Por Rosario Zanetta Mayo 9, 2013

"Aquí hay una cultura cívica distinta, donde el consumidor tiene derechos. Creo que va a llegar el momento, como en Estados Unidos, en que al tipo que le quedó mal la camisa, va a devolverla y nadie le va a preguntar por qué"

Se autodefine como “demo” en alusión a su militancia en la Democracia Cristiana. Por eso, dice entre risas, nunca se va a los extremos e inevitablemente tiende al centro. Afirma que es conciliador y que en su ADN está encontrar acuerdos. Mal no le ha ido: acaba de ser reelecto, a sus 67 años, como presidente de los banqueros.

Antes estuvo 18 años en el directorio de LAN. Y también lideró Icare. Ha sido profesor, funcionario público y hasta asesor del cardenal Silva Henríquez.

Hoy, sin embargo, está dedicado casi en un 100% -y ad honorem- a representar, a través de la Asociación de Bancos, a ese sector. Además, sigue siendo director del Banco de Chile.

Las aguas están agitadas en su gremio. El martes, después de nueve años de batalla legal con Conadecus, BancoEstado debió comprometerse a devolver US$12 millones a los clientes afectados por cobros de comisiones en sus cuentas vista. Fue la salida que encontró la institución financiera para evitar un revés en la corte.

En medio del huracán, Jorge Awad es categórico. Refuta que exista una epidemia en el sector y asegura que se trata de casos aislados. “Me pongo de pie por la seriedad de la banca chilena”, enfatiza.

-Tras los últimos fallos -el de Cencosud y el de BancoEstado- muchos cuestionan esta seriedad.

-Si uno hiciese una lista de los fallos contra la banca chilena entre el 2004 y el 2013, todo confirmaría que se trata de una banca de extraordinaria seguridad, solvencia y de promoción del respeto a las normas del consumidor. Estamos en un escenario absolutamente normal en el que hay situaciones contingentes. Lo que yo no permito es que por un hecho puntual, desagradable, se ponga en juicio a la banca. La banca chilena es un ejemplo de seguridad, de protección y de lo que merecen los consumidores chilenos.

-Además del caso BancoEstado, hay otras demandas en curso. Y se ha señalado que vendrán más. ¿Están extendidos los abusos en la banca?

-Quiero ser tajante y directo. El caso BancoEstado no es una epidemia. No me vengan a convencer de que hay una epidemia, cuando en este momento lo único que se está haciendo es dar a conocer enfermos que hubo en distintas situaciones. Éstos se trataron a tiempo y los problemas se están resolviendo ahora. Son enfermedades particulares. Lo importante es que se están solucionando situaciones del 2004 y 2006, y no del 2013. Soy responsable de lo que estoy diciendo porque admiro la situación del presente.

-Igualmente, ¿no queda desprestigiada la banca?

-Ésta no es una banca de abusos, es una banca de protección ante el abuso. Obviamente que en las millones de transacciones que se hacen a cada minuto pueden haber ocurrido imperfecciones. Pero ¡por favor! Miremos los resultados de todas las transacciones positivas. Aquí no tenemos el “dólar Messi”.

-¿Pero entonces usted reconoce que hubo casos particulares de abusos?

-Siempre va a haber conductas que tienen que corregirse. Efectivamente en el caso de Cencosud o de BancoEstado puede haber habido una forma de comunicar que no fue la mejor. Pero eso se corrigió y se mejoró. ¿Cómo vamos a tomar una realidad que está encapsulada y la vamos a transformar en un factor de realidad de hoy? ¡Si está encapsulada hace 4 años!.

-¿Pone las manos al fuego porque en la banca de hoy no se generan abusos?

-No sólo las pongo, digo que la banca chilena funciona con todos los patrones éticos, tecnológicos y de competitividad que se merecen los chilenos.

-¿Cómo se explica que estos abusos hayan ocurrido en una empresa estatal?

-Creo que no vale la pena segmentar a la comunidad empresarial. Ésta tiene que ser responsable y creadora de valor, independiente de quién sea el dueño.

-Pero el BancoEstado tiene una misión con la sociedad distinta que la de los bancos comerciales privados.

-Al BancoEstado también se le pide que compita. También tiene que tener máxima eficiencia. Y no se le dan subsidios.

 

“Chile cambió”

-¿Cree que el consumidor chileno cambió?

-Sí, los consumidores chilenos tienen hoy más educación. Aquí hay una cultura cívica distinta, donde el consumidor tiene derechos. Creo que va a llegar el momento, como en Estados Unidos, en que al tipo que le quedó mal la camisa, va a devolverla y nadie le va a preguntar por qué. Pero, al mismo tiempo, el consumidor tiene obligaciones. A este país todavía le falta avanzar en esa línea. Es muy peligroso, por ejemplo, que empecemos a pensar que el crédito es un derecho. Ese día nadie va a pagar.

-¿Chile cambió?

-Absolutamente, y creo que todos hemos influido en ese cambio a través de cada una de nuestras decisiones. Es cosa de ver la prioridad que tiene hoy el mundo verde, la prioridad que tiene la especificación de los alimentos, el consumo de los remedios. La verdad es que Chile cambió. Hoy hay muchas más fundaciones, ahora todos hablan de impactar “el centro social” de Chile, no el centro político. En las empresas se habla de reputación corporativa y ya no prima la de la empresa economicista. Cuando uno ve todos esos rasgos, uno dice ¡Pucha que me gusta este país!. La industria aeronáutica comenzó en Chile con un solo avión. Hoy LAN tiene 300 aviones. Pienso que falta que nos hagamos más cariño. Eso le falta a este país.

-¿Nos cuesta creernos el cuento?

