Por Gabriela Villalobos y María José Tapia Diciembre 2, 2016

Imagen puzzle - nota intEl 26 de agosto de 2016, a las 13.00 horas, los socios de Canal 13 tomaron una decisión. En junta extraordinaria de accionistas, Rodrigo Terré, por Inversiones TV Medios, y Patricio Donoso, por la Universidad Católica, optaron por cancelar su inscripción en la SVS, transformando la sociedad anónima de abierta a cerrada. La determinación no era antojadiza. Respondía a una medida que iba mucho más allá: si inicialmente los planes eran abrir el canal a la Bolsa —anuncio que se dio el 2013 con bombos y platillos—, hoy las condiciones que amparaban esa idea ya no estaban, confirma un conocedor de la decisión. El sueño de transformarse en la primera estación televisiva en debutar en la plaza local quedaba en nada.

En agosto empezaron a fraguarse una serie de cambios al interior del canal que controla Andrónico Luksic con el 67% de la propiedad. Ese mes terminaron cuartos en audiencia y con pérdidas que se acrecentaban. Incluso TVN —que venía de una crisis profunda— los superó por lejos, quedándose con el segundo lugar de audiencia. El presidente de la compañía, René Cortázar, se movió rápido y habilitó una oficina para instalarse de planta en la estación. El mandato fue claro: había que mejorar el rating y estabilizar los costos.

Dos meses después se comunicaba la salida de Cristián Bofill de la dirección ejecutiva, el ascenso de Alejandra Pérez a ese mismo cargo, y el despido de varios trabajadores, desvinculaciones que continúan hasta el día de hoy.

Agosto fue el emblema de la crisis del 13, canal que desde al arribo de Andrónico Luksic a la propiedad —en 2010— ha pasado por altos y bajos. Han sido seis años de un desempeño con débil consistencia que ahora ambiciona con estabilizar su señal. Las cifras al menos así lo muestran.

AÑOS DE ALTIBAJOS

Hace seis años, la entrada de Luksic había parecido salvadora. Hasta la fecha el canal llevaba una seguidilla de trimestres con pérdidas. Sin embargo, en tan sólo seis meses la mano empresarial parecía surtir efecto. Al año siguiente, el canal finalmente logró cifras azules. El camino para llegar a un balance positivo no fue fácil. El monto destinado a remuneraciones —el mayor costo del canal— se bajó en un 10%, con una combinación de despidos y renegociación de contratos.

El 26 de agosto, los socios de Canal 13 tomaron una decisión. En junta extraordinaria de accionistas, optaron por cancelar su inscripción en la SVS. Es que si inicialmente los planes eran abrir el Canal a la Bolsa, hoy las condiciones que amparaban esa idea ya no estaban.

Con la entrada de los nuevos accionistas llegó la orden de incorporar contenidos más innovadores, sin descuidar la calidad ni alejarse demasiado de los valores tradicionales de la estación. El espíritu católico ya no sería el que llevaría las riendas al momento de decidir la parrilla. Así, se eliminó el mensaje religioso que se emitía tras el noticiero de la tarde, manteniendo sólo el comentario antes del cierre de transmisiones. Al revés, entró el matinal Bienvenidos a cargo de Tonka Tomicic y Martín Cárcamo, que logró derrotar en rating al tradicional Buenos días a todos. En su propia trampa debutó un par de meses después, liderando en rating en un horario prime. Así, de permanecer inmóvil en el cuarto lugar en 2010, la estación llegó en diciembre de 2011 al primer puesto. El rating promedio mensual subió de 6,3% a 7,7% y los ingresos por venta publicitaria se multiplicaron por seis, alcanzando los $58 mil millones, lo que llevó a la estación a reportar una ganancia de $2 mil millones. Toda una hazaña si la cifra se compara con las pérdidas por $5 mil millones de 2010, considerando el dólar de esos años.

Se descorcharon champañas y se celebró en grande. La fiesta continuó en 2012: las utilidades aumentaron a $7.800 millones. Al año siguiente las cifras continuaron azules, pero cayeron. El balance venía con una advertencia. Las utilidades retrocedieron 7,6% pese a que los ingresos habían bajado apenas 2%. Sin embargo, los costos no habían logrado ajustarse al mismo ritmo. Al año siguiente esta tendencia les pasaría la cuenta.

El factor Mega

Hasta 2014 la industria de la televisión era una pelea entre dos. Según cuenta un conocedor de la industria, históricamente la torta publicitaria se disputaba entre dos canales. En un momento fue TVN con Canal 13, y en otro la batalla fue entre la estatal y CHV. Sin embargo, Mega llegó a desordenar el tranquilo panorama de la industria.

