Por Javier Rodríguez y María José Tapia // Foto:Marcelo Segura Febrero 26, 2016

A Luis Venegas no le gustan las entrevistas. Menos posar para una foto. Pero dice que está dispuesto a todo para torcerle la mano a VTR. Incluso, a dar su primera entrevista desde 1992.

Luego de que la empresa de cable anunciara, el 17 de febrero, que pondría fin al contrato que la unía con Filmocentro (empresa propiedad de Venegas, dueña de Vía X, ARTV y Zona Latina) para reemplazar a los canales por Sundance Channel, Paramount Channel y NatGeo Wild, a partir del 18 de abril de este año, Venegas decidió dar la pelea.

“Existe un contrato vigente, firmado en noviembre de 2013, al que le quedan tres años. Hemos hecho todos los intentos por disuadir a VTR, y si esto se hizo público, fue porque ellos quisieron llevarlo a los medios, lo que nos obligó a defendernos. Primero, pidiendo un arbitraje de la Cámara de Comercio, que está en curso. Pedimos que se respete el contrato, nada más”, explica el propietario de Filmocentro.

Sentado en su oficina ubicada en Chucre Manzur, adornada con fotos de sus hijos, un cuadro de Samy Benmayor y una foto con Diego Maradona, a mediados de los 90, dice que para él lo de VTR es derechamente un abuso, que les quitaría a sus canales un porcentaje mayoritario de sus ingresos. Según fuentes de la industria, unos 1.800 millones de pesos anuales, vía “un fee por suscriptor”.

Desde VTR señalan que su obligación es ir mejorando su parrilla, adecuándola a los gustos de los clientes. “Este grupo de canales tiene un componente importante de contenidos musicales, que hoy congrega a menos del 3% de la audiencia, en circunstancias que los canales que hemos decidido meter representan al 80%”, afirma Francisco Guijón, gerente de programación de VTR, quien además, añade que la audiencia de estos tres canales ha bajado en más de un 40% desde su peak, en 2006.

“Existe un contrato vigente, firmado en noviembre de 2013, al que le quedan tres años. Hemos hecho todos los intentos por disuadir a VTR, y si esto se hizo público fue porque ellos quisieron llevarlo a los medios, lo que nos obligó a defendernos”, dice Luis Venegas.

Para Venegas, acá parte el “problema artificial” que, según él, intenta presentar VTR. Esto porque, según el contrato entre las partes, al cual Qué Pasa tuvo acceso, define a Vía X como “un canal de televisión pagada con programas de entretenimiento”. “Tenemos programas misceláneos, de conversación, de estilo de vida, realities. Cadena Nacional, Alerta Temprana, Campo Minado. Claramente no somos un canal de música”, alega Venegas.

Otro de los argumentos de VTR es la existencia de una cláusula en el contrato que les permitiría terminar la relación de forma unilateral. La versión de Venegas es que este resquicio no existe. El contrato dice lo siguiente: “Ambas partes podrán poner término de mutuo acuerdo o bien una cualquiera de las partes podrá ponerle término al mismo contrato mediante aviso por carta certificada a la otra parte con 60 días de anticipación a la fecha del término anticipado”.

La pelea, como tantas otras que ha tenido Venegas, está lejos de terminar. De hecho, este martes el 22 Juzgado Civil de Santiago acogió el recurso de protección interpuesto por Filmocentro, por el cual VTR no puede realizar ningún acto que suponga el término de la transmisión de estos canales y que, además, debe mantener las demás obligaciones del contrato que tiene con Filmocentro, prohibiéndoles seguir comunicando el cese de la señal de los canales en cuestión.

PROVEEDOR DE TALENTOS

Luis Venegas lleva más de 25 años en el mundo de los espectáculos y comunicaciones en Chile, pero su entrada estuvo marcada por la polémica.

Terminada la dictadura de Pinochet, Silvio Rodríguez quiso venir a cantarles a los chilenos. Cómo no quería que el Partido Comunista nacional se llevara las ganancias ni los créditos de la organización del evento, contactó al actual diputado radical Fernando Meza, viejo amigo suyo al que conoció cuando éste fue becado por el gobierno de Salvador Allende para estudiar Medicina en la Universidad de la Habana. Meza, oriundo de la Novena Región, que poco sabía de conciertos masivos, acudió a otro conocido: Tito Fernández. El “Temucano” le pasó el dato de un joven que había estudiado obstetricia, que había hecho buen dinero organizando fiestas en su Temuco natal, y que le había pedido ayuda para ingresar al mundo del espectáculo en Santiago: Luis Venegas. Así, trazaron una alianza que daría como resultado el mítico concierto del 31 de marzo de 1990 en el Estadio Nacional.

