Por Estela López García // Fotos: Marcelo Segura Mayo 12, 2017

-Juan Cuneo Solari,
Presidente del Hipódromo Chile

-Carlos Heller Solari,
Presidente del Club Hípico de Santiago

-Francisco Morandé,
Director del Club Hípico de Santiago

Son las dos de la tarde y el Club Hípico abre sus puertas como todos los lunes y viernes para dar paso a una jornada de _DSC0474.jpgcarreras. A medida que se alistan los jinetes, los preparadores y los caballos, la pista se envuelve en un ambiente de fervor popular. Los ojos de los asistentes recaen en ese ejemplar al que apostaron como ganador. Se escucha “Subieron la bandera”, quedan cinco minutos, la gente se empieza a acercar a las barandas. Un “partieron” desata la euforia que se desborda en los últimos 400 metros. Los chasquidos y gritos de aliento repletan el lugar. Pierdan o ganen, nadie les quita la adrenalina dejada en esos 1.600 metros. Apuestan una y otra vez sin parar, pero no saben que esa y otras competencias estuvieron a punto de no correrse.

Detrás de las graderías se vive un clima completamente opuesto. En la Troya los equinos hacen el paseo previo a la competencia, los preparadores montan la silla para los jinetes y ahí sí se percibe el ambiente nebuloso que ha caído durante las últimas semanas sobre la hípica chilena. Todo empezó en marzo, cuando se puso en marcha el cambio de laboratorio que controla el uso de medicamentos en los animales. En sólo cuatro semanas cerca de 60 caballos dieron doping positivo, una cifra inédita en tan poco tiempo, entre los que figuran ejemplares del empresario Juan Cuneo, del futbolista Arturo Vidal y del animador de televisión “Kike” Morandé. Nadie lo podía creer.

Actores de la hípica explican, por una parte, la desconfianza y desconcierto que existe en la implementación del nuevo sistema de control de medicamentos, la necesidad de seguir presentando los caballos a correr y la búsqueda del Consejo Superior de la Hípica, el ente rector de esta actividad en Chile, para que esta disciplina se ponga al día como el resto de los deportes en velar por una competencia libre de doping.

 

Partieron

En diciembre del año pasado y tras una auditoría al laboratorio de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile que había funcionado previamente, el Consejo decidió cambiar de organismo y empezar a trabajar a partir de marzo de este año con el laboratorio de veterinaria de la misma casa de estudios. Entre finales de marzo y hasta el 15 de abril el resultado fue abrumador para la hípica nacional. La ola de positivos en doping de caballos que corren en el Club Hípico, en el Hipódromo, en el Sporting de Viña del Mar y en el Club Hípico de Concepción, encendieron la alerta de que detrás del segundo deporte más popular del país algo estaba pasando.

Las críticas no tardaron en llegar desde los propietarios y preparadores, y apuntaron hacia el Consejo Superior de la Hípica, organismo encargado de implementar el nuevo sistema antidopaje. El consejo depende del Ministerio de Hacienda y es presidido por Leopoldo Reyes, quien fue nombrado directamente por la presidenta Michelle Bachelet en 2014. En las últimas sesiones y actas ha quedado constancia del dolor de cabeza que hoy no deja de preocupar a los directores de los clubes, a las personas que están a cargo de los corrales y a los preparadores, quienes incluso evaluaron no inscribir a los caballos y no correr, como una medida de presión hacia las autoridades y así impulsar una solución en el corto plazo.

En tan sólo cuatro semanas se identificó a cerca de 60 equinos con medicamentos prohibidos. Esto levantó las alertas en los hipódromos de Chile.

