Por Qué Pasa Abril 26, 2016

Aunque durante el año pasado la estabilidad en las cifras de empleo era lo único que lograba desafiar el escenario en que todos los otros indicadores daban cuenta de una desaceleración económica, los resultados de la Encuesta de Ocupación y Desocupación en el Gran Santiago que ayer entregó el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile vinieron a romper con la tendencia. En el último año, la tasa de desempleo subió a 9,4%, con 289.300 desocupados, la cifra más alta desde marzo de 2010.

A pesar de que el aumento del desempleo era esperable, las cifras tomaron por sorpresa a los economistas y las autoridades, ya que se preveía un avance menor. Desde marzo de 2015, el desempleo no sólo aumentó en 2,6%, sino que también se registró una caída importante en la creación de empleo, en el empleo por cuenta propia y en los salarios.

Si bien no es posible afirmar que se trata de una tendencia que se mantendrá durante los próximos meses, las señales de alerta están encendidas. “Es difícil pensar que la situación actual en que tenemos una tasa de desempleo de 9,4% sea una situación completamente aislada. Probablemente va a haber una situación similar en los próximos trimestres”, afirmó Jaime Ruiz Tagle, director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile.

En los últimos 20 años, el mercado había alcanzado niveles similares de desempleo a los que experimenta en la actualidad en dos ocasiones. La primera vez, en septiembre de 1998, cuando contagiada por la crisis asiática que golpeó a los mercados de gran parte del mundo globalizado a fines de los 90, se disparó a 10,9%, manteniendo cifras de dos dígitos hasta diciembre de 2005. De manera similar, en diciembre de 2008, tras la detonación de la crisis subprime, el desempleo aumentó a 9,7% y se mantuvo sobre el 10% hasta marzo de 2010.

Este viernes será el turno de que el Instituto Nacional de Estadísiticas (INE) entregue sus propios datos, correspondientes a la tasa de desocupación del trimestre móvil enero-marzo. No obstante, se prevé que –por la metodología que utiliza–, esta medición no ratificará la tendencia que recoge la Universidad de Chile, al menos hasta los próximos meses.

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