Por Jorge Marshall Octubre 18, 2012

Existe abundante evidencia, en todo el mundo, de que la inclusión financiera de calidad permite reducir los niveles de pobreza, genera empleo, empodera a los individuos, dándoles mayores niveles de satisfacción y realización personal, así como mayor autonomía. Es también una herramienta que protege a los grupos más vulnerables de los efectos adversos del ciclo económico. Estos procesos de bancarización tienen un efecto multiplicador en las oportunidades de los grupos de ingresos medio y bajo. Es parte de lo que se analizó en el taller “Desarrollo de servicios financieros móviles en Chile”,  en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello. 

En este proceso, el desarrollo de facilidades de pago a través de los teléfonos móviles presenta una gran oportunidad para mejorar el acceso y la calidad de los servicios financieros, especialmente para quienes ya disponen de telefonía móvil, pero que permanecen fuera de los servicios formales o tienen una baja intensidad en su uso.

La telefonía celular ofrece, además, un nuevo canal de acceso a los servicios financieros para los clientes actuales. La eliminación de barreras de uso permite que se puedan operar las cuentas de todas las entidades a través de servicios móviles de la compañía que el titular decida.

Esto tiene dos implicancias: la primera es que debería existir un registro único de los dispositivos conectados a las mencionadas cuentas y un mecanismo de seguridad asociado; la segunda es clasificar adecuadamente el funcionamiento de las redes no bancarias. Para lo anterior, la regulación y normativa implícita en la expansión de esta política pública es imprescindible.

Chile tiene un elevado nivel de bancarización cuando se compara con otros países de desarrollo equivalente. Sin embargo, el uso y los servicios son mejorables. El mejor camino para ello es el mencionado uso de medios móviles.

Se ha planteado la intención del Estado de canalizar sus pagos a través de las cuentas bancarias y transferencias electrónicas para disminuir el costo que tiene el sistema utilizado hoy. Este objetivo debe ser complementado con una estrategia más general de bancarización, lo cual requiere de un enfoque como el que planteamos.

Finalmente, es necesario armonizar la regulación del ámbito de las telecomunicaciones con la regulación financiera, a través de la coordinación o la eventual ampliación de las regulaciones hacia aquellos servicios que puedan ofrecer las empresas de telecomunicaciones.

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