Por Estela López G. y M. Eugenia Fernández G. // Fotos: Marcelo Segura Junio 23, 2017

El 2 de julio, Alfredo Moreno irá a votar a las primarias presidenciales. “Voy a ir siempre que haya que hacerlo”, dice.

Lleva casi tres meses como titular de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Tiempo en el que ha llamado una y mil veces al empresariado a salir de su ostracismo, defender su labor e instalarse como un actor válido y clave para el desarrollo del país. Y durante los que ha llamado a trabajar contra la desconfianza que, destaca, reina no sólo en Chile sino en el mundo entero.

Esto deriva, explica Moreno, de un cambio a una sociedad más horizontal e informada, a la cual los empresarios deben aprender a hablar y tender puentes. Temas que tratará el próximo martes en un seminario de la Caja Los Andes, e inquietudes que inspiraron los encuentros “3xi”, en los que junta a empresarios, eAlfredo Morenomprendedores, representantes de organizaciones de la sociedad civil y de empresas B, entre otros. A fines de julio se realizará el tercero, en Frutillar, y pretende hacer al menos dos más antes de que culmine 2017, año marcado por la elección presidencial.

Ante esto, el ex canciller afirma que el gobierno que se inaugure en marzo del próximo año será “difícil”, que tendrá recursos “más estrechos” y que lo que “se haga los próximos 4 años va a determinar nuestro camino”.

Por azar o necesidad, su visión coincide con la del timonel de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte. “Hay una opinión generalizada en el empresariado sobre los problemas que se han generado con las reformas de los últimos tres años, pero también hay un cambio social mundial que lo siente la generación de Bernardo y la mía”, dice.

—¿Los empresarios tienen que salir de los foros de negocios y hablar con gente de fuera de su círculo?

—Es necesario hablar con la sociedad y que no estén sólo donde hay personas como uno. Seguir hablando de la productividad y crecimiento económico es importante, pero hay que llevar esos conceptos a la población, que se entienda cuál es el rol de los empresarios. Eso es fundamental para ser valorados.

—¿Los empresarios tienen que hacer política?

—Si entendemos política en el sentido de preocuparse de la polis, sin duda. Y esto no es sólo válido para los empresarios, sino que para todas las organizaciones. El desafío que tenemos los empresarios es ser los primeros en dar los pasos necesarios para avanzar en ese camino.

“Los candidatos tienen que considerar que los recursos hacia adelante son más estrechos de los que había, y que no todo se puede resolver en forma rápida”.

Hoy tenemos que ser más proactivos. Ese es el cambio. Hay que tener una acción más decidida, de salir a encontrase con esa sociedad nueva.

—¿Es una reacción ante los casos de colusión y malas prácticas que han golpeado al empresariado en términos de reputación?

—Hay cosas que han sucedido en el seno de algunas empresas, como el tema de la colusión y de financiamiento de la política, que naturalmente no cooperan y que tenemos que enfrentarlas. Las empresas, igual que todas las instituciones, están constituidas por personas. Lo que uno puede hacer es tener buenos sistemas de control y una cultura corporativa en que la ética sea fundamental. Ese es el estándar que debemos tener. Eso no va a evitar que en el futuro haya casos de corrupción, errores, pero van a ser menos, se van a detectar antes y vamos a demostrar que a las empresas les importa.

—¿Qué gestos concretos debe hacer la empresa para ser validada? ¿Meterse un poco más la mano en el bolsillo, relacionarse mejor con la comunidad?

—La relación entre la empresa y la comunidad tiene que ser más estrecha porque la comunidad así lo demanda. Las empresas pueden hacer grandes aportes. Lo vivimos en los incendios de principios de año. Las empresas tienen capacidades y es útil ponerlas al servicio de las dificultades que el sector público no es capaz de enfrentar por sí solo.

—¿Y por qué es importante que en esto la CPC esté liderada por alguien con experiencia política, de gobierno?

