Por PULSO 28/11/2017 Noviembre 28, 2017

Estuvo en Chile para las elecciones presidenciales. Votó, y al día siguiente ya estaba tomando un vuelo de regreso a California, lugar donde reside. Pero estar fuera del país no aleja a Sebastián Edwards de la contingencia chilena. Su diagnóstico sobre quién llegará a La Moneda en marzo es reservado, pero advirtió que “para los inversionistas, para quienes actúan de acuerdo a los espíritus animales no es indiferente qué tipo de gobierno está en La Moneda”. Sin embargo, desdramatiza el efecto que pudiera generar en la Bolsa de Comercio un eventual triunfo de Alejandro Guillier: “Habrá ajustes, pero no un colapso. Pálido, pero sereno el mercado seguirá su rumbo”. Sobre la sorpresa del Frente Amplio, el economista subrayó que “tendrá un rol muy importante. La pregunta es cómo ejercerá el poder con el que se ha encontrado de pronto”.

Para el próximo año, las proyecciones apuntan a un crecimiento entre 2,5% y 3,5%, ¿cuáles son sus perspectivas?

-Ese es un rango correcto. La pregunta no es tanto qué va a pasar el próximo año, sino cómo se dará la situación en el mediano plazo. Como dijo lord Keynes hace muchísimo tiempo, lo más importante para el crecimiento de mediano plazo son las expectativas, lo que él llamó “los espíritus animales”, lo que los inversionistas creen que sucederá en el futuro; las expectativas y las proyecciones.

¿Cuánto de este crecimiento estará condicionado a quien resulte electo Presidente?

-Para los inversionistas, para quienes actúan de acuerdo a “los espíritus animales” no es indiferente qué tipo de gobierno está en La Moneda. Un gobierno más amable con el sector privado, con las ideas del capitalismo moderno y competitivo, generará, obviamente, mayor inversión que un gobierno que tiene una actitud hostil frente al mercado. En ese sentido, y en la medida en que Alejandro Guillier vaya introduciendo en su programa aspectos que hasta ahora habían estado ausentes, y que provienen del ideario del Frente Amplio, se producirá un resentimiento en las expectativas. No hay que ser un genio para entender que esto es así. Los mismos técnicos de la Nueva Mayoría así lo entienden.
La primera vuelta dejó la sensación de que el escenario de segunda vuelta será estrecho, ¿comparte esa visión?

-En Chile hay una división de larga data entre aquellos que quieren más modernidad y un sector privado dinámico y ágil, y aquellos a quienes los invade una cierta nostalgia, y prefieren un estado protector, aunque sea ineficiente. Las elecciones mostraron que estas fuerzas continúan en una especie de empate virtual. Usando un término del turf, los resultados van a ser por media nariz.

Si bien Sebastián Piñera es el candidato del “mercado” no logra convencer a la ciudadanía, ¿por qué cree que se da esa situación?

-Creo que hay un problema de “verticalismo”. Sebastián Piñera viene de una tradición donde los políticos les hablaban a los ciudadanos desde arriba. Donde dictan cátedra, y tienen una actitud de profesores. La ciudadanía crecientemente exige – y esto es particularmente cierto entre la gente joven – una actitud más horizontal, más igualitaria, sincera y amigable. Al mismo tiempo, hay que reconocer que la campaña de Sebastián Piñera fue dominada por elementos relativamente conservadores, y no hubo mayor injerencia de personas con una mirada liberal progresista. Con la entrada de Evópoli a la campaña esto debiera cambiar para mejor.

¿Detrás de esta votación podría estar presente que la ciudadanía sí quiere las reformas impulsadas por Bachelet e incluso avanzar más rápido hacia ese estilo de desarrollo?

