Por Juan Andrés Quezada Julio 11, 2013

"En el tema laboral hay que equilibrar la fuerza entre el mundo empresarial y el sindical, porque el actual código laboral la tiene desequilibrada: si usted va a huelga, le ponen reemplazante; si quiere negociar colectivamente, se encuentra con 120 multirrut al frente y hay actitudes que dificultan la sindicalización"

"El diagnóstico en Chile está claro: hoy existe un desencanto, un descontento, hay una sensación de abuso: trabajo mucho, gano poco, tengo poco tiempo para la familia y el barrio y, para más remate, sé que voy a tener una pensión de mierda. Además, la salud y la educación son caras y malas. O sea, estoy hasta la coronilla"

El living-comedor del antiguo departamento de Juan Somavía (72) -en el piso 14 de un edificio en Providencia- parece una tienda de antigüedades: un gran caballo de madera arrastrando una carretilla con flores en una esquina, esculturas, candelabros y cuadros que reflejan toda una vida viviendo fuera de Chile y recorriendo países. El  corpulento abogado cuenta -con orgullo- que fue el primer funcionario (embajador ante Naciones Unidas) nombrado por Patricio Aylwin, a quien debió representar en la independencia de Namibia, días después del 11 de marzo de 1990. De ahí no paró: ocho años en la ONU en Nueva York y 11 en Ginebra, al mando de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde conoció y forjó una amistad con Michelle Bachelet, quien esta semana lo nombró como jefe del área Trabajo de su comando presidencial. “Soy bacheletista. Creo profundamente en el corazón de la ex presidenta, en el amor que ella le tiene a este país y en la sensibilidad que tiene por la gente.  Me sorprende su capacidad de percibir lo que los chilenos y chilenas quieren. Bueno, por eso sacó el 74% de los votos en las primarias”, señala Somavía, mientras se acaricia su inconfundible barba blanca, que desde muy joven usa sin bigotes.

Hace seis meses que llegó a Chile, encontrándose con un país diferente al que dejó hace más de dos décadas. “Estos últimos 25 años han sido un período de crecimiento, donde se ha mejorado la vida de los chilenos. Para mí el cambio fundamental es que hoy existe un desencanto, un descontento, hay una sensación de abuso, que si lo pudiera sintetizar es: trabajo mucho, gano poco, tengo poco tiempo para la familia y el barrio y, para más remate, sé que voy a tener una pensión de mierda, la salud y la educación me cuestan mucho y son malas. O sea, la verdad es que estoy hasta la coronilla (hace una línea en su frente con el dedo pulgar) con lo que está pasando. Lo bueno de esto es que ha salido a la superficie, porque estos sentimientos, estas sensaciones estaban ahí hace mucho tiempo, pero de repente salen a la superficie, y cuando salen a la superficie se pueden abordar”.

-¿Es optimista frente a los cambios que se pueden impulsar en Chile?

-En la última crisis subprime los países del Grupo de los 20 pidieron un informe a la OIT para ver qué hacían con el tema del trabajo. Me senté con ellos en varias reuniones, donde confimé una cosa aplicable hoy a la situación chilena: la conciencia política frente a los grandes temas del ser humano -trabajo, previsión, salud, educación- existe en todos los sectores, pero los instrumentos del modelo son diferentes y complejos. Si hoy  somos capaces de reconocer estos problemas, organizarnos bien y resolverlos, podemos hacer, incluso, una contribución mundial.

Somavía hace un break en la entrevista para contar una historia: “Hace un rato bajé a tomarme un café, en el local estaba prendida la tele, y había como 10 personas. El noticiario informa que los involucrados en el caso colusión de farmacias deberán asistir a clases de ética empresarial y donar $255 millones de beneficencia. En segundos, en el café se produjo una rabia colectiva.  ‘A estos ladrones les van a dar clases de ética empresarial’, decía una persona en voz alta; ‘Así termina todo en Chile’, decía otro… Éstas son las cosas incomprensibles que tienen a la gente alterada”.

-¿Ha conversado este tema con Bachelet?

-No, lo que observo es que las decisiones que ella está tomando van en esta dirección. Ella ha dicho que estamos iniciando un nuevo ciclo, y yo creo que este nuevo ciclo implica ponernos a pensar en un proyecto nacional de desarrollo propio que compartamos.

