Por Emilio Maldonado Julio 10, 2014

© Vicente Martí

En enero pasado, y como cada inicio de año al alero de la convención anual de la American Finance Association (AFA), los principales economistas del mundo llegaron a Estados Unidos. En los salones dispuestos para ello, esta vez en un par de hoteles de Filadelfia, la ciudad que acogió a la cumbre, los diferentes académicos expusieron sus investigaciones, mientras la audiencia intercambió distintos puntos de vista.

Pero el mayor atractivo de la convención no estuvo precisamente al interior de los auditorios, sino en sus pasillos. Fue ahí donde cientos de decanos de diferentes escuelas de negocios de todo el mundo recorrieron las instalaciones en búsqueda de algo que se ha vuelto cada vez más escaso: talento recién doctorado.

Uno de ellos era el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la UC, José Miguel Sánchez. El economista, que viaja religiosamente a cada uno de estos encuentros, puso el foco de su agenda en un evento paralelo a la convención de la AFA: el Job Market.

Es precisamente en ese lugar donde los recién egresados de doctorados en Economía, y también en Ciencias Administrativas de las principales universidades de Estados Unidos, se dan cita. Todos con su currículo bajo el brazo. Y tras ellos, los representantes de las diferentes facultades alrededor del mundo, quienes deben competir de igual a igual para integrarlos a sus filas como académicos.

Si antes los chilenos que viajaban al exterior a cursar doctorados tenían a su regreso una plaza segura en una de las  escuelas de negocios del país, hoy la realidad es distinta. La globalización también llegó a las aulas y los chilenos deciden aceptar las ofertas de casas de estudios extranjeras, dejando vacantes los puestos en Santiago. Ante eso, las universidades locales se han visto forzadas a salir a “cazar” el talento fuera de las fronteras.

Esta realidad es ya una tendencia entre las principales escuelas de negocios. De hecho, en el Job Market el decano de la UC no fue el único. En esos mismos pasillos se topó con colegas de la universidades de los Andes, Adolfo Ibáñez y de la Diego Portales. Todos tras el mismo objetivo. Es la nueva cara de esta importación no tradicional.


PROFESORES DE IMPORTACIÓN

Actualmente, sólo en el Instituto de Economía UC hay 7 profesores extranjeros trabajando, de un total de 22. Canadienses, estadounidenses, brasileños y argentinos deambulan por los pasillos del Campus San Joaquín.

Situación similar se vive en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). Ahí el 38% de los investigadores son extranjeros provenientes de 9 países, como explica el vicedecano de Postgrados e Investigación de la Escuela de Negocios, Mauricio Villena. Según el académico, hay falta de profesionales con PhD en Ciencias Administrativas, como por ejemplo, en Marketing, Estrategia y Finanzas. De ahí que algunas escuelas de negocios estén apostando por buscarlos en otras latitudes, para seguir realizando investigación y, además, cumplir con los estándares internacionales para acreditar las facultades según las normas Equis, AMBA o AACSB, que precisamente revisan la cantidad de académicos con postítulos en Administración.

“Muy poca gente se doctora en Management. La gran mayoría se va a empresas y pocos desarrollan una veta académica y hacen doctorados”, coincide el subdirector del ESE Business School de la U. de los Andes, José Miguel Simian. La entidad también ha recurrido al mercado mundial, y de los 17 académicos de planta, cuatro son extranjeros.

En la mayoría de las facultades donde se está dando el fenómeno de llegada de extranjeros, los argentinos son la principal masa laboral. La cercanía con su país y la posibilidad de hacer investigación, han hecho que sean los que más postulan a las vacantes académicas en el país.

Según el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la U. Alberto Hurtado, Jorge Rodríguez Grossi, de los 9 extranjeros que hay en su plantel, 7 son argentinos. Y aunque la UAH no asiste al Job Market, sí buscan a través de concursos internacionales a sus académicos.

“Tradicionalmente se privilegiaba la docencia, pero hoy también la investigación”, comenta el director de Desarrollo de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Diego Portales, Fernando Larraín.

En otra vereda está la Universidad de Chile. Conscientes de la escasez de doctorados, decidieron tomar un camino propio. La Facultad de Economía y Negocios determinó mandar a 14 chilenos a cursar doctorados en el extranjero, principalmente en especialidades de Ciencias Administrativas, como Marketing y Recursos Humanos.

 

Con un doctorado en Management en el IESE, la escuela de negocios de la Universidad de Navarra, España, al uruguayo y especialista en gestión estratégica del talento y culturas innovadoras, Raúl Lagomarsino (43), Chile le era un país conocido. Además de la cercanía obvia, por varios años fue profesor visitante de la Escuela de Negocios de la Universidad de los Andes, ESE, donde llegó para instalarse de forma definitiva en febrero de 2013. Antes estuvo 4 años trabajando en Bogotá y, anteriormente, 11 años en su país.

