Por Enrique Mujica, Director Diciembre 12, 2009

El lunes pasado, el juez Alejandro Madrid dictaminó que a Eduardo Frei Montalva lo asesinaron. Ésa es la presunción fundada del ministro en visita, después de siete años de investigación. El hecho remeció al mundo político.  ¿Qué queda dando vueltas de un proceso que, pese a su extensión, pareciera que recién comienza?

-Si Madrid está en lo correcto, presenciamos la punta de un iceberg que remecerá al país. No hay muertos vip, por cierto. Pero la arquitectura de un asesinato como el de Frei Montalva revelaría más de lo que hasta ahora hemos sabido (o querido saber).

-De Atocha hablaron algunos dirigentes de la oposición el lunes pasado. Hacían referencia al atentado en Madrid, el 11 de marzo del 2004. Fue justo tres días antes de la elección presidencial española y, según muchos, cambió la votación. Nadie puede afirmar hoy con certeza cuánto y cómo este dictamen afectará la contienda electoral. Lo único que está claro es que el deseo de la familia Frei -es malsano pensar en un "uso político" del dictamen- escapa de sus manos.

-Algunos dirigentes oficialistas piden que la oposición haga un mea culpa por el silencio guardado. Suena algo improcedente, teniendo en cuenta que gran parte de la familia del ex mandatario reconoce que tardíamente suscribió la tesis del homicidio, salvo Carmen Frei. Si se deslizan suspicacias sobre políticos de la Alianza que por esos años participaban activamente en el gobierno militar, los comentarios al pasar valen cero: cualquier sospecha de ese tipo amerita una denuncia ante los tribunales, seria y fundada.

-Será muy iluminador el tiempo en que este tema estará en la agenda política. Madrid sostiene que envenenaron a un presidente. Por ello, los ecos no pueden durar un par de semanas y extinguirse en el fragor de la contienda electoral. La clase política está a prueba.

Relacionados