El problema no fue sólo la caída en los ingresos de Canal 13. Los costos crecieron 15% durante 2014 y llegaron a una cifra récord de $77 mil millones, superando las ventas por $73 mil millones que registraba la estación.

Patricio Hernández, ex director de Programación de Canal 13, había llegado a fines de 2013 al canal controlado por el grupo Bethia e impulsó cambios profundos en la parrilla programática. El que tuvo —por lejos— el mayor impacto fue el estreno en marzo de 2014 de Las mil y una noches, la primera de una seguidilla de teleseries turcas que no sólo los llevó a cerrar el año en el primer lugar en audiencias, sino también a subir en 45% sus ingresos y a liderar en términos de ganancias en la industria. Pero, según comentan cercanos al negocio, el mayor golpe de Mega vino por el cambio que produjo en la manera en que los avisadores repartían sus dineros. Promocionar marcas en el canal de Bethia resultaba mucho más eficiente, incluso en el segmento off prime. El precio que estaban dispuestos a pagar los avisadores se redujo drásticamente, lo cual se reflejó en el total de la inversión publicitaria. Aunque los números ya venían cayendo hace años ante la entrada de nuevos tipos de medios, en 2014 la caída fue brutal. La torta se redujo en 19%, alcanzando los $242 mil millones, niveles que no se veían desde 2004.

El problema no fue sólo la caída en los ingresos de Canal 13. Los costos crecieron 15% durante 2014 y llegaron a una cifra récord de $77 mil millones, superando las ventas por $73 mil millones que registraba la estación. Según comenta un conocedor de los balances del canal, los buenos resultados de años anteriores impulsaron el gasto de la estación y llevaron a la compañía a construir una estructura pesada que no era lo suficientemente flexible para hacer frente al golpe que dio Mega. Las pérdidas por $20 mil millones que sufrió Canal 13 ese año parecían evidentes en este escenario.

La estación nuevamente sufriría un ajuste: en el transcurso de 2015 se volvió a reducir la planilla de trabajadores. A diciembre de ese año el costo total por concepto de remuneraciones cayó 20%, a $7 mil millones, con lo que se logró reducir las pérdidas en dicho año a $678 millones.

EXCESO DE OPTIMISMO

La idea no sólo era ser un canal de televisión que marcara pauta, el concepto de multiplataforma fue permeando toda la administración. La consigna “El 13 en todas partes” fue el eslogan de 2015. Así, a comienzos del año pasado, el canal decidió apostar fuerte por internet. No sólo había que replicar las noticias que se transmitían en señal abierta, sino que se debían generar contenidos paralelos, por lo que se conformaron equipos con gerencias diferenciadas, editores, etc. Y la fórmula dio resultado. Si en diciembre de 2014 había 3,6 millones de navegadores únicos en los distintos portales vinculados a la estación, un año después la cifra más que se duplicaba, alcanzando los 7,5 millones. Y a junio de 2016, superaban los 10 millones.

En ese contexto se dio un paso más. Después que Luksic ingresó a la propiedad se compraron las radios Horizonte, Play y Oasis. Gran parte se financió con deuda, con lo que los pasivos financieros se multiplicaron por 12 durante el período de compras (2011 y 2013).

Pese a ello, en abril de 2015 debutó su proyecto radial más ambicioso: T13 Radio. De nuevo se crearon equipos y se armó toda una estructura que sustentara la nueva apuesta. En un año elevó su rating un 270%, pasando de 2,4 puntos de audiencia a 8,9 unidades. Sin embargo, la agresiva apuesta radial aún no logra tener los réditos esperados, pese a la gran cantidad de recursos involucrados.

Todas las apuestas iban viento en popa, y los planes de crecimiento se sucedían. En 2013, la estación había acordado la compra del paño aledaño que ocupaba Chilevisión con miras a la expansión. Hasta hace cuatro meses, la estación de Turner pagaba un arriendo por permanecer ahí. Ahora, el terreno está vacío y sin proyecciones de hacer algo. No hay recursos para ello. La crisis se avecinaba y se comenzaban a tomar decisiones un tanto erráticas.

AGOSTO NEGRO

El 26 de junio de 2016, Canal 13 marcó un rating histórico. La final de la Copa América Centenario —entre Chile y Argentina— llevó a la estación televisiva a tener 50,7 puntos de audiencia, con peaks de 60. El campeonato de fútbol tuvo excelentes dividendos para la estación. De hecho, durante junio, el canal fue superado por apenas dos puntos por el líder, Mega, totalizando 9,2 unidades. Pese a ello, la firma no pudo capitalizar el éxito y comenzó a caer en rating, hasta quedar cuartos.