– Creo que hay un enorme error en la interpretación de lo que está sucediendo. Independientemente de lo que digan los líderes del Frente Amplio, el electorado no quiere menos capitalismo y más derechos. El electorado quiere vivir en una sociedad capitalista moderna, y además quiere mayores y mejores derechos sociales. Este es un electorado ambicioso y con grandes aspiraciones: lo quiere todo. El rol de los políticos es explicar que no es posible alcanzar “todo”. Explicar que para avanzar en ciertas áreas, hay que ceder en otras. Hay que establecer prioridades. El principal rasgo de los políticos populistas es no hacer esta aclaración, no explicar que “todo” es imposible de lograr.

¿Cuánto peso tendrá el Frente Amplio en el escenario político, económico considerando sus 20 diputados y 1 senador?

– El Frente Amplio tendrá un rol muy importante. La pregunta es cómo ejercerá el poder con el que se ha encontrado de pronto. Yo no me atrevo a hacer predicciones, pero espero que estén dispuestos a negociar cuestiones específicas, y dar su apoyo a ciertas iniciativas que beneficiarán al país como un todo, como sería el caso de ampliar la gratuidad para los establecimientos de formación técnico profesional de educación superior.

En caso de que logre el triunfo Alejandro Guillier, ¿qué efectos podría tener en las expectativas? La bolsa podría colapsar tal como lo dijo Juan Andrés Camus…

-Habrá ajustes, pero no habrá un colapso. Como dije hace unos días, pálido, pero sereno el mercado seguirá su rumbo.

¿Debería clarificar Guillier sus propuestas económicas?

– Ha estado en eso en los últimos días, pero desafortunadamente son aclaraciones que, en vez de ser amistosas con el sistema capitalista competitivo y con la modernidad, son más bien hostiles. En su temperamento, y su enfoque hay un dejo de nostalgia.

¿La exigencia de No+AFP estará en el centro de la negociación entre Guillier y el Frente Amplio?, ¿qué le parece?

– Este es un tema sobre el que ha habido mucha confusión. Es necesario distinguir entre el “sistema de pensiones” que deba tener Chile, y el tipo de instituciones que hacen que ese sistema sea operativo. En ese sentido, no me cabe duda que Chile debe tener un sistema con un importante componente de ahorro individual. Ahora, ese ahorro individual puede ser gestionado por distinto tipo de instituciones. Las AFP son una opción, pero podría haber otras que cumplan esa labor, como bancos, compañías de seguro y otras. Es muy importante que la discusión empiece a moverse por estos carriles, y que deje de lado los clichés y las consignas.

Antes de la primera vuelta usted dijo que el equipo económico de la senadora Goic era el más fuerte y el más sólido. ¿Qué opinión tiene de los equipos económicos en esta segunda vuelta?

– Con contadas excepciones – Osvaldo Rosales, por ejemplo – el equipo económico de Guillier es débil. Es difícil pensar que bajo ese liderazgo Chile entrará de lleno al siglo XXI. Naturalmente que se beneficiaría de la incorporación de técnicos democratacristianos. Pero eso, hasta ahora, no ha sucedido. Tampoco creo que suceda entre los “pesos pesados”. De hecho, Eduardo Aninat decidió renunciar a la democracia cristiana.

Independientemente de quién gane, ¿cuál es el mayor desafío que enfrentará Chile en los próximos 4 años?

-Uno de los mayores desafíos tiene que ver con la manera en que enfrentaremos la llegada de las máquinas inteligentes, los algoritmos robotizados, y los robots propiamente tal. En la mina Escondida se está haciendo un ajuste del 3% del personal debido a la modernización de las tecnologías, y la necesidad de bajar costos. La respuesta ha sido una paralización de faenas por parte del sindicato. Obviamente que los conflictos laborales no son la solución a la revolución tecnológica. El camino adecuado es, precisamente, el contrario. Lograr colaboración entre empresa y trabajadores, para que conjuntamente se adopten las nuevas tecnologías, y se pueda al mismo tiempo reentrenar a los operarios para que desempeñan otras labores, ya sea en la misma empresa o en otros lugares. Esto requiere cambiar completamente la reforma laboral del gobierno de Bachelet, una reforma extraordinariamente pasada de moda, que ni siquiera reconoció las nuevas tecnologías.

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