Por Abril 7, 2011

El New York Times declaró a Santiago el destino más cool del mundo en diciembre y se deshizo en alabanzas después de Lollapalooza, un recital donde la profecía de Benetton se cumplía al cien por ciento: todas las nacionalidades juntas disfrutando de lo más nutrido de las bandas actuales por primera vez fuera de Estados Unidos. Perry Farrell les dijo a todos los medios del mundo que el Parque O'Higgins es un lugar perfecto para eventos. El público fue alabado por todos. Incluso lo dejaron impecable con movimientos como Cultura Verde. La estrella, como escribió el influyente crítico musical mexicano Fernando Franco, no fueron las bandas, sino Chile. Un impecable Chile.

Seamos temerarios y concedámosle un cierto grado de influencia y cordura al diario neoyorquino: algo está pasando acá, pero como tendemos a ser conservadores no vamos a la velocidad de los tiempos ni vemos lo que de afuera ven. Ya son veinte años de gente trabajando para hacer de esta capital un lugar más vivible. Y lo están logrando.

Los deportistas han hecho lo suyo: contamos con extensas ciclovías y recién se corrió una maratón de 42 kilómetros con miles de participantes. Las nuevas generaciones no piden que tengamos un Central Park porque se dieron cuenta de que tenemos un parque seis veces más grande que ese: el Metropolitano. Y vaya que lo ocupan. A los extranjeros les vuela la cabeza. Y no se ven bares vacíos de lunes a domingo.
Dato no menor: "gracias" al terremoto y a los mineros -y activado en gran medida por las redes sociales- es bien difícil que haya alguien en el Primer Mundo y más allá que no sepa que existe este lugar al fin del mundo con nombre y forma de ají. Se acabó "el Chile de Pinochet" o "el Chile de Bam Bam". Empezó el del vino, los espectáculos y los ciudadanos activos.

Chile está hot. Santiago está cool.

Otra: la escena musical chilena es alabada en toda la región y traspasa fronteras. El cine nacional gana premios y ya nos parece que no es tan importante el Goya de Matías Bize. Y tenemos un Santiago a Mil. Y el GAM, un centro con moral de Primer Mundo.

 Usted dirá "pero está la escoba en La Legua, Santiago no es sólo Providencia, de qué me está hablando". Pero Río de Janeiro no son sólo las favelas y Nueva York no era solamente el Bronx a comienzos de los ochenta ni París barrios de inmigrantes furiosos. Las grandes capitales del mundo saben vivir con sus propias contradicciones y, por cierto, publicitan lo mejor de sí mismas.

La ciudad es un estado mental.  Los más jóvenes la están conociendo así, sin prejuicios. Los más viejos recordamos una ciudad gris y fome, como Berlín Oriental. ¿No podemos aspirar a ser Berlín a secas?
Hay que salir a la calle. Puede ser que efectivamente éste sea el mejor momento de nuestra ciudad. Elija si quiere seguir viviendo en la de los tacos y la contaminación o en la de los cafés por doquier y espectáculos de primer nivel. Creo que este 2011 no hay donde perderse. Hora del cambio de switch. Y sumarse a la fiesta.

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