Fuentes al interior del canal señalan que el objetivo siempre fue empalmar el éxito de la Copa con el debut de la teleserie Preciosas. Sin embargo, el 27 de junio la nueva nocturna no estaba lista para salir al aire. Partió más de un mes después, el 1 de agosto, intentando competirle al éxito que ya había ganado Señores Papis de Mega. Canal 13 perdió la pelea. Cercanos a la estación aseguran que si bien a la teleserie no le ha ido mal, el éxito estuvo lejos de lo presupuestado. En su primer capítulo quedó segunda tras Señores Papis, y hoy ni siquiera figura entre los diez programas más vistos del país.

Lo anterior, en un contexto en que TVN estaba ganando terreno con El Camionero y en que Mega estaba elevando su audiencia en el off prime, captando una mayor porción de la torta publicitaria. Altos ejecutivos de la industria aseguran que, además, el avisaje se redujo un 8%.

Todo estos hechos generaron una tormenta perfecta. En el segundo trimestre del año, las pérdidas llegaron a los $2.328 millones, siete veces más que los $326 millones que perdían entre julio y septiembre de 2015. Los ingresos, en tanto, se redujeron un 13% en el período.

Con este análisis se empezaron a tomar las duras decisiones. Lo primero: cambiar los equipos. Se despidió a Jaime de Aguirre, quien había llegado cinco meses antes a hacerse cargo de la dirección de Programación. Al interior del canal aseguran que su relación con Cristián Bofill nunca fue de las mejores.

Luego, el 1 de octubre, Bofill fue removido de la dirección ejecutiva, retornando a su cargo anterior: la dirección de Prensa. La subdirectora ejecutiva, Alejandra Pérez, asumió el principal cargo gerencial del canal.

bofill cortazarEn paralelo se contrató a la consultora Falcon para que hiciera un diagnóstico de la estación. Todo, en medio de rumores que hablaban y hablan de una posible venta del canal por parte de Luksic o el ingreso de un tercer socio.

Con todo, en septiembre el 13 redujo en un 40% los costos de la plana ejecutiva. Además, se produjeron ajustes de personal: si en octubre de 2015 había —entre señal abierta, el cable e internet— 964 trabajadores con contrato indefinido, en igual mes de 2016 llegaron a 929 empleados.

El mandato fue reducir los costos de manera importante, pero sin sacrificar a la audiencia. Dado ello, cambiaron programas, por ejemplo, movieron la teleserie Tierra Esperanza, reemplazándola por La pequeña casa en la pradera. Y la apuesta fue exitosa. Después de varios fracasos en el intento por cubrir las 20.00 horas, ahora la serie de los 80 prácticamente duplica la audiencia que tenía la teleserie, entregándole un mejor piso al noticiero central.

“(La reestructuración) responde a la necesidad de ajustar la empresa a la nueva realidad de la industria de la televisión. En los últimos meses, volvimos a recuperar el segundo lugar en audiencia, que habíamos perdido. Estamos adecuando los costos a este nuevo escenario económico de menor crecimiento, y a la nueva estructura competitiva en la industria”, explica la directora ejecutiva, Alejandra Pérez.
Otras fuentes del canal aseguran que los primeros ajustes permitieron reducir en dos dígitos los gastos en Administración y Ventas, y empezar rápidamente a mejorar en el rating.

En el intertanto, los despidos sumaban y seguían. Sólo esta semana sacaron a 20 personas del área de prensa, entre ello, parte del proyecto internet. En el sindicato explican que tal determinación respondió a los resultados de la auditoría de la consultora Falcon. “Estas medidas de la autoridad responden a consecuencias tardías de la mala administración anterior y de sus irresponsables y contradictorias decisiones que hoy perjudican a los trabajadores”, se lee en el comunicado.

Desde Canal 13, sin embargo, la mirada es distinta. “Ellos (Falcon) estuvieron involucrados sólo en la evaluación del área de administración y ventas. Realizaron estudios para re-dimensionarla”, explica Alejandra Pérez.

Sin embargo, no son pocos los empleados que perciben jugadas erráticas, con contrataciones que luego se deshacen en pocos meses o proyectos cuya apuesta inicial fue ambiciosa, y hoy se están acotando.

A inicios de este mes, los socios le inyectaron US$ 15 millones al canal para fortalecer a la empresa. Si bien el aporte fue hecho de manera proporcional por ambos socios: Andrónico Luksic (67%) y la Universidad Católica (33%), para el próximo año está fijada la opción que tiene la casa de estudios para elevar su participación al 50%.

Hoy no hay planes de hacer nuevos aportes. Ahora la estación intenta reducir sus gasto y ajustarse, de una vez por todas, a la nueva realidad. El próximo año aspiran así a estar al fin en punto de equilibrio y que la consistencia vuelva a ser parte de sus cifras.

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