Por Enrique Mujica, Director Octubre 24, 2009

Margot Honecker, una de las mujeres más poderosas del imperio RDA, vive entre nosotros. En silencio. Va a la feria, compra en el supermercado, camina por las calles del sector oriente de la capital. Es historia esta mujer, la compañera eterna de Erich Honecker, el hombre que parió un régimen de hierro y paranoico -ver La Vida de los Otros-, el jefe de esa demencia institucionalizada que fue la Stasi.

Hace 20 años, había dos países -dos Alemanias- divididos por un incomprensible muro que hoy nos huele a prehistoria. Es debilucha la memoria. Bien laxa. Son apenas 20 años y esas escenas de seres congelados a un lado que no podían pasar al otro -insólito- se nos vienen a la cabeza en un añejo blanco y negro. Pero fue hace nada. Apenas dos décadas. La caída del muro pasó recién.

La señora Honecker hoy es cualquier hija de vecina en una calle perdida al final del mapa global. Claudia Farfán, la periodista que escribe el tema, conversó con ella, superando el laconismo y el sigilo de una mujer que conoce los riesgos de la exposición.

Farfán le pregunta si después de todo este tiempo sigue creyendo en el sistema que imperó en la RDA.

Lea la respuesta.

Y saque conclusiones.

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