-¿Un modelo diferente?

-La palabra modelo no me gusta. Ya vivimos un modelo y ojalá no caigamos en otro. El modelo neoliberal fue un sistema que protegió más al capital que al trabajador y llega un momento en que la gente comienza a reaccionar.  Hay una crisis que es global, pero también se manifiesta en Chile. El Código del Trabajo, las AFP y las ísapres estaban en el corazón del modelo y eso es lo que está siendo cuestionado.

-Pero alguien desde el otro lado de la vereda le respondería que en Chile existe pleno empleo, que en las construcciones faltan trabajadores y que la gente de distintos países de Latinoamérica se está viniendo a trabajar a Chile…

-Un país tiene que compararse consigo mismo, o sea, que los haitianos estén como la mona no nos sirve para construir una sociedad chilena, hay que escuchar lo que dicen los chilenos. Por eso le subrayo el tema de ser capaces de escucharnos y respetarnos.

-Pero el estado de bienestar, que protege más a las personas, también entró en crisis en España, por ejemplo.

-El que alguien diga que vamos a hacer las mismas tonteras de Europa, no sirve.  Estamos en Chile, en el 2013, vamos camino al 2014, la gente se aburrió del abuso y está recurriendo al Estado porque no se siente con la fuerza suficiente para confrontar los excesos del mercado. El desafío es ¿tenemos la capacidad para ponernos de acuerdo sobre los problemas fundamentales que los chilenos nos están poniendo sobre la mesa?

-¿Quién debería responder a ese desafío?

-La política, para eso están las elecciones, y  el mundo empresarial. A mí me gustaría que las familias dueñas de los seis u ocho grandes grupos económicos pudieran decir  mire, la verdad es que subir los tributos de 20% a 25%, como lo han hecho muchos países en el mundo, no afectan nuestros intereses a largo plazo. Digo los grandes grupos, porque les he escuchado muchas veces decir lo mucho que les ha dado este país. Espero que en las próximas elecciones se dé este debate sin descalificaciones, sin ideologías.

-El tema laboral estuvo ausente en las primarias.

- Y me llamó mucho la atención, porque es una prioridad. El tema no es sólo crear empleos, sino empleos de calidad. Al igual que en la educación, no sólo es aumentar la cantidad de estudiantes que van a la universidad, sino que se eduquen con calidad, entonces hay una estrecha relación entre la crisis de la educación y nuestra crisis del empleo. El 66% de los chilenos ganan de $516 mil hacia abajo. Si usted eso lo compara con lo que cuesta una universidad, basta que un hijo vaya a la universidad y se acabó la economía de la familia. El 58% tiene dos salarios mínimos o menos. Nos hemos demorado 24 años en doblar el valor real del salario mínimo  y el salario mínimo cubre hoy cerca del 70% de lo que declaramos como la línea de pobreza de una familia. No hay ninguna duda que los ingresos de los chilenos son extremadamente bajos.

-Cómo explica que cada fin de semana los malls estén llenos de gente, que las ventas del comercio se disparen, que las familias hoy vacacionen como nunca antes los hicieron, por dar sólo algunos ejemplos.

-Porque la economía se “financializó”, entonces cuando usted va a un mall le venden dos productos: el que está comprando y el crédito, y en el fondo las empresas están haciendo más ganancia con el crédito  que con el producto. Entonces, el crédito ha suplido esta falta de ingresos autónomos, como se dice técnicamente. La manera de desarrollarse no es que todo el mundo esté endeudado hasta que llegue a la tumba.

-¿Cuál sería la forma para que la clase media pueda acceder a más bienes?

-Los ejemplos que existen en el mundo es que la clase media se va constituyendo sobre la base de los ingresos que va ganando a través de la legítima participación de las riquezas que el trabajo genera. Del año 45 al 80 se gestó una clase media fuerte en Europa, Estados Unidos y Japón, porque tras la Segunda Guerra Mundial hubo una relación entre crecimiento, productividad y salario en la misma dirección. Cuando el crecimiento va para un lado, la productividad para el otro  y los salarios retrasados, no creas clase media. En Chile tú te puedes declarar de clase media porque a la gente no le gusta declararse pobre, pero en Chile hoy no estamos creando una clase media y eso lo dice la OCDE a cada rato. Estamos en los últimos índices de igualdad, distribución del ingreso, de participación laboral…

-¿Dónde hay que concentrarse?

