Por Diego Zúñiga Contreras, desde Colonia Enero 16, 2014

A la salida de la sala grande del centro cultural Allerweltsthaus de Colonia, una caja de cartón cobra tributo. La conversación de dos horas con el ex candidato presidencial Marcel Claude ha terminado, pero los desplazamientos por Europa y la necesidad de dormir en alguna parte continúan. En la misma presentación, a la que asistieron 35 personas, se habló del tema, para despejar las dudas surgidas en Chile sobre quién pagaba el viaje de un político que, pocas semanas antes, había pedido ayuda a sus seguidores para costear los gastos de su campaña.

Partamos por el comienzo. Marcel Claude llega con 34 minutos de retraso al compromiso. Dicen que el camarógrafo que lo traslada se extravió en las intrincadas calles de la ciudad. Igual, algunos seguidores lo esperan en la calle, pese al frío. El político, que arribó ese mismo 9 de enero desde Viena, ingresa al gran salón. Allí están dispuestas las sillas, un moderador, una cámara de video que graba todo y chilenos que, cada tanto, repiten que si Claude hubiera ganado en noviembre de 2013 habrían vuelto al país.

El candidato del 2,8% finalmente comienza a hablar. Bromea, dice estar alejado del Partido Humanista y asegura que algunos movimientos se retiraron de Todos a La Moneda, pero que era mejor así, porque no aportaban nada. Dice que la periodista Mónica Rincón es “bien odiosa” y lamenta que nunca la prensa lo valorara como un hombre con propuestas políticas, sino que siempre se centrara en “temas menores”, como se refiere a las polémicas judiciales que rodearon su candidatura. “Chile funciona con prácticas muy miserables”, sentencia.

En medio de la conversación, que incluye preguntas del público sobre animalismo, posible inscripción de un partido instrumental y apoyo a las causas indígenas, Claude insinúa lo que luego diría más claramente: que le parece sospechoso que su cierre de campaña reuniera a 50.000 personas, mientras que ningún otro candidato sumara “más de 5.000”. Los presentes asienten, sacan fotos, le agradecen por haber hecho que retornara una mística que creían perdida.

La tesis del fraude circula fuerte entre los seguidores más acérrimos de Claude. Lo comentan en internet. No entienden que el candidato apenas sumara 184 mil votos. Les suena raro. El mismo aspirante dijo en una entrevista que él no descartaba un fraude, aunque aclaró que no cree que éste le quitara la presidencia, sino que lo alejó de los diez puntos que él piensa que debió tener. Su explicación: a alguien le pareció “peligrosa” su candidatura. La idea fue ampliamente rechazada en Chile, incluso por ex miembros de su comando. Los adherentes chilenos en Europa, en cambio, tienden a apoyar la idea.

Marcel Claude, que también dijo que “Chile es un país corrupto”, estará hasta fines de enero en Europa. Visitará siete países y trece ciudades. La mayor parte del tiempo lo dedicará a Francia, pero también pasará por Suecia, Inglaterra, Suiza y Bélgica, además de Alemania y Austria. Desde Colonia viajó a Hamburgo en un auto compartido, luego se trasladó a Berlín -ahí organizaron una peña donde el ex candidato terminó cantando y recitando poemas- y en Estocolmo se presentó ante algunas decenas de personas y habló del futuro de Todos a La Moneda. Como fondo se utilizó una foto de Salvador Allende, con quien Claude dice haber cenado alguna vez en Punta Arenas.

Los traslados, alojamientos y comidas salen de los bolsillos de los chilenos residentes. Muchos de ellos, contrariamente a lo que dice el mito, no son millonarios, pero creen en lo que hacen y confían en que en 2017 la historia será distinta. Ellos dan por sentado que Claude irá nuevamente a la elección y él mismo lo deja entrever, aunque pone suspenso al matizar que “siempre tengo dudas”. Al final, la cajita de Colonia reúne un total de 78,5 euros. Buena parte de ese dinero se va en el arriendo del local (20 euros), en el pago del traslado de Claude a Hamburgo y en bebidas para una cena a la que el economista fue invitado por una familia chilena.

Sobraron cuatro euros.

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