A mediados de la primera década del 2000, fueron los años dorados de Vía X, con programas como Cadena Nacional, y Los Improvisadores. Pero también aparecieron los desórdenes económicos. “A los equipos se les pagaba por goteo”, recuerda un periodista de la época.

Hoy, Meza señala que será la última vez que se refiera al episodio, “por higiene mental”. “Es una desagradable historia que significó perder todos mis ahorros familiares”, explica, asegurando que él financió todo. Según el parlamentario, luego del exitoso concierto, Rodríguez lo invitó a Cuba. Meza aceptó y Venegas le pidió un poder para poder “pagar las cuentas que quedaban del concierto”. A su vuelta, recibió un exiguo cheque por las utilidades del histórico recital. Veintiséis años después, Venegas asegura que esto se debió a que hubo muchos gastos que no consideraron dada su inexperiencia. Entre ellos, los conceptos de derecho de autor que debía pagar a la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, que ese año presentó una demanda en su contra.

Venegas, sin redes en la capital, otra vez debió pedir ayuda. Preguntando, llegó al nombre del abogado penalista Miguel Soto, profesor de la misma disciplina en la Universidad Católica, quien le dijo que no podía representarlo, dado que no veía asuntos civiles, pero que sí le podía dar el nombre de un promisorio alumno que andaba en búsqueda de su primer cliente: Rodrigo Hinzpeter. Según ha contado el ex ministro del Interior, hoy mantiene una “amistad profesional” con Venegas, al que asesoró hasta que asumió como jefe de campaña de Sebastián Piñera en 2009.

Si bien le trajo problemas, el concierto del cubano le sirvió como trampolín a eventos mayores, que marcaron la historia de los conciertos masivos en Chile. Así, organizó el primer concierto de Guns ‘N Roses, donde murió una fan aplastada por la gente contra las rejas del recinto; el célebre no-concierto de Iron Maiden, boicoteado por la Iglesia Católica; y el suspendido concierto de Elton John, por el cual TVN le adelantó un millón de dólares que se gastó y tuvo que ir pagando de a poco.

A medida que iba organizando los recitales, Venegas ampliaba su red de contactos. Así conoció al mánager argentino de Bo Derek. A la vez, conoció al fallecido director de televisión Gonzalo Bertrán, de cuyos programas se convirtió, como el mismo lo califica, en un “proveedor de talentos”. La misma Bo Derek fue uno de sus famosos más destacados, lista a la que se unieron incluso Sophia Loren y Diego Maradona con quien, según Venegas, mantiene una amistad hasta hoy.

Fue en ese momento cuando, en un viaje a Estados Unidos para cerrar la venida de otro famoso, puso sus ojos en el negocio de la televisión pagada. Así decidió participar en Vía X y Wurlitzer, un canal que se dedicaba a pasar videoclips. A la vez, incursionó en la televisión abierta, trayendo a Chile el exitoso programa argentino Caiga Quien Caiga, en 2006, convirtiéndose en el intermediario entre 4 Cabezas, productora dueña de la franquicia, y Mega. La relación duró tres años, hasta que la productora decidió relacionarse directamente con el canal que hoy pertenece al grupo Bethia.

Pero ese no fue el principal problema de ese período. Un año antes, Venegas tendría su primer round grande, en el marco de la fusión de Metrópolis-Intercom con VTR, cuando la cableoperadora quiso sacarle una de sus frecuencias y, finalmente, terminó quitándole Wurlitzer y Torneos y Competencias (canal argentino de fútbol que Venegas había traído a Chile), dejándolo sólo con Vía X y Zona Latina. Éste alegó y, mediante un recurso ante la Fiscalía Nacional Económica, logró incluso congelar la fusión por un tiempo.

Luego vinieron los años dorados de Vía X, con programas como Cadena Nacional, El Interruptor y Los Improvisadores, que marcaron pauta y fueron un trampolín para gente como Ignacio Franzani, Humberto Sichel, Sergio Freire y Natalia Valdebenito, entre otros. Pero también fueron tiempos de desórdenes financieros. “A los equipos técnicos se les pagaba por goteo: una semana 60 lucas, a la siguiente 50, y así. Y más de alguna vez los técnicos no querían salir al aire porque no les habían pagado, a diferencia de los rostros”, recuerda un periodista de la época.

Venegas, dice, tiene una explicación para esto. “Es bien feo tocar el tema, pero entre 2008 y 2011 tuvimos que hacer una investigación forense con una empresa externa porque la administración que estuvo justo antes robó mucha plata. Hubo que hacer un esfuerzo para salir adelante”, dice.