-Estamos en una etapa que les pasa también a las familias. Hay momentos en que están felices agrandando el clóset, después la cocina, luego la mansarda, y de repente hay que cambiarse nuevamente de casa y viene el estrés. Creo que eso es un poquito lo que pasa naturalmente. Chile está desarrollándose, no sólo creciendo económicamente, sino que desarrollándose con un capital humano nuevo. Creo que tenemos que acordarnos de en qué cosas somos buenos.

-¿Concretamente?

-Somos buenos en conocimiento, en capital humano. Yo soy fanático de eso. No es broma tener un millón de estudiantes universitarios. Creo que el capital humano que se está incubando en Chile está dejando una externalidad, y eso es un gran activo.

 

“Candidatos VIP”

-En clave electoral, ¿quién cree usted que es el candidato que mejor representa lo que Chile necesita en este momento?

-Soy un optimista del futuro de Chile. Cuando tienes un país en el cual uno de los candidatos finalistas es una ex presidenta, que conoce su oficio; y el otro posible candidato finalista es Pablo Longueira, que es un representante profesional de la política, tú dices ¡este país sabe de candidatos! El escenario finalista es bastante completo desde el punto de vista de la centroizquierda y la centroderecha”.

-¿Longueira y Bachelet son los mejores candidatos en este momento?

-No me cabe duda.

-Usted es un empresario concertacionista, claramente no es indiferente entre los dos…

-No, pero usted me preguntó por el mejor candidato. Chile está dando muestras de tener los dos mejores candidatos con opciones presidenciales. Eso, a mi juicio, es un sentido de madurez política. Habla bien del país. Eso me permite estar optimista. Yo no entiendo cómo se puede pensar que efectivamente este país no es un país más desarrollado desde el punto de vista cívico, independiente de circunstancias como el binominal o de reformas que se quieren hacer en otro plano. Podremos tener diferencias, pero el país al final está diciendo: que la política sea manejada por profesionales.

-¿Cuál es la mayor virtud de Bachelet?

-Básicamente su historia personal, su capacidad de haberse involucrado en tareas públicas y, al mismo tiempo, su capacidad e intelecto para haber estudiado el tema de las Fuerzas Armadas. Cuando uno ve a una persona con esa versatilidad y esa capacidad de superación y de vencer obstáculos tan fuertes como los que le tocó enfrentar, da confianza, porque es capaz de escuchar a la gente, de entender a la gente y de ser líder. 

-¿Qué le parecen las críticas que se le hacen por su manejo económico y su capacidad de gestión?

-La aprobación con que ella terminó es un indicio de la percepción que había en el momento de su término; y cuando uno ve que un organismo internacional reconoció sus méritos. ¿Qué más pruebas de confianza puede haber dado?

-Usted habla de las virtudes de Bachelet, ¿qué me dice de la candidatura de Claudio Orrego?

-Lo que he conversado personalmente con él queda en esos términos. Creo que fue un muy buen alcalde. Ahora tiene esta ambición. Yo la respeto.

-¿Pero no la comparte?

-La respeto.

-¿Cuál es su evaluación del gobierno de Sebastián Piñera?

-Pienso que el Piñera presidente es Piñera Echenique.

-¿Cómo es eso?

-Creo que su gobierno ha tenido todas las virtudes que ha tenido siempre. No ha cambiado ni una coma, ni un tic de los que siempre ha tenido. Su gobierno ha sido lo que genuinamente es él. Es un gobierno realizador, pero poco simpático. Lo que me gusta es que realmente ha sido un gobierno genuino.

 

La DC Samoré

-¿Qué le parece el actual momento de la DC y el pacto con el Partido Comunista?

-La DC es el “Samoré” de la política. Es un poco lo que me dicen a mí de mi carácter, que soy “demo” de carácter. Puede que lo sea, pero sé conciliar opiniones distintas. Tengo la paciencia de agrandar las virtudes y disminuir los defectos. En esta vida no cuesta nada agrandar el problema. Pero si te preocupas de oír a los demás, te das cuenta que vale la pena. La DC siempre ha tenido ese rol articulador. Me siento orgulloso del rol que ha jugado la DC.

-¿Pero no le incomoda que la DC pacte con el PC?

-¿Pero qué queremos? ¿Queremos hacer una ley maldita y expulsar a los comunistas? ¡Si son ciudadanos chilenos y quieren participar de las reglas! En definitiva, hay puntos del gobierno futuro en que pudieran tener una participación y están dentro de las reglas que ha impuesto la mayoría. Yo creo que hay que unir grupos… Sólo me preocuparía que me dijeran que los comunistas siendo minoría, son ahora mayoría por secretaría.

-¿Qué opina usted de los movimientos sociales?

-Bueno, vienen en el menú. Siempre ha habido manifestaciones estudiantiles, pero hoy toman más masividad porque hay más estudiantes universitarios que cuando yo estudié. Es un tema de cantidad.

-Muchos piensan que escuchar a la calle pesó en la destitución de Harald Beyer. ¿Qué le pareció a usted su salida?

-Fue un accidente de la política. En todo caso, yo hubiera votado a favor de la destitución porque creo que Beyer tuvo oportunidades para ordenar más el sistema del lucro.

-Antes decía ‘¡pucha que me gusta este país!’. ¿Qué cosas no le gustan?

-Lo que decía el economista Roberto Zahler: que somos maniaco-depresivos. Siempre creemos que este es el día en que ha hecho más calor o el que ha hecho más frío en la vida. Cuando nos saquemos estos juicios superlativos de la cabeza y vivamos más en el promedio, este país va a ser mucho más lindo. A veces somos los mejores del mundo y al día siguiente somos los peores. Eso es lo que no me gusta. Tenemos que dejar de quejarnos y también de ensalzarnos demasiado.

-Usted es...

-Demo. ¡Me sale solo! ¡No puedo esconderlo!

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