Por Emilio Maldonado Septiembre 16, 2013

© Hernán Kirsten

Se está trabajando en unificar la búsqueda con la información que ya está en el dispositivo de cada usuario. Por ejemplo, “viendo” un ticket aéreo  enviado al correo, el celular avisará si el vuelo está retrasado. “Intentamos que se adelante a las necesidades de los usuarios”, dice Ben Gomes. 


Cuando Ben Gomes (45) era niño y caminaba por Bangalore, al sur de la India, soñaba con resolver las preguntas del mundo a través de la química. Vivía en un país pobre,  y pensar en que los computadores entregarían esas respuestas era fantasioso, de manera que encauzó sus aspiraciones concentrándose en los tubos de ensayo y el estudio de los elementos. 

El panorama cambió cuando en 1983 su hermano mayor le regaló una computadora. Hijo de una profesora de escuela, él podía acceder a dos libros por mes, que conseguía en la biblioteca del Consulado británico, pero veía que el resto de la población estaba excluida del todo. Sin embargo, con la computación se podía democratizar el aprendizaje en un país tan pobre como el suyo. 

A los 20 años partió a estudiar Ciencias de la Computación a California. Mientras estaba en la Universidad de Berkeley, la irrupción de internet cambió buena parte de la historia, y sus planes de volver a la India quedaron truncados. Sin embargo, Gomes hoy considera que desde su oficina en Mountain View, al sur de San Francisco, aporta al desarrollo de millones de personas, dirigiendo el buscador más famoso del mundo: Google.

Más precisamente, Gomes es vicepresidente de Google Search, el área que reporta gran parte de los ingresos del gigante informático, que en 2012 superó los US$ 50.000 millones. Su desafío hoy es mantener en constante evolución al motor de búsqueda: al día, tres mil millones de preguntas buscan respuesta en el sitio, con una velocidad de respuesta de menos de un segundo. 

Han pasado sólo 15 años desde que Larry Page y Sergey Brin lo pusieron en funcionamiento. En plena adolescencia, entonces, la compañía está experimentando cambios para llegar a más personas. Cien mil millones de búsquedas -el promedio que registra el sitio web cada mes- son aún insuficientes. Google se encamina a su adultez intentando lograr un protagonismo cada vez mayor en la vida de los usuarios. 

 

EL QUE BUSCA, SIEMPRE BUSCA

Sentado en un salón de conferencias de los cuarteles centrales de Google en California,  Gomes saca su celular con sistema Android (desarrollado por Google), aprieta un botón y pregunta: “¿Quién es el presidente de Chile?” Al segundo se escucha una voz femenina: “El presidente de Chile es Sebastián Piñera”. Gomes contrapregunta: “¿Quién es su mujer?”. Nuevamente la voz irrumpe: “Su esposa es Cecilia Morel desde 1973”.

Hace dos años que el buscador incorporó la búsqueda de información a través de la voz. La proliferación de teléfonos móviles y tablets movió al gigante a apostar las fichas por esta tecnología. Y si bien ya está masificada, es justamente por ese lado que Google busca ofrecer las mayores sorpresas. El mismo Gomes, en su diálogo con la robotizada voz femenina, da las primeras claves: en el futuro inmediato se hará común intercambiar diálogos cortos con la máquina, y ésta responderá usando un pensamiento lógico, como si fuera un humano.

“Hace unos años el reconocimiento por voz no funcionaba para mí porque tengo acento indio. Hoy no sólo identifica mi voz; también sabe de quién le estoy preguntando. Si le digo ‘quién es el presidente de Chile’ y luego contraargumento ‘quién es su señora’, el aparato no me responderá por cualquier esposa, sino por la señora de Sebastián Piñera. Y así podría seguir el diálogo eternamente”, explica Gomes.

