Por Pulso Julio 14, 2017

Era cosa de tiempo. Y varios organismos internacionales ya anunciaban que una rebaja en la clasificación de riesgos era algo inminente. Y así fue, tras meses de advertencias, la agencia clasificadora de riesgo Standard&Poor’s recortó la nota soberana de largo plazo en moneda extranjera de Chile en un escalafón desde “AA-“ a “A+” pero pasó a perspectiva estable. De este modo, el país dejó de pertenecer al grupo que componen -entre otros- China y Taiwán y pasó a ser compañero de calificación de Irlanda y Japón.

La razón final que esgrimió la calificadora para sustentar su acción fue una mayor vulnerabilidad del país ante eventuales shocks externos. ¿Cómo se llegó a esta situación? El prolongado período de bajo crecimiento y una fuerte presión política para impulsar el gasto en programas sociales, ha dañado los ingresos del fisco contribuyendo a incrementar la deuda pública, y  ha erosionado el perfil macroeconómico del país, señala de entrada Standard&Poor’s. Si bien en términos absolutos el porcentaje de deuda en relación al PIB es baja,  durante los últimos años, su incremento ha sido acelerado. En 2013, la deuda alcanzaba el 12,7% del PIB; en 2014 subió a 14,9%, en 2015 escaló rápidamente a 17,4%, mientras que ahora, al cierre del primer trimestre llegó a 21,5% del PIB  y se prevé que para el cierre de este año podría superar el 22%. Cálculos privados apuntan a que puede llegar a 25%.

Asimismo, se menciona que la combinación de los aún bajos precios de cobre y bajos niveles de confianza empresarial restringen el consumo privado y la inversión, limitando las expectativas de crecimiento.  Se  mencionó que el PIB per cápita creció sólo un 1,4%, en promedio durante 2013-2016.  Para la agencia el camino para estabilizar la economía tendría dos elementos: la consolidación fiscal y el la recuperación sostenida del crecimiento. Asimismo,  la clasificadora añade que  “se rebajaría el Outlook en los próximos dos años si el crecimiento es menor al esperado y provoca déficits fiscales y niveles de deuda mayores a los proyectados” Asimismo, si se debilita el compromiso de mantener una política fiscal y monetaria prudentes que afecte negativamente las expectativas empresariales y erosione el perfil financiero del país”.

Ahora bien, si el crecimiento aumenta y se mantiene la prudencia en la política fiscal y monetaria, junto con una diversificación de la economía que aumente su resiliencia y reduzca vulnerabilidades externas, podría llevar a una reversión de outlook positivo en los próximos dos años.

El primero es salir al paso de esta mala noticia, fue el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien señaló que “esta rebaja, quiero decirlo sin ninguna ambigüedad, es evidentemente una mala noticia. Es la primera desde que tenemos rating con esta clasificadora y nos retrotrae al rating que tuvimos hasta el 2010, aunque nos deja un escalón encima del que teníamos en 2006”.

Valdés puntualizó que el origen principal de la rebaja “es el efecto fiscal del menor precio del cobre y el menor crecimiento, tanto en el déficit fiscal como el nivel de deuda, así también como el efecto de las demandas de gasto que hemos tenido”.

Hacia adelante, si bien con la perspectiva estable, se espera que Standard&Poor’s mantenga esta clasificación, Valdés volvió a insistir en que la trayectoria fiscal que siga el próximo Gobierno siga la ruta hacia balance. “Los que le sucedan (deberán) seguir la estrategia fiscal que estamos siguiendo, así como una política monetaria ahora de parte del Banco Central, prudente como la que ha seguido siempre”.

Añadió que el nuevo rating y su mantención en el tiempo “es coherente con algunos supuestos que hace la propia clasificadora como un  ritmo de crecimiento de 2% el próximo año y 2,5% hacia el 2020. Junto a ello, también se espera que  el déficit fiscal va a seguir una trayectoria de disminución gradual y persistente, lo que permite que la deuda no sobrepase el 30% en el horizonte de proyección de ellos”.

Reacciones

Entre los economistas la opinión era coincidente y la razón una sola: el déficits fiscal sostenido en el tiempo y una aceleración del endeudamiento público, suma al ciclo de bajo crecimiento, terminaron por concretar esta rebaja crediticia. En ese sentido, el economista jefe de Banco de Chile, Rodrigo Aravena, “todo esto  justifica poner  un mayor sentido de urgencia a todas las medidas que puedan promover la reducción del déficit fiscal en Chile”.  Pablo Correa, socio de Denk consultores, “la rebaja es un castigo, el país ha gastado más de lo que la regla estipula y revertir eso va a tomar tiempo, esto no es factible de corregir en uno o dos años”. Por ello, advirtió que  “la próxima administración va a tener que estabilizar la relación de deuda  PIB y las medidas para lograr  no sólo  significará contar con más ingresos, sino que por un ajuste del nivel de gasto”.  Patricio Rojas, de Rojas y Asociados aseveró que “la economía está teniendo un comportamiento de deuda que no está alineado en materia de crecimiento y no se vislumbra que la situación vaya a cambiar en forma significativa”. Este escenario para Rojas, llevará a que “el Presupuesto 2018 tendrá un gasto acotado no más allá de un 2,5%”.

Desde el mundo empresarial, el presidente de la Sofofa, Bernardo Larraín dijo que  “llegó el momento de pasar de las declaraciones a los hechos. Tenemos que hacernos cargo de las variables que si podemos modificar para mejorar las expectativas económicas del país”. Acotó que “cuando aumenta el riesgo de los países, primero lo alertan los empresarios locales, luego los inversionistas extranjeros y finalmente las agencias de riesgo”. Desde la Asociación de Bancos e Instituciones Financieros, afirmaron que “es probable que se genere un ajuste en el costo de endeudamiento soberano y corporativo en general, donde la banca no sería una excepción a lo anterior”.  Manuel Melero, presidente de la CNC, llamó “a los futuros gobiernos en materia de gasto público y déficit fiscal”.

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