Desde que estalló el caso Dávalos, el cargo de primera dama ha estado en el foco de los cuestionamientos. Incluso esta semana -el mismo día que Paula Forttes asumió como nueva directora sociocultural-, el presidente del PS, Osvaldo Andrade, planteó que el puesto debería ser eliminado y que, tal como en otros países, los esposos y esposas de presidentes sólo deberían cumplir labores protocolares ocasionalmente.

Pero la idea no es nueva. Según fuentes del equipo de la ex primera dama Cecilia Morel, durante su gestión ella estudió la posibilidad de rediseñar y acotar las funciones del cargo y las alternativas  para desprenderse de algunas de las siete fundaciones que  tenía bajo su mando -con un presupuesto fiscal de $150 mil millones al año- redistribuyéndolas en los distintos ministerios del gobierno.  Finalmente, la idea no prosperó. Sin embargo, el 9 de marzo de 2014, dos días antes de dejar el cargo, Cecilia Morel declaró: “Es importante que reflexionemos si acaso requieren todas estas fundaciones depender de la Presidencia, ver cuáles sí y cuáles no, o si ninguna.  Lo relevante es que esa discusión se haga también en el próximo gobierno”.