Por Paulo Ramírez Octubre 17, 2013

En abril del próximo año tendrá lugar en Santiago lo que puede ser considerado desde ya como el evento literario del 2014: una conversación entre el sudafricano J. M. Coetzee y el estadounidense Paul Auster. El encuentro es uno de los momentos estelares de un programa de extensión universitaria de recursos modestos pero de ambiciones infinitas que ha traído hasta estas tierras a parte importante del panteón de la literatura occidental contemporánea, con nombres como Richard Ford, Jonathan Franzen, Orhan Pamuk, Ricardo Piglia, Michel Houllebecq, Julian Barnes, Rodolfo Enrique Fogwill, Javier Marías, Ian McEwan, Mario Vargas Llosa y Tobias Wolff, entre varios otros.

Todos ellos han sido parte del ciclo “La Ciudad y las Palabras” del programa de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica, y su improbable visita a Chile es el resultado de un trabajo paciente y reservado fundamentalmente de dos personas: Fernando Pérez, director del programa, y Loreto Villarroel, coordinadora del ciclo.

La idea nació de la convicción de que la ciudad “no se resuelve en la academia”, como dice Pérez, y, por lo mismo “no se puede pensar de manera convencional”. Para evitar lo obvio, decidieron, nada mejor que los novelistas. Y apuntaron alto. Los primeros fueron Piglia y Houllebecq, el año 2007. Nunca más bajó el nivel (el 2011 vinieron tres premios Nobel), y esperan mantenerlo con nombres como el húngaro Peter Esterhazy y el francés Jean Echenoz.

Los fondos salen de auspiciadores privados. Nada de proyectos Fondecyt, entre otras cosas porque no permiten viajes en clase ejecutiva… Se les paga un honorario de mercado, se los trata con cariño y no se los atosiga con actividades adicionales. Sólo se les pide una conferencia, en el formato que escojan, y que haga referencia a la ciudad o al paisaje y su relación con la literatura. Varios han aprovechado el largo viaje que significa llegar a Santiago: Barnes fue al sur a conocer las araucarias; Franzen a Juan Fernández a depositar allí parte de las cenizas de su amigo David Foster Wallace; Wolff se reunió con la familia curicana de su nuera…

Dice Fernando Pérez que a estas alturas los escritores ya saben de qué se trata todo esto y que se han pasado el dato unos a otros. “Algunos de ellos son nuestros mejores embajadores, y nos ayudan con los contactos”, asegura. Claro que hay que tener paciencia: “Esto no se puede fijar de manera estática, dependemos de agendas que ya están muy cargadas”.

A las charlas llegan siempre varios cientos de entusiastas. A veces hay preguntas al final e, incluso, firma de libros. Otras veces no: a nadie se le obliga a hacer lo que no quiere. Hasta el momento todos se han ido felices, y varios quieren volver.

El encuentro que tendrán Auster y Coetzee (Premio Nobel 2003, que viene por tercera vez a Chile) tiene como excusa el libro Aquí y Ahora: Cartas 2008-2010, un diálogo epistolar de dos escritores radicalmente distintos pero unidos por una amistad que los hace sentirse casi hermanos y que incluye a sus respectivas parejas, Siri Hustvedt (escritora al igual que Auster y quien también dictará una conferencia en la UC) y Dorothy Driver (profesora universitaria de literatura sudafricana). En esas cartas especulan sobre la propia amistad, hablan de libros, de escritores, de amores y hasta de fútbol. ¿Qué se dirán frente a frente? Difícil de predecir. Tal vez algo que Coetzee (John, como le dicen sus ya amigos chilenos) define como la verdadera conversación: esa que tiene lugar “cuando discurre alguna clase de corriente entre los interlocutores”. Habrá que verlos sacar chispas.

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