—Eso hay que preguntárselo a quienes me eligieron. Pero naturalmente los talentos para hacer eso son importantes para esta época que vivimos.

 

Un gobierno difícil

Al ex canciller le preocupa que la campaña presidencial que se desatará con todo a partir del 3 de julio tenga como tópico principal el crecimiento económico. Su agenda es clara. Pretende reunirse con los candidatos presidenciales para plantear “temas de largo plazo”, como el cambio tecnológico, la regulación de las ciudades, y la incorporación de las mujeres,  jóvenes, mayores de 60 años y discapacitados al mundo del trabajo.

—Chile requiere construir la economía de la cual vamos a vivir en los próximos 20 años. Ese es un tema del cual no se está conversando y la discusión es cómo repartimos lo que existe. Lo que existe se nos va a ir entre los dedos si no trabajamos en lo que hay que construir para esos años.

—¿Cómo avizora el próximo gobierno, independiente de quién sea el presidente? Hay un clima crispado, al que se suman malas perspectivas económicas.

—Cualquier gobierno que sea elegido va a tener dificultades. En primer lugar, porque el mundo que le toca es de cuestionamiento a las instituciones, a las empresas y al gobierno. Adicionalmente, Chile es un país que tiene demandas sociales importantes y, como ha crecido poco, ha usado parte de sus reservas, de fondos soberanos que tenía, y tiene más deudas. Tenemos un fisco con menos recursos de los que tenía antes. Así que para cualquier gobierno va a ser una tarea demandante.

“Chile ha demostrado que con los mismos recursos y la misma cultura, los resultados han sido distintos si hay reglas distintas”.

—¿Los candidatos debieran moderar las expectativas?

—Los candidatos deben considerar que los recursos hacia adelante son más estrechos, que no todo se puede resolver en forma rápida. Pero más importante es que si se quiere solucionar algo, deben preocuparse de cómo se producen esos recursos. Chile es un país lleno de capacidades, que demostró, en los últimos 30 años, que si las cosas se hacen bien, puede tener un crecimiento que se creía imposible. ¿Vamos a seguir avanzando, vamos a seguir estancados como los últimos 4 años o vamos a comenzar una declinación? Los países pueden retroceder enormemente y todo depende de lo que se elija hacer.

—En este escenario de campaña, ¿es difícil instalar discusiones de largo plazo?

—Los gobiernos son cortos y en las campañas deben preocuparse de las cosas que parecen más acuciantes. Es natural y lógico que eso sea lo que se esté discutiendo. En nuestro caso, nuestra labor es poner aquellos temas que, por ser de largo plazo, no se tocan, pero sabemos que lo que se haga los próximos 4 años va a determinar nuestro camino. No hay mucho tiempo para dejar de actuar o equivocarse de camino por cuatro años.

—¿Cómo evalúa el mensaje que los candidatos están dando al mundo empresarial?

—Hay distintas opiniones, espero que prime un entendimiento de que llevamos cuatro años con un crecimiento muy bajo. Necesitamos que se siga creciendo para que Chile sea un país desarrollado.

—¿Hay algún candidato presidencial que dé más certeza para una reactivación económica?

—Escuchemos cuando den a conocer sus programas. No es mi función decir cuál es el mejor o peor candidato. Pero espero que la gente tome en cuenta a quienes pueden hacer de Chile un país con más progreso y oportunidades.

—¿Los temas de emprendimiento, crecimiento e inversión son sustanciales en esta campaña?

—Estamos iniciando la campaña, pero debieran ser centrales.

—¿A la gente le importa el tema del crecimiento económico? Según la encuesta CEP, no está entre las prioridades urgentes, como sí lo está la delincuencia, salud o educación...

—Pienso que sí. No es distinta una cosa de otra. Para tener una buena educación necesitas tener recursos en el Estado, y si las familias quieren financiarla, se requieren recursos. Todo eso se obtiene con desarrollo y crecimiento. Por eso Chile ha avanzado y para eliminar las carencias, que son muchas, se requiere seguir por ese camino y, mientras más acelerado, mejor.

