Por Alejandro Alaluf Septiembre 13, 2012

 

El miércoles 12 de septiembre, los ojos de EE.UU. y el mundo estaban centrados en la ciudad de San Francisco. No sólo porque Christopher Stevens, el embajador norteamericano que murió asesinado en Libia tras el atentado al consulado en ese país, era oriundo de la Bay Area de San Francisco, sino porque, además, el mundo estaba pendiente acaso del evento tecnológico más relevante del año: la presentación -ni siquiera lanzamiento- del esperadísimo iPhone 5.

Mientras amanecía en la costa oeste, decenas de cámaras de televisión, medios periodísticos y muchos, demasiados curiosos se apostaron en la entrada del Yerba Buena Center for the Arts para conocer los detalles del nuevo celular de Apple. Ningún medio latinoamericano estuvo acreditado, pero estar ahí, afuera, fue revelador: pocas veces un evento tecnológico causaba tanta expectación. Al frente, en el Moscone Center, se estaba llevando a cabo el Intel Developer Forum 2012. Pero no fue rival: a las 10 de la mañana en punto todos se conectaron a diferentes sitios de LiveloBlogging para seguir minuto a minuto las novedades que Tim Cook, CEO de Apple, presentó.

El iPhone 5 marca un punto de inflexión en el producto estrella de Apple. Como nunca, esta nueva versión de uno de los dispositivos electrónicos más revolucionarios de las últimas décadas es un cambio drástico en tamaño y prestaciones, como nunca antes se había visto. Y en ese sentido, Cook no escatimó palabras para insistir que éste es por lejos el producto más perfecto que han fabricado. Pero más allá del discurso vendedor y de las novedades del iPhone 5, es interesante constatar la actitud de la compañía en la cada vez más peleada arena de la telefonía celular.

Porque además de las novedades del iPhone -pantalla de 4”, diseño ultraliviano, soporte para redes 4G y LTE y mapas en 3D, además de todas las novedades del nuevo sistema operativo iOS 6-, queda claro que Apple se ha posicionado como la empresa más importante y valiosa del mundo con una postura muy particular: la arrogancia.

Desconociendo los avances que otros fabricantes y otros sistemas operativos han implementado en el último tiempo, Tim Cook y sus muchachos saben hacer muy bien el trabajo no sólo de vender sus productos, sino que hacerlos parecer necesarios, imprescindibles. Eso fue lo que se vio hoy: una lección de marketing arrogante de la cual Steve Jobs estaría orgulloso. También hubo “palos”  casi directos, especialmente hacia su actual mayor enemigo: Samsung. Al momento de destacar las bondades de la nueva pantalla de 4”, Phil Schiller, VP mundial de Marketing de Apple, dijo: “La hicimos de este tamaño, ¿por qué? Por las manos. Debería encajar en ellas”. La ironía hacia las pantallas de gran tamaño de Samsung era menos que sutil.

Ahora, tampoco hay que volverse locos. Con la cabeza más fría, hay que ser justos: el iPhone 5 sin duda que será un gran dispositivo móvil, pero está lejos de ser perfecto. De hecho, podríamos decir que lo que mejor hace es optimizar muchos de los ingredientes ya existentes en la telefonía celular moderna. Pero aún le falta para ser un aparato perfecto. Por ejemplo, no cuenta con sistema NFC (near field communication) que es el actual estándar de comunicación inalámbrico entre aparatos. Tampoco incluye un cable mini HDMI, fundamental para llevar sin contratiempos la acción del celular al televisor. Y tampoco incluirá de manera nativa un cargador inalámbrico, como sí lo hará la nueva familia de celulares Lumia de Nokia, los primeros con Windows 8. Seguramente, para la gran mayoría esos serán apenas detalles.

Lo que sí quedó claro, por el revuelo en línea que ocurrió durante y después de la presentación, es que el iPhone 5, que estaría disponible en los mercados más importantes de Apple a partir del 21 de septiembre (y en Chile, al parecer, a finales de noviembre), es que el aparato no sólo causó sensación;  además, sería una apuesta segura decir que será el smartphone más popular del próximo año. Así, la corona de Samsung, conseguida de la mano de su popular Galaxy S III, tendría que ser devuelta. Y de paso, tendrá que bancarse una nueva humillación por parte de la manzana de Jobs.

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