“Me vine a Chile porque, en primer lugar, la escuela tiene una propuesta muy interesante en su enfoque de formación de ejecutivos. Santiago es una ciudad muy bonita, las empresas chilenas están pasando por un buen momento en comparación al barrio. Si uno no quiere irse a Estados Unidos o Europa, Chile es un mercado muy atractivo”, explica.

Adicionalmente, uno de los puntos que recalca es la flexibilidad de horarios del ESE, que le permite desarrollarse como profesor, y también cuenta con tiempo para trabajar en su consultora. “Es necesario que tengamos un pie muy firme en la realidad, que lo que llevemos al aula sea fruto también de haberlo vivido. Entonces hay perfiles complementarios con lo que puede ser, por ejemplo, un profesor que se dedique más a la investigación”, comenta.

A nivel de salarios, Lagomarsino explica que México o Brasil también son plazas competitivas. “En el ESE hay un tráfico importante de profesores de otros países, porque pretendemos dar una visión internacional y una de las formas es tener profesores extranjeros”, comenta.

 

En 2013, al boliviano Mauricio Tejada (35) le llamó la atención que en el Job Market de Estados Unidos, de 12 universidades latinas que estaban buscando profesores,  siete eran chilenas. “Me pareció que Chile era muy competitivo y atractivo”.

Por esos días, Tejada había terminado su doctorado en Economía en la Universidad de Georgetown, y cuando vio un llamado a concurso internacional para llenar el cupo de un profesor en la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), en Santiago, no lo dudó. La ciudad la conocía de sobra.

Diez años antes había cursado el magíster en Economía Ilades-Georgetown University en la misma UAH, trabajó en la Cámara Chilena de la Construcción y también se desempeñó como profesor en la Universidad de Chile. Tejada ya sabía que éste era un país que le gustaba para vivir y decidió postular.

Las condiciones del llamado también le resultaron atractivas. “Te ofrecen una carga de enseñanza razonable para poder dedicarse a investigar y publicar”, explica el economista boliviano.

Hoy Mauricio hace clases de pregrado en Ingeniería Comercial y en el magíster de Economía, ambos en la UAH. “Además, doy algunas clases en Negocios de acuerdo a lo que me necesiten. Mi investigación se centra en mercados laborales desde un punto de vista macroeconómico, inseguridad laboral e inequidad de largo plazo”, afirma el académico.

 

Martín Besfamille (45) es la más reciente contratación del Instituto de Economía de la UC. Luego de negociar durante un año su incorporación a la casa de estudios, en enero pasado finalmente decidió cruzar la cordillera.

A diferencia de muchos académicos contratados por las universidades chilenas, Besfamille no obtuvo hace poco su doctorado. De hecho, su PhD en la Universidad de Toulouse lo recibió en 2000 y, antes de emigrar hacia la PUC estaba trabajando como profesor asociado en la Universidad Torcuato Di Tella, en Buenos Aires.

Una de las motivaciones para trasladar a su señora y tres hijos, además de la estabilidad política de Chile, fue la calidad del cuerpo docente. “Me sorprendió la calidad de los colegas. Las oportunidades que me ofrecían me permiten hacer investigación de tiempo completo. Además de la remuneración, hay buenas condiciones para viajar a seminarios y para traer a profesores visitantes a las clases”, explica Besfamille.

De hecho, uno de los ganchos que promueve la PUC es la baja carga de docencia, para permitir que los doctorados dediquen el tiempo casi exclusivamente a investigar y publicar en las revistas internacionales.

“La carga académica acá es muy parecida a la de cualquier universidad de Estados Unidos, y eso me permite dedicarme a investigar en mi campo, que son las finanzas públicas”, dice el trasandino.

 

Desde abril del año pasado que el estadounidense Boyd Cohen (43), junto a su familia, vive en Chile. En 2009 llegó a  Argentina, pero una serie de restricciones al mercado cambiario impuestas por el gobierno de ese país estaban complicando su vida. Con un PhD en la Universidad de Colorado en Strategy and Entrepreneurship, y con experiencia laboral en España y Canadá, Cohen se animó a mirar hacia Chile. “Un doctorado es un pasaporte al mundo”, relata.

A través de la web Academy of Management (agrupación de investigadores enfocados en temas de empresas y que cuenta con un servicio de búsqueda de profesionales) vio que la Universidad del Desarrollo (UDD)buscaba un experto en emprendimiento.

“Chile es un país que tiene un gobierno eficiente, infraestructura muy buena, poca corrupción, gente más respetuosa y no hay tanto crimen”, explica.

El atractivo del país, sumado a lo competitivos que, según él, son los sueldos para profesores con alto expertise, materializaron su arribo. “En comparación a Europa, estoy ganando un poco más aquí, aunque se está lejos de lo que pagan en Estados Unidos”, dice.

Cohen imparte clases y la mitad de su tiempo lo dedica a la investigación y a su rol de director de Innovación en la Facultad de Economía y Negocios de la UDD. Para él, la llegada de expertos internacionales tiene que ver con la necesidad de las universidades de incrementar su prestigio, por lo que se buscan profesionales con estudios en Europa o Estados Unidos.

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