Por Eugenio Guzmán, UDD Octubre 23, 2013

Si queremos saber qué significa ser de izquierda o derecha preguntamos por las creencias y valores de quienes se definen como tales. Pero, ¿por qué adherimos a ellas? El psicólogo social estadounidense Jonathan Haidt ha estado trabajando en este tema desde hace casi 20 años, y en su libro The Righteous Mind plantea que la moralidad y la política derivan del funcionamiento de múltiples sistemas mentales innatos, módulos que se activarían para resolver determinados problemas surgidos en determinados contextos.

¿Cómo puede la moral ser innata? Para entender esto, primero, hay que rechazar la idea de que los seres humanos nacemos con una mente en blanco (Steven Pinker). Por el contrario, nuestra mente viene preprogramada evolutivamente. Los problemas recurrentes y las oportunidades que han enfrentado diversas especies durante miles de años han producido adaptaciones cognitivas para responder con eficacia. Se trata de mecanismos que operan en conjunto para resolver problemas adaptativos. El asco y el miedo, por ejemplo, se combinan para evitar determinados productos dañinos para la salud. Ellos se conectan ante la detección de patrones importantes para la supervivencia en un nicho ecológico donde se encuentran, y envían una señal que, eventualmente, cambia el comportamiento. Como lo ha señalado Gary Marcus, el cerebro podría ser comparado con un libro, cuyo primer borrador está escrito por los genes. Ningún capítulo está completo al nacer, y ninguno está en blanco.

Haidt usa la analogía del gusto para aproximarse al problema de la moral y la política. Nuestra lengua tiene receptores del gusto (dulce, agrio, salado, amargo y umami). Las culturas varían en sus cocinas y responden a estos receptores universales de gusto. De forma similar, en nuestras mentes radican receptores “morales” innatos y universales, que permiten que muchas culturas construyan sus “cocinas morales”. Esos receptores son: protección-daño, equidad-trampa, lealtad-traición, autoridad-subversión y santidad-degradación.

A la luz de estos gustos podemos entender las mentalidades de izquierda o derecha. Basándose en estudios interculturales de preferencias, Haidt sostiene que los módulos “protección” y “equidad” son altamente valorados en todo el espectro político  pero, en  promedio, más entre los sectores de izquierda. “Lealtad”, “autoridad” y “santidad”, por el contrario, muestran un aumento claro a medida que nos movemos hacia el lado conservador.

En resumen, las diversas morales que se encuentran de izquierda a derecha tienden a descansar con más fuerza en alguno de estos fundamentos. El tema de fondo es cómo entender a los otros. Dado que los seres humanos, como otros mamíferos, tendemos a agruparnos, ese es un problema central.

(Si desea tomar un test para ver sus gustos morales, puede hacerlo en www.yourmorals.org)

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