Por quepasa_admin Enero 29, 2015

Desde que en septiembre del año pasado se conoció públicamente la severa crisis económica que afectaba a la empresa de uno de los máximos ídolos de la historia deportiva reciente de Chile, uno de los principales focos de atención y de críticas se centró en el hombre que desde el principio tomó las riendas de la administración de la Ciudad Deportiva Iván Zamorano: Wilson Flores, cuñado del ex goleador del Real Madrid. El ingeniero en ejecución en informática, casado con Erika Zamorano, vio cómo su gestión era sometida al escrutinio del equipo que Bam Bam llevó a trabajar el año pasado para “ordenar la casa”, en una gestión que partió con la repactación de las deudas que se mantienen con los bancos Santander, Bci e Itaú y que continuó con la búsqueda de  socios que permitan reflotar Ciudad Deportiva con miras a rentabilizar la empresa, que goza de la concesión de 12 hectáreas en el Parque Alberto Hurtado hasta el año 2026.

Cercanos al ex futbolista comentan que la búsqueda de socio aún continúa y que cuentan con propuestas que a Zamorano y su equipo les parecen interesantes. Mientras tanto, la reestructuración de la empresa dio un paso importante esta semana, cuando se acordó la salida total de  Flores, quien se desempeñaba como director ejecutivo. Además, hace unos meses asumió como gerente general el ingeniero civil industrial Miguel Fernández, quien inicialmente había sido incorporado como asesor financiero de Zamorano.

En terreno, en tanto, la Ciudad Deportiva comienza a dar muestras de recuperación. A las cinco canchas de paddle inauguradas hace dos meses, se suma el inicio de la construcción de dos nuevas canchas de fútbol de pasto natural, proceso que debería prolongarse por tres meses.

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