Una vez que termina una carrera, se les extrae una muestra de orina y de sangre a todos los ganadores. En el caso de los clásicos, este examen corre para los cuatro primeros “pingos”. Las muestras se envían al laboratorio, y al cabo de una o dos semanas se procede a abrir los sobres con los resultados en los hipódromos respectivos. Si el caballo da positivo, queda inmediatamente suspendido de cualquier competencia por 30 días, y en el caso del preparador, tiene la alternativa de solicitar una contramuestra. En caso de salir positivo en ella, el castigo va desde una amonestación (la cual dependerá de la droga que se le haya identificado al caballo) hasta la cancelación de su patente como preparador.

En los más de 50 equinos, los medicamentos fenilbutazona —antiinflamatorio— y clembuterol —fármaco para tratar enfermedades respiratorias— fueron los que llamaron la atención en el laboratorio y que elevaron explosivamente la cantidad de caballos suspendidos por doping, sobre todo considerando que en otros tiempos sólo se identificaba a dos o hasta ocho de los equinos con doping al año.

“Ha estado apareciendo mucho la fenilbutazona, un fármaco terapéutico que hay que administrar en ciertas cantidades a los caballos de tres años o más que no corren en carreras públicas y en una dosis mucho más baja en carreras de otro tipo. Creo que en nuestra hípica todavía hay un tema de educación de la aplicación de esto, y hoy, como tenemos un laboratorio más fino, ha empezado a aparecer gente que creía que con algunos pocos días de anticipación se podía poner y no es tan así”, asegura Leopoldo Reyes, presidente del Consejo Superior de la Hípica.

Kike Morandé, animador de televisión y director del Club Hípico, confirmó que uno de sus ejemplares dio positivo. “Estuvo en suspensión pero está corriendo de nuevo. Hubo un periodo de suspensión por la muestra positiva y después se perdieron unas muestras. Para mi gusto, ha sido todo mal implementado. Una implementación con cero marcha blanca, que los llevó a cometer un montón de errores, principalmente de información. A mi caballo le habíamos puesto fenilbutazona doce días antes. Nos garantizaron que no salía e igual salió y hay caballos a los cuales sí se les ha administrado y no ha salido. Entonces está todo muy confuso”.

Esta situación ha despertado dudas respecto del expertise del laboratorio a cargo de las muestras y también ha instalado la discusión sobre la falta de modernización del reglamento que fija los estándares para usar medicamentos y las técnicas utilizadas para identificar el dopaje en la hípica. El laboratorio actual, por ejemplo, ocupa la técnica de cromatografía, que es la utilizada a nivel mundial. Al respecto, el veterinario del Club Hípico, Mariano Goic, que además participó del comité que asesoró al consejo en el cambio de laboratorio, explicó que el antiguo reglamento no se actualizaba desde hace más de 20 años. “Antes se ocupaba una técnica que detectaba muy poco la sustancia, en cambio ahora es un sistema mucho más sensible, que detecta más drogas y por más tiempo”. De todas maneras, advierte que ha faltado información y educación ante el nuevo sistema.

 

Entrando en la última curva

La alta cantidad de doping no sólo sorprendió a los hipódromos. En el laboratorio también les llamó la atención esta situación por lo que tomaron como medida de resguardo hacer un repaso al azar de las muestras. “Nosotros llevamos desde marzo haciendo análisis. Si aparece algo y se avisa a los preparadores, uno imagina que ellos lo dejarían de usar. Pero hasta la semana pasada seguimos viendo positivos. Normalmente no repito una muestra, pero ellos están tan preocupados, que al azar repetí algunas muestras, pero los resultados fueron los mismos. El tema está en que ellos no quieren reconocer lo que usan o no usan; no es tema del laboratorio”, enfatizó Betty San Martín, directora del laboratorio de farmacología veterinaria  de la Universidad de Chile (Farmavet).

Este chequeo significó una demora adicional de cerca de 10 días en la entrega de los resultados, lo que tensó aún más el ambiente entre propietarios y preparadores.

Preparadores evaluaron no inscribir a los caballos en las carreras dada la gran cantidad de doping entre los competidores. Esta medida de presión se desestimó.

