Alejado de la agitada rutina de SQM, Julio Ponce Lerou pasa la mitad de su tiempo en Santiago, y el resto en su campo, cerca de Curacaví, donde tiene una inmensa plantación de palmeras, a la que le dedica bastante tiempo. Ya no sale temprano a sus oficinas en elbarrio El Golf; ahora llega a eso de las 8.30 al Club de Polo, a una cuadra del edificio donde vive, a sus clases de equitación, donde pasa toda la mañana. Asiste a varios concursos de salto, y su vida social es escasa: ve bastante Netflix y, si sale, es para trasladarse a Viña a ver a su mamá que tiene 98 años. Dicen que ya no ve a ningún empresario y ha insistido en su círculo más cercano que sobre la venta de SQM no tiene ninguna influencia, algo que en el mercado descartan de plano.
La solitaria rutina de Ponce
Alejado de la rutina de SQM, el empresario mantiene un perfil bajo dedicado a sus pasatiempos.