Por quepasa_admin Enero 23, 2010

El domingo 17, a las 20.00 hrs., Eduardo Frei debía hacer su entrada al comando de Sebastián Piñera, ubicado en el Hotel Crowne Plaza. Así había sido pactado media hora antes por Gutenberg Martínez y los asesores de quien a esa hora lideraba indeclinablemente los comicios. Mientras las cámaras y flashes aguardaban en el salón destinado a los canales, en el hotel hubo momentos de tensión. La caravana que traía a Frei junto a su mujer e hijas no llegaba. Tanto fue el nerviosismo, que tras 40 minutos de espera, cercanos a Piñera pensaron que la reunión no se realizaría. Sin embargo, a las 20.40, el clan Frei-Larraechea arribó al lugar. De inmediato, subieron al piso 22. Ahí fueron recibidos por el mismo Piñera, su mujer, hijos y nietos.

Durante la reunión, que duró cerca de 15 minutos y que comenzó con cierta tensión, ambas familias conversaron lejos de la prensa, lo que finalmente relajó el ambiente. El clima se hizo más distendido aún, cuando Esperanza, nieta del presidente electo, tuvo un diálogo muy fluido con el contrincante de su abuelo. La niña de dos años le preguntó a Frei cómo había llegado al lugar y si en el camino usó el cinturón de seguridad.

La menor de las hermanas Piñera, Cecilia, optó por inquirir sobre temas de seguridad presidencial: inquieta por los cambios que la elección de su padre conllevará en su rutina, la pediatra pidió consejos a las hijas del senador sobre cómo adaptarse a convivir con escoltas. Es tanto lo que la preocupa el tema, que ha sido la más atenta en las reuniones que su padre ha tenido durante la semana con el coronel Bruno Villalobos, jefe de la seguridad presidencial. Luego de bajar por los ascensores de servicio -para evitar a la prensa- los Frei y los Piñera aparecieron en el salón en el que esperaban las cámaras. Luego de las fotos y discurso de rigor, ambas familias salieron raudas por la cocina del  segundo piso.

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