Por Alexis Rebolledo, sociólogo Octubre 23, 2013

Hay muchos factores que confieren riesgo para el desarrollo saludable de los niños y que tienen consecuencias en la adultez, por ejemplo la pobreza, alimentación deficitaria, el abuso de sustancias por parte de los padres, violencia doméstica, etcétera. La orientación sexual de los padres no está entre ellos.

Un artículo publicado en la revista especializada Pediatrics, con datos de un estudio longitudinal nacional de familias lesbianas que comenzó en 1986 (US National Longitudinal Lesbian Family Study), examina a 154 madres lesbianas que quedaron embarazadas por inseminación artificial. El resultado del seguimiento a los 78 hijos adolescentes a los 17 años (39 niñas y 39 niños), comparándolos con muestras nacionales de normalización, indicaron que éstos tenían altos niveles de desempeño social, escolar - académico y menos comportamiento agresivo en comparación con sus homólogos de la misma edad de familias heterosexuales. No se encontraron  diferencias entre los hijos que fueron concebidos por donantes conocidos o anónimos o entre hijos cuyos padres siguen juntos y aquellos cuyas madres se habían separado. El estudio concluye señalando que los adolescentes criados en familias con madres lesbianas desde su nacimiento demostraron un  ajuste psicológico saludable.

En el caso de las familias creadas por parejas homosexuales, la situación no es diferente. Por ejemplo, un estudio publicado en Applied Developmental Science (Vol. 14, Nº3) evaluó el desarrollo y crianza de niños en familias lesbianas, homosexuales y parejas heterosexuales que habían adoptado un niño. Los resultados en las familias lesbianas y padres gays fueron similares en una variedad de características de crianza a sus contrapartes heterosexuales. Los niños de todos los tipos de familia estaban funcionando de manera similar y sin problemas de conducta.

Durante la última década, unos 11 países han reconocido el matrimonio igualitario y, por tanto, permiten que se casen dos personas del mismo sexo: Argentina, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Islandia, Países Bajos, Noruega, Portugal, España, Sudáfrica y Suecia. No ha habido evidencia de que los niños de estos países hayan tenido dificultades como resultado de estos cambios sociales.

Sobre la base de una revisión exhaustiva de la literatura sobre el desarrollo y la adaptación de los niños cuyos padres son del mismo sexo, la Academia Americana de Pediatría (Pediatrics 2013; 131:4) llega a la conclusión de que la seguridad de la crianza y el cuidado permanente de los niños, que viene dado con el matrimonio civil de sus padres, no tiene relación con el género o la orientación sexual de éstos. Señalan que el matrimonio igualitario puede ayudar a reducir el estigma social que enfrentan los padres gays/ lesbianas y sus hijos, mejorando así la estabilidad social, aceptación y apoyo. Los niños que son criados por padres casados se benefician de la situación social y legal que el matrimonio civil les otorga a sus padres.

Cuando el matrimonio de los padres no es una opción viable, los niños no deben ser privados de la oportunidad de cuidado de la crianza temporal o adopción por parte de estas parejas, con independencia de su orientación sexual. La política pública y apoyo de la comunidad son vitales para el éxito de la crianza de los niños en estas circunstancias.

Más allá de los conflictos basados en las creencias políticas y religiosas de los individuos, es importante reconocer que las leyes que restringen a los adultos competentes del mismo sexo terminan afectando a los niños.

Las evidencias científicas vigentes y actuales no observan deterioro ni menoscabo alguno para los niños que crecen con padres del mismo sexo. Por el contrario, los problemas derivan de estigmatizaciones ajenas a la constitución de estas familias. Las disparidades jurídicas, económicas, psicológicas, sociales y de salud a las que se ven enfrentadas las parejas del mismo sexo ya no pueden justificarse científicamente.

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