Por quepasa_admin Julio 3, 2014

Hace alrededor de un mes los informes semanales de la empresa Feedback (basados en encuestas de 200 casos) comenzaron a encender las alarmas en el comité político: la ciudadanía no entendía los aspectos centrales de las reformas tributaria y educacional, y comenzaba a crecer progresivamente el rechazo a ambos proyectos emblemáticos de Michelle Bachelet. Lo mismo sucedía con los ministros Alberto Arenas y Nicolás Eyzaguirre. No así con la popularidad de la presidenta que se mantenía intacta e incluso subía tras su viaje a Brasil a apoyar a la selección chilena de fútbol.

El jefe de gabinete, Rodrigo Peñailillo, expuso esta situación a Bachelet, apoyado por su par de la Presidencia, Ximena Rincón, quien alertó sobre un sentimiento de malestar en sectores de su partido, especialmente contra la forma en que se estaba impulsando la reforma educacional, poniendo como punta de lanza el fin de los colegios particulares subvencionados. Rincón también alertó sobre el malestar de la Iglesia y de parlamentarios de todos los sectores que se quejaban de la ausencia de un trabajo prelegislativo de las propuestas del gobierno.

Las protestas de apoderados en las calles apoyados por sectores de clase media y partidos de oposición, encendieron las alarmas y apuraron los cambios.

En los últimos comités políticos, se fueron adoptando una serie de medidas bajo un paragua comunicacional denominado en La Moneda como “segundo tiempo”. Estas son: intervenir políticamente en el Ministerio de Educación, blindar la desgastada figura de Eyzaguirre y otorgarle mayor protagonismo a la DC. En ello se enmarca la llegada de Andrés Palma como subsecretario en las sombras. Se acordó, además, impulsar una estrategia más dialogante, de más apertura y menos rupturista, especialmente en el tema de la reforma tributaria. Si bien se descartó un cambio de gabinete, en las próximas semanas se reforzarán equipos en varios ministerios donde existen profesionales mal evaluados, entre ellos, varias subsecretarías. “No podemos perder la calle”, advierte un parlamentario oficialista.

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