-En el empleo juvenil y en el de las mujeres, áreas donde Chile están muy retrasado. En el empleo juvenil, el grupo que no están estudiando ni trabajando es cerca del 17%, son como 600 mil estudiantes. Tenemos una responsabilidad con el primer empleo y con facilitar las condiciones de la mujer al trabajo.

-La CUT está pidiendo un nuevo código laboral y, hasta el minuto, no está entre las propuestas que ha presentado Bachelet. ¿Por qué?

-En el tema laboral hay cosas bien concretas que hacer: equilibrar la fuerza entre el mundo empresarial y el sindical, porque el actual código laboral la tiene desequilibrada: si usted va a huelga, le ponen reemplazante; si quiere negociar colectivamente, se encuentra con 120 multirrut al frente; hay actitudes que dificultan la sindicalización como la imposibilidad de tener una sindicalización automática. Lo más importante es que todo lo anterior debe conducir a que tengamos un proceso de negociación colectiva sano. O sea negociación colectiva con el derecho de los trabajadores a sindicalizarse automáticamente, sin reemplazo en las huelgas y sin multirrut equipara las fuerzas, y después dejen que sindicatos bien organizados negocien al interior de la empresa, que es perfectamente posible y viable. La negociación por rama es un tema discutible, veamos cuándo, cómo y de qué manera. Será un tema de la agenda.

-¿Cree que es el momento de hacer una reforma laboral?

-Todo lo anterior es una reforma laboral que te cambia el panorama. Tenemos que pasar a un Código del Trabajo que permita que los trabajadores estén equilibrados con la empresa en el diálogo y en la negociación colectiva. El equilibrio es el concepto fundamental de la reforma laboral.

-El gobierno exhibe como logro las altas cifras de empleo y asegura que no se repetirían en un gobierno de Bachelet.

-Las cifras de empleo dependen del precio del cobre, en el caso de los últimos años, de la reconstrucción y de políticas activas de trabajo. Qué va a pasar en el futuro: el cobre está bajando, ¿es culpa de un futuro gobierno? No; la reconstrucción se está terminando, ergo no hay ese influjo en la economía, ¿es culpa del futuro gobierno? No. En consecuencia, cuando la economía global baja, tenemos menos crecimiento y eso forma parte de nuestra historia. Lo que le estoy diciendo es obvio, pero no, lo que hay que decir es que la tasa de empleo fue fantástica en este gobierno y muy mala en el anterior, y nadie dice oiga, usted cree que Chile inventó la crisis financiera, que nosotros decidimos que íbamos a manejar las cosas tan mal que íbamos a perder un año. Entonces, esto  es lo que hay que cambiar, cambiar la idea de que uno puede agarrar cualquier argumento, que basta con analizarlo un poquito para demostrar que no es cierto y confunde a la opinión pública, que no tiene tiempo para meterse en los detalles.

-Usted y Bachelet están entre los chilenos que han tenido el cargo más alto en Naciones Unidas…

-El cargo más importante es de Bachelet, en Naciones Unidas y en el mundo. Si gana Bachelet, vamos a tener por primera vez a una presidenta que es una personalidad propia en el mundo. Los presidentes normalmente se proyectan cuando llegan a ser presidentes, pero no llegan proyectados. Por ello, tener a una persona que tiene presencia en el mundo entero  y que se trata de tú y yo con los líderes mundiales significa una gran oportunidad para Chile y un gran capital.

-¿Le gustaría ser parte de un gobierno de Bachelet?

-No forma parte de mi plan de vida. Han sido 20 años de gran acumulación de experiencia, y ahora se trata de volver a Chile, no tengo intención de retirarme, pero sí de trabajar significativamente menos. Además, uno no necesita cargos ejecutivos para ayudar al gobierno que uno quiere. Y yo creo que Bachelet es la persona que Chile necesita en estos momentos y voy a hacer todo lo posible para que sea electa y para ayudarla en su gobierno.

-Su nombre suena como posible ministro del Trabajo, canciller…

-Con lo que le acabo de contestar basta.

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