Por quepasa_admin Febrero 14, 2013

A través de su cuenta en Twitter Eduardo Aninat mantiene contacto permanente con Chile. Viviendo en París desde  hace tres años, donde ocupa la presidencia ejecutiva de la Unión Internacional de Empresarios Cristianos, el ex ministro de Hacienda es un activo usuario de esa red social. En ella se mueve por varios temas, y no exclusivamente por asuntos económicos, la especialidad de quien fue el guardián de las arcas fiscales entre 1994 y 1999. Es su forma de participar en el debate público, luego de que decidió hace algunos años mantener cierta distancia de los medios de prensa locales.

Pero las recientes cifras de la economía nacional, que han superado todas las expectativas y pronósticos, incluso de organismos extranjeros como el Fondo Monetario Internacional (FMI), atraen su mirada. ¿Chile, ad portas del desarrollo?, es la interrogante que se plantea por estos días el ex ministro de Hacienda. Con un ingreso per cápita rozando los US$ 20.000, el país -según el economista- se enfrenta a la encrucijada de qué hacer para seguir creciendo y lograr realmente entrar al club de las naciones ricas.

-Con las cifras de ingreso per cápita que conocimos hace poco, ¿podríamos decir que somos un país desarrollado?

-Cuando Chile supere los US$ 20 mil de ingreso per cápita corregidos, vamos a estar entre Polonia y Portugal. Pero más allá de estos datos comparativos de países, yo soy un poco crítico. En Chile hay muchos economistas, políticos y ahora hasta candidatos presidenciales que hablan de que Chile debe imitar el modelo de los países nórdicos. Otros dicen que hay que irse por el modelo de Australia y Nueva Zelandia, y otros nos hacen ver que ojalá fuéramos Corea del Sur.

-¿Y cuál camino debiera recorrer Chile?

-El desarrollo, que es distinto al crecimiento, tiene que ver con qué quiere ser el país. Qué quiere ser la sociedad chilena, para dónde queremos ir como país organizado. Por lo tanto, como economista y experto en desarrollo, me parece que es estar jugando con la imagen de Chile el estar comparándose con otras economías que no tienen ni la historia, ni la trayectoria, ni están en esta región. Podemos buscar modelos comparativos para ilustrar el desarrollo, pero ninguno tiene profundidad en el sentido mismo de las bases del desarrollo. Así, más allá de las comparaciones que uno pueda hacer, la pregunta importante es: ¿Es Chile un país desarrollado hoy? Mi respuesta es aún no, pero puede tener una muy buena chance de llegar a serlo en el mediano plazo. Tenemos una oportunidad importante y por eso es que esta discusión es relevante: nos permite reflexionar en conjunto cómo llegar, con qué composición de desarrollo económico y con cuáles beneficios, y no sólo con puro crecimiento estadístico.

-¿Cuál es la cifra real que nos definiría como país desarrollado?

-Hoy no tiene tanta gracia sobrepasar por poco los US$ 20 mil, porque justo arriba están Polonia y Portugal y, cuando vienen los contextos malos, esos países pueden retroceder su bienestar. Por eso el llegar justo arriba de los US$ 20 mil per cápita no nos ayuda. Sería mejor ponerle más tensión al sistema, y en un plazo razonable de 10 años llegar a ser como Corea, con US$ 30 mil o US$ 32 mil de ingreso. Cuando se llega a ese estadio es más difícil retroceder. Haber salido recién de la manada del subdesarrollo es una gracia, pero falta mucho.

-¿Cuáles son los desafíos pendientes?

-Chile ha tenido una alta tasa de crecimiento promedio histórica desde 1985. Pero si vemos cómo estamos en el coeficiente de Gini -que mide desigualdad en los ingresos-, la cosa sale mal. Chile todavía es un país inequitativo y bastante dispar. Ahí aparece un primer desafío: para ser un país exitoso, con progreso y desarrollado, Chile tiene que invertir en mayor igualdad.

 -Con el actual modelo productivo y económico, ¿podemos alcanzar el desarrollo?

-Tenemos serios cuellos de botella en al menos dos sectores: transporte y energía. Otro tema que sí han abordado las naciones desarrolladas y acá no se ve es la inversión de las universidades en investigación. ¿Se están preguntando los planteles cuáles serán los requerimientos del país en ciencia y tecnología para los años que vienen cuando seamos un país desarrollado? No. En general, las universidades chilenas, con excepción de una o dos, están en pañales en el tema de aplicación de tecnología de punta.

-¿Por qué Chile ha logrado dar el salto y no así el barrio?

-La clave para que a Chile le haya ido comparativamente mejor es básicamente la seriedad de sus instituciones. Chile es evaluado internacionalmente como un país serio, donde la ley se aplica, los reglamentos se cumplen y la palabra empeñada, especialmente en los contratos de negocios, se respeta. Por hacer una comparación un poco desgraciada, el país de al lado, que podría haber sido la Canadá actual, se debate entre el populismo y el clientelismo. Ese modelo, populista y clientelista, es el que ha retrasado a América Latina.

-¿En este nivel de desarrollo, somos menos vulnerables a episodios como la crisis asiática , con la cual le tocó a usted  lidiar en el gobierno de Eduardo Frei, o la subprime?

-Chile está mucho más maduro que décadas atrás. El país tiene hoy un coeficiente de deuda por producto muy inferior al 13%. Portugal, al cual queremos alcanzar, tiene un índice del 119%. Es decir, ellos se desarrollaron en base a deuda y no en base a ahorro, como lo hará Chile.

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