Por Enrique Mujica, Director Agosto 15, 2009

Las palabras meritocracia y establishment tienen un mismo origen: Inglaterra. Las dos surgen en la década del 50. Ambas se oponen, siguiendo distintos caminos, al concepto de la elite cerrada y pétrea. La meritocracia la ataca de frente para desembarcarla; el establishment la seduce para invadirla. 

A partir del nuevo siglo, esta tríada -elite, establishment y meritocracia- se constituyó en un tema de debate político en el país. Desde el mercado y el Estado, el tema de la renovación ha estado en la agenda. Pocos quieren parecer conservadores. La "cancha pareja para todos y que gane el más mejor" fue el leitmotiv del libro  de Patricio Navia y Eduardo Engel, un manifiesto que bien podría haber servido como plataforma de campaña tanto para derechas como para izquierdas. 

Por ello, quisimos hacer un ejercicio: revisamos el árbol genealógico de los candidatos presidenciales que hoy ocupan los tres primeros lugares en las encuestas. Frei, Piñera y Enríquez-Ominami están entrelazados. Forman parte de una casta que ha influido en Chile desde hace siglos. El tronco es cultural y político. No en vano hay historia DC que corre por sus venas.

Más que arribar a conclusiones a partir de los parentescos de los tres candidatos, el reportaje de portada de esta edición pretende hacer reflexionar sobre un viejo postulado que Jocelyn-Holt expone en su columna: en Chile todos son parientes. Pero, ¿en Chile todos son parientes?

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