Por quepasa_admin Febrero 21, 2013

Es una recomendación de la Unesco (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) la que impide a los museos modernos del mundo exhibir en sus colecciones cadáveres o restos humanos. La normativa es aplicada al pie de la letra en Chile por el  Museo Nacional de Historia Natural, y por eso no tiene a la vista del público su pieza más celebre: la momia de El Plomo, el niño incaico de 500 años de antigüedad, hallado en la cordillera en 1954. La momia se encuentra en una cámara aclimatada en el tercer piso sólo a disposición de los investigadores. Lo mismo ocurrió con la cabeza de la elefanta Fresia que fue entregada al Zoológico Metropolitano, ya que la misma Unesco recomienda no mostrar cabezas de animales como trofeos. Un caso distinto es el del esqueleto de la ballena que se encuentra en el hall central. Los huesos, que datan de 1889, fueron retirados para su mantención, aunque aún se puede ver hasta abril, en un salón especial, cómo son restaurados.

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