—¿Quizás no se dimensiona su relevancia?

—En la educación se quería llegar a mayores niveles de gratuidad, pero no se puede más porque no hay recursos, con reforma tributaria mediante. En un ejemplo muy práctico: se subió la tasa de primera categoría, y el monto que se está recaudando es menor porque el crecimiento y el resultado de las empresas es peor.

—¿Es partidario, como dijo el ex presidente Piñera, de reformar ciertas políticas de Bachelet?

—Hay determinadas reformas que hay que corregir. Tenemos claro que hay un problema con la reforma tributaria. Más allá de los montos de los impuestos y de la recaudación, la forma en la que se recauda tiene problemas de complejidad, y tiene un desincentivo a la inversión y al ahorro, que es fundamental mantener y acrecentar.

—¿Y el tema laboral?

—La reforma laboral está recién operando. Tiene el riesgo de producir más conflicto y de terminar judicializando las diferencias. Lo óptimo es que se obtenga un resultado justo de forma rápida, con el menor conflicto y de la forma más clara posible. Algunos de los preceptos que están en la reforma laboral apuntan en sentido contrario.

—La presidenta Bachelet dijo que no le interesa el crecimiento económico por sí solo.

—Evidente que no es lo único necesario, pero es imprescindible. Es una condición necesaria. Sin eso, no se puede hacer nada de lo otro. Hoy cualquier cosa que este gobierno o que los siguientes gobiernos quieran acometer requiere recursos, y eso no puede provenir de otra parte que no sea el crecimiento económico.

—Guillier afirmó que no retrocederá un metro de las reformas planteadas por Bachelet.

—Prefiero discutir de las ideas y no de las personas que compiten por la Presidencia. La CPC no tiene una opinión respecto de un candidato en particular.

 

“No da lo mismo quién gobierne”

—¿Por qué es importante la elección presidencial de este año? ¿Qué se juega?

—En esta elección los chilenos tienen que ver cómo se sale de un periodo de muy bajo crecimiento, cómo podemos volver a lo que ha sido un país tan admirado en tantas partes… El crecimiento de Chile de los últimos 30 años es copiado en muchos países de nuestro continente y es muy bien mirado en el mundo. Entonces cómo podemos volver —con las correcciones que requiera, las mejoras que requiera— a tener un desarrollo que nos permita pensar que nuestros hijos van a tener un mejor futuro que nosotros.

—Y para este desafío, ¿da lo mismo quién gobierne?

—No, no da lo mismo quién gobierne. En su historia, Chile ha demostrado que con los mismos recursos  y la misma cultura, los resultados han sido completamente distintos si hay reglas distintas.

—¿En esta elección se juega la continuidad del modelo?

—El modelo chileno ha sido exitoso por muchos años con pequeñas modificaciones, pero manteniendo sus pilares fundamentales. Efectivamente, en esta elección algunos de ellos, dependiendo de quién salga, podrían tener modificaciones y son cosas que han demostrado que tienen un beneficio muy grande para la población.

—Dice que los últimos 30 años han sido de los mejores en Chile por su crecimiento. ¿Cómo explica que desde la Nueva Mayoría y el Frente Amplio se plantee una visión crítica de esto?

—Cuando un país ha tenido un extenso periodo de crecimiento, a veces la gente mira el vaso medio vacío, con razón, y se olvida de la parte medio llena. Cuando ha habido un proceso de desarrollo largo, los jóvenes o los que no han tenido suerte durante esos años pueden tener una posición negativa o suponer que es como de la naturaleza que el país tenga este nivel de vida, sin conocer cómo era Chile hace 30 o 40 años. La gente quiere saber cómo se pueden resolver los problemas que tenemos, y tienen razón. Mi punto es que las experiencias de otros países y del pasado son muy importantes, tenemos que preguntarnos cuáles son exitosas y cuáles nos hacen retroceder.

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