Efectivamente, hoy las respuestas que arroja el buscador varían en un amplísimo rango de posibles páginas web desde las cuales extraer la información, que es discriminada según los parámetros de Google desde la más relevante hasta las menos coincidentes con la búsqueda del usuario. Pero en los dispositivos móviles la realidad comienza a ser otra, y ahí donde el potente buscador no sólo se convertirá en una ventana al mundo, como explica el vicepresidente del área, sino también en un asistente de bolsillo.

Hace un año fue lanzado Google Now, un organizador de tareas cotidianas de los usuarios de teléfonos con sistema Android y también iOS (Apple). Si bien ya trabaja como un recordatorio de citas, indicador del tiempo de desplazamiento de la casa a la oficina, o como predictor de la temperatura, los alcances para esta aplicación, también desarrollada bajo la administración de Gomes, son casi infinitos.

Ya se está trabajando, cuenta, en unificar la búsqueda con la información que ya está en el dispositivo de cada usuario. Por ejemplo, viendo el ticket aéreo que fue enviado por alguna aerolínea al correo (Gmail, también de Google), el celular avisará si el vuelo despegará a la hora o está retrasado. Si en el calendario aparece agendada una comida en un restorán, Google Now avisará las rutas más cortas para llegar a la hora y dónde se puede estacionar. “Intentamos que se adelante a las necesidades de los usuarios, no que éstos las busquen”, afirma Gomes. Nuevamente, que piense como un humano muy eficiente. Parecido a un robot.

 

LA CONSTANTE EXPANSIÓN

Da la impresión de que todo está en Google, pero no es así. De las 100.000 millones de búsquedas mensuales, el 15% de ellas son nueva información que jamás habían descubierto los robots o “arañas”, como se les llama a los que registran todo internet. Una vez detectada, se incluye en el gran índice de Google, para estar a la mano de futuras búsquedas.

En los últimos cinco años, casi 60 billones de nuevas páginas web se crearon en toda la red. El equipo de búsqueda de Google, que encabeza Gomes, debe agregar a diario unas 20.000 millones de ellas a su base de datos para no quedar al margen de esta expansión.

En esta tarea, el principal aliado del ejecutivo son los algoritmos, complejas fórmulas matemáticas que permiten a las “arañas” rastrear el universo online y entregar resultados lo más rápido posible. Si estos buscadores fueran automóviles, viajarían en promedio unos 2.400 kilómetros hasta la fuente de información, a una velocidad de cientos de millones de kilómetros por hora. De ahí que la búsqueda promedio no tome más de un cuarto de segundo, muy distinto a la realidad que enfrentó el indio cuando ingresó a Google, en 1999: las búsquedas tomaban en promedio 20 segundos. Todos esos atributos hacen de Google el buscador por excelencia. De hecho, al año se introducen más de 500 mejoras a este motor de investigación, muchas de ellas imperceptibles para los usuarios. 

En Mountain View tienen claro que mientras más rápido ande y mejores respuestas entregue, mayores ingresos habrá para todos los accionistas. Sólo al primer trimestre de este año el buscador reportó US$ 9.990 millones en ventas; el 72% de los ingresos de toda la firma.

¿Cuál es el futuro para el buscador por antonomasia? “El reconocimiento de voz es un gran salto al futuro. Los teléfonos tienen teclados muy pequeños, pero grandes micrófonos y cámaras. Ahora puedo pedirle por voz cierta información, de manera que se irá simplificando. Mañana será por imágenes. Todo apunta a tener más información y más rápida”, explica Gomes.

De hecho, para 2014 se espera el lanzamiento masivo de algo que ya ha sido probado por varios líderes de opinión en la industria: los Google Glass, anteojos que permiten registrar imágenes y, de manera inmediata, entregar información acerca del ambiente que rodea al usuario, quien además podrá comandar por voz al aparato. Ésta es la próxima gran apuesta del buscador, paso previo a otras tecnologías que vivirá Google en su adultez, como un automóvil autónomo que reconozca su entorno, sin necesidad de ser manejado por un humano.

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