El presidente del Consejo Superior de la Hípica justifica esta actualización. “Hay un Consejo que tengo el honor de presidir, que representa a todos los sectores y que está muy atento y haciendo que este barco llegue a destino para tener una hípica de la que nos sintamos orgullosos”.

El presidente del Club Hípico y empresario, Carlos Heller, es uno de los propietarios que más caballos posee, con aproximadamente 150 ejemplares. “Como directivo, mi responsabilidad es que adoptemos las mejores prácticas para acercarnos a los estándares internacionales. Lo relevante es que todos trabajemos alineadamente por la transparencia de la hípica —explicó Heller y agregó—: hay que tener en cuenta que los cambios requieren un proceso de adaptación y estamos en esa etapa”.

Dado que esta discusión ha ido subiendo de tono con el paso de las semanas, se ha llegado a una difícil situación, sobre todo considerando la amenaza de los preparadores, quienes incluso analizaron no inscribir a los caballos en las carreras.

Si bien la medida conversada no llegó a puerto y se decidió continuar, los preparadores están a la espera de que el consejo les permita realizar las contramuestras fuera de Chile, mientras hay propietarios que evalúan medidas legales y tomar distancia de la disciplina debido a que no están de acuerdo con cómo se ha llevado a cabo la implementación.

“Si no tengo las respuestas que corresponden, voy a buscar asistencia legal para esto, no voy a dejar que siga así. No por el dinero, sino porque no me parece lo que están haciendo”, asegura el empresario inmobiliario Fernando Param, también dentro de la lista de caballos con doping.

Cuando el caballo queda suspendido se debe seguir pagando la pensión, que va desde los $350.000 a los $450.000, pero sin posibilidades de cobrar el premio, esto, explica Param, además del juicio social. “Tengo 40 años en la hípica y nunca he pedido que le coloquen nada a un caballo, salvo lo que esté permitido. Compro caballos desde los 25 años, para mí es un hobby. Lo más seguro es que no siga comprando, porque al final del día tienes que preocuparte de un montón de cosas, es un dolor de cabeza y yo no estoy en la hípica para eso”.

 

Entraron a tierra derecha

Una de las mayores acusaciones que se le hacen al laboratorio es que se eliminaron unas muestras. Esto significa que no se aplica sanción ya que no se pudo realizar la contramuestra. Ante esto, el laboratorio explica que existe un sistema de calidad y que las muestras se guardan por un periodo determinado y que durante ese tiempo no se pidió repetición y se desecharon de acuerdo al protocolo establecido.

Los propietarios no ven cómo en el corto plazo se puede llegar a una solución y apelan a que existan tiempos de ajuste al nuevo sistema. “Hay mucha gente involucrada y comprometida. Hay que evitar la incertidumbre y hay fórmulas para hacerlo, así como antes habían espacios y tiempo para dejar drogas, de dos o tres meses de marcha blanca”, planteó Pablo Trucco, director del Club Hípico y director de Colmena.

La alternativa de un perdonazo no está sobre la mesa, asegura con fuerza Reyes, por lo que la suspensión del caballo y la pérdida del premio es un castigo que se mantendrá. “De ninguna manera estamos pensando en hacer como que aquí no ha pasado nada” y agrega: “En el discurso de lanzamiento del premio Hipódromo Chile, Juan Cuneo, ya sabiendo que existía este caballo positivo, dio un gran respaldo a la labor que está haciendo el Consejo”.

Los propietarios y preparadores dicen que no van a cesar mientras el Consejo no les dé las respuestas que ellos consideran apropiadas. La única posibilidad de que la discusión se acerque a un consenso es que dentro de los próximos días el Consejo reciba la autorización desde Estados Unidos para enviar las contramuestras. La confianza de gran parte de quienes han dado doping positivo no está puestas hoy en el Consejo, mientras que quien lo preside advierte. “Yo creo que hay gente que no quiere que se haga este cambio, y la mejor forma para ellos es criticar los defectos que se han presentado y no aceptar el fondo del tema”.

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