una gran lección de lo que siempre debe hacer un reportero. No estoy seguro si fue en el programa El mirador o en Ovni cuando Patricio Bañados, entrevistando a una eminencia científica, recibe como respuesta un mazacote de conceptos, cifras con decimales y sobreesdrújulas por casi un minuto. Y él, entonces un periodista con más de treinta años de experiencia en toda clase de medios; el mismo que en 1976 sugirió que el noticiero de radio Cooperativa debía llamarse “El diario de Cooperativa”; el primer chileno en hacer una transmisión de TV en vivo desde exteriores (14 de abril de 1962) y que fue parte de la primera transmisión de un partido de fútbol (6 de mayo del mismo año); el único compatriota que entrevistó a The Beatles y, sobre todo, el que más arriesgó el pescuezo como rostro de la franja televisiva del No, mira impertérrito a su entrevistado y le dice:

“Perdón, no le entendí. ¿Podría explicármelo de manera más simple?”.

No sé si Patricio Bañados recordará este episodio. Al menos no está relatado en Confidencias de un locutor, su valioso libro de memorias que acaba de publicarse. Quizás aquella entrevista al científico sea apenas un detalle, pero define con sutileza el carácter y el propósito de un hombre fundamental en la televisión chilena: decir bien las cosas. Nada más, nada menos.

Bañados ha tenido una trayectoria impecable (tanto en Chile como Inglaterra, Estados Unidos, Holanda y Suiza) lejos de la obsecuencia y de los oportunismos tan rentables. Muy por el contrario: su derrotero es el de un periodista constantemente enfrentado al poder, al poder de los malos y, tiempo después, al poder de los buenos y sus promesas incumplidas.

“A mediados de agosto de 1988 vino Genaro Arriagada, a nombre de la Concertación de Partidos por la Democracia, a proponerme que apareciera noche a noche por televisión, durante treinta días, desafiando a un dictador que por mucho menos que eso les había quebrado los huesos y tirado al mar a miles de compatriotas. ¿Me creería idiota?”.

Así comienza el primer capítulo de una historia que si bien muchos conocemos, no contábamos sino hasta ahora con sus detalles. El libro expone con el aliño justo los grandes conflictos y cuestionamientos éticos (además de persecuciones frontales y solapadas) que tuvo el comunicador trabajando en radio y TV antes, durante y después de la dictadura de Pinochet. Conflictos que finalmente definen su trayectoria: la épica de hacer buena televisión en medios administrados por una galería de seres protervos, pechoños y esencialmente mamacallos, que el autor repasa uno a uno.

Patricio Bañados, aparte de todos sus hitos profesionales, quizás fue de los primeros en darse cuenta de que la Concertación comenzó a pudrirse el mismo día que llegó al poder, y que, como bien dice, “es una vergüenza indesmentible que, en la práctica, hubo más libertad de prensa durante los últimos días del augusto Capitán General que a partir de los pocos meses del gobierno de Aylwin”. Pero aun así, en vez de llorar, se dio el lujo de entregarnos dos programas que hoy parecen imposibles de hacer en televisión: El mirador y su pauta siempre fresca y sorprendente, y Ovni, probablemente el único programa del mundo dedicado a cuestionar con elegancia a todos quienes dan fe de la existencia de los platos voladores y las misteriosas criaturas que los tripulan.

Confidencias de un locutor es un libro sobrio, personal, rabioso, pero no menos lleno de datos desconocidos y reflexiones que aportan a mirar y, en lo posible, a entender la historia de los medios de comunicación en Chile durante los últimos 50 años.

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