Por Equipo Que pasa Enero 13, 2017

Lejos de ser fluida y reciente, la relación entre Jacqueline Van Rysselberghe y Sebastián Piñera ha sido zigzagueante. Corría el 2005 y Piñera —luego de desplazar a Joaquín Lavín— había logrado pasar a la segunda vuelta contra Michelle Bachelet. Su movida había dejado sangre en el camino y una de las heridas era Van Rysselberhghe, quien no tenía la mejor opinión del presidenciable, debido a sus roces con dirigentes de la UDI.
Tras la elección, la entonces alcaldesa de Concepción recibió un llamado de Cristina Bitar —ex generalísima de Lavín— para que recibiera a Piñera en esa ciudad, como uno de sus primeros actos de campaña. Ella se negó y sólo terminó cediendo cuando Lavín la llamó para pedírselo. Quienes trabajan hoy con ella recuerdan que esa vez, Piñera, la edil y Lavín se reunieron en un local de Concepción, y que ella comentó que le echaría mucha azúcar a su café para “pasar el trago”.
Para la campaña de 2009, el vínculo seguía siendo distante, pero la inercia cambió. Piñera acudió de nuevo a la Coca y le pidió que el cierre de campaña para la segunda vuelta fuera en Concepción. La alcaldesa —que había sido reelecta— logró llevar 10 mil asistentes.
Un mes y medio más tarde, tras el terremoto del 27/F, Van Rysselberghe aceptó ser intendenta del gobierno de Piñera, pero puso una condición: tener línea directa con él. Este aceptó. Ahí, se dice, fue cuando forjaron una relación cercana que se mantuvo durante todo el mandato. De hecho, fue Piñera uno de sus más defensores cuando estalló el escándalo de los planes de empleo que terminó con su renuncia al cargo en abril de 2011.
Este 2017, JVR y Piñera volverán a sentarse a la mesa, esta vez como presidenta de la UDI ella, y como probable candidato presidencial de Chile Vamos. él.

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