“Si por alguna razón legal hoy no estamos en condiciones de bajar los canales el 18 de abril, es un tema de tiempo. Nosotros seguimos adelante, tranquilos de que hemos hecho las cosas bien”, dice Francisco Guijón, gerente de programación de VTR.

Durante esos días el carácter “déspota y dominante”, como lo definen varios ex empleados suyos, le pasó la cuenta. “Luis precarizó la industria. Él cree que tiene el último YouTube, el último espacio, y se equivoca. Hoy está atrapado en un laberinto que él mismo construyó”, reconoce un ex periodista del canal.

Debido al éxito en la crítica y, en menor medida, en rating de los programas de Vía X, los rostros comenzaron a ser seducidos por otros canales, lo que a Venegas, dicen, no le gustaba. “Las salidas de los rostros de Vía X siempre son traumáticas. Te comenzaba a decir que cómo te ibas a ir, que te había criado de potrillo, y terminaba diciéndote que nunca más trabajarías en ningún lado”, cuenta otro testigo de esos años. Su mano derecha, hasta hoy, es su sobrino, Paulo Venegas, a quien los funcionarios del canal apodaron “ Uday Hussein”, en relación al primogénito del ex dictador iraquí, director de un periódico y un canal de televisión dedicados a enaltecer la obra de su padre. Luis Venegas, por su parte, recibió el sobrenombre de “ El Matrón”, debido a su profesión original.

Ahí vinieron los conflictos ya conocidos. Contra los hermanos Copano, luego de echar a Fabricio por un chiste contra Ignacio Franzani. Contra el Club de la Comedia (que al llegar a CHV hizo un personaje en honor a su hermana y madre de Paulo, Nancy). Contra José Miguel Villouta. Contra Julio César Rodríguez. Así, también, se fueron acumulando las demandas por no pago de imposiciones. De hecho, en el canal reinaba el rumor de que habían unos computadores falsos, en el caso de que Impuestos Internos los embargara.

Según alguien de su entorno, como el canal tenía muchos problemas económicos fruto de errores administrativos, intentaba tapar los hoyos con prácticas que, si bien son mal vistas, otros empresarios también ocupan. Así, por ejemplo, “bicicleteaba” las imposiciones, lo que le valió las demandas recién expuestas. Venegas intenta defenderse: “Cuando una compañía pasa por dificultades, uno trata de manejarla lo mejor posible. No hay compañía que no haya tenido algún tipo de dificultad. Nosotros hemos tenido esa y también otras”.

Venegas reconoce que está siempre intentando adelantarse a lo que viene. Así hizo con los espectáculos masivos, luego llevando famosos a los estelares que se tomaron la televisión chilena en los 90 y, después de eso, con la televisión por cable. Hoy son cuatro los negocios con los que intenta seguir en la vanguardia. El primero es Dale.cl, una página de comercio electrónico; el segundo, CTT, una compañía de servicios en vivo que ha tenido como clientes a la Copa América, al Mundial Sub-17 y hoy al CDF; Kanguro, empresa de Video on Demand y Streaming y Editorial Vía X, con la que busca publicar posibles trabajos que luego puedan ser adaptados a series de ficción.

Eso, y la demanda contra VTR, ocupan hoy su atención.

DIÁLOGO DE SORDOS

La más reciente conversación entre Venegas y VTR fue la última semana de enero, cuando el dueño de Filmocentro mencionó que recurriría al arbitraje de la Cámara de Comercio, contemplado en el contrato en caso de discrepancias. A partir de eso, VTR asumió que ahí se acababan las negociaciones y notificó a Filmocentro que reemplazarían sus señales.

Desde la empresa de cable señalan que, antes de eso, intentaron negociar con Venegas, pero que fue imposible. “Conversamos con él y le planteamos en qué condiciones podíamos seguir. Le dijimos que había canales que nos interesaban y otros que no, y él nos señaló que tenía que ser el paquete completo. Nos interesaba Vía X HD y ARTV y él no aceptó bajo ninguna circunstancia”, dice Francisco Guijón, gerente de programación. Y, asegura, que bajar los canales ya es una decisión tomada. “Si por alguna razón legal hoy no estamos en condiciones de bajar los canales el 18 de abril, es un tema de tiempo. Nosotros seguiremos adelante, tranquilos de que hemos hecho las cosas bien”.

Luis Venegas, por su parte, afirma que nunca se han puesto en el escenario de que VTR los termine bajando de su grilla y, con el triunfo de su recurso de protección, se convenció aún más de que seguirán en el mismo escenario. Aunque, afirma, el daño ya está hecho.

Relacionados