21 meses han transcurrido desde la exhumación de los restos de Pablo Neruda -en abril de 2013- para practicarle exámenes forenses y aún no hay fecha clara de cuándo podrán ser regresados a su casa de Isla Negra. La demora ha comenzado a preocupar a la Fundación Neruda, ya que en el caso de los restos de Salvador Allende los peritajes sólo se tardaron cuatro meses. “Es el colmo, todo tiene su límite. Desde 1973 sus restos han estado en La Chascona, en el mausoleo de los Dittborn, en un nicho de Matilde, en Isla Negra, y ahora llevan dos años quién sabe dónde”, dice Fernando Sáez, director ejecutivo de la fundación. Las osamentas se encuentran en el Servicio Médico Legal y han sido periciadas en España y Estados Unidos, luego que el juez Mario Carroza decidiera investigar un testimonio sobre un presunto envenenamiento. La querella presentada por el PC mantiene dividida a la familia del Premio Nobel: sus sobrinos Rodolfo y Bernardo Reyes.