Por Eric Parrado Enero 31, 2013

El vaso del economista pesimista más renombrado del mundo está un poco más lleno. Conocido por su apodo de “Doctor Doom” y por su precisión al haber anticipado la crisis global que comenzó en 2008, Nouriel Roubini estuvo la semana pasada en Davos, Suiza, para participar en las reuniones del Foro Económico Mundial  y compartir sus impresiones sobre el estado de las cosas. Nos reunimos en el hotel Steingenberger Belvedere, y en sus respuestas pude comprobar que el cielo del panorama que pintó en la entrevista de Qué Pasa en septiembre de 2011 lucía ahora un poco más despejado. 

Si las reuniones del foro en versiones anteriores versaban sobre la administración de las crisis por las que el mundo atravesaba, las de este año estuvieron orientadas a evitarlas. Aun así,  la crisis europea estuvo en el centro del debate y esto fue evidente por la presencia de Merkel, Cameron, Monti, Draghi, entre otros líderes europeos.    

Roubini no fue el único en manifestar un menor pesimismo en Davos. El lema de las reuniones fue el de la “resiliencia dinámica”, que según explica el economista, “refleja el hecho que puedes tener economías y negocios financieramente dinámicos, pero al mismo tiempo tienen que ser resistentes, resilientes”. El problema, argumenta, es que “no es claro qué es la resiliencia en los sistemas”. 

Es acá cuando salta a la mesa el nombre de Nassim Taleb, el exitoso autor de El cisne negro, quien en su último libro, Antifragile, plantea que hay sistemas económicos, sociales, políticos e incluso biológicos que pueden ser frágiles como los cristales. Hay otros sistemas que son robustos, que no se quiebran, pero que tampoco cambian. “Hay que buscar sistemas que no sólo sean resilientes, sino que cambien en un sentido darwiniano y que los cambios orgánicos los hagan más fuertes”, describe. Por lo tanto, la resiliencia tiene que ser interpretada como la búsqueda de la “antifragilidad”. 

Un relato que calza perfectamente con la resiliencia dinámica. “No hay que generalizar, pero hay un grupo de economías emergentes que muestran esta característica, incluyendo Chile, entre otros países”, comenta Roubini. “En el otro extremo está Venezuela y muchos de los países del Medio Oriente que están viviendo cambios sociales y políticos”, dice.

 “Dentro del BRIC, Brasil, China e India están en una categoría intermedia. Este grupo tiene un potencial alto de crecimiento, pero a menos que hagan un número de cambios estructurales podrían estar en una posición más débil, mientras que Rusia no ha estado haciendo las cosas bien”, agrega. 

 

LOS PROBLEMAS DE LOS DESARROLLADOS

“La recuperación de Estados Unidos y de otras economías desarrolladas ha sido anémica, dado el proceso doloroso de desapalancamiento (desendeudamiento). Estados Unidos ha estado mejor que otras economías porque ha pospuesto los planes de austeridad fiscal”, plantea. Pero hay un monto significativo de arrastre fiscal. Él estima que entre impuestos y gastos habrá un arrastre de al menos un 1,4% del PIB. A pesar de esto, su proyección de crecimiento para EE.UU. es de 1,6% dado que hay una recuperación del mercado inmobiliario, una mejora en el empleo del sector industrial, y efectos positivos, aunque limitados, del relajo cuantitativo 3 de la Reserva Federal (QE3). Una tasa de crecimiento relativamente buena comparada con Inglaterra y la Zona Europa, pero aún bajo la tendencia, si se piensa en términos absolutos. Roubini es menos pesimista sobre Estados Unidos comparada con Inglaterra y la Zona Euro. El mayor problema es que los europeos, dada la presión de los “vigilantes” de los mercados de bonos, están siendo muy austeros fiscalmente, a pesar de lo doloroso que puede ser para el crecimiento económico en el corto plazo. 

Comparado con el verano anterior, plantea Roubini, “los riesgos de cola en Europa han bajado significativamente”. Esto se debe a las acciones del Banco Central Europeo, a los recursos adicionales que se han agregado a los fondos de estabilización, a las discusiones sobre la unión fiscal y bancaria en Europa; y a que los alemanes ya tienen una posición más constructiva al mirar que España e Italia están saliendo de los problemas y que la salida de Grecia de la Zona Euro probablemente podría ser desordenada y muy contagiosa. 

 

UN MODELO BAJO FUEGO

Al hablar  de las economías emergentes, llama la atención su visión sobre el modelo económico. “Una de las preocupaciones entre los países del BRIC y algunas otras economías emergentes es el aumento del capitalismo estatal, el mayor rol de empresas y bancos estatales en la economía, la nacionalización de sus recursos naturales, y la sustitución de importaciones, entre otras políticas”, dice. “Siempre he estado de acuerdo con el importante rol del sector público en la provisión de bienes desde la educación, salud, seguridad social, pensiones, etc. Pero lo que está pasando es que muchas economías emergentes van en la dirección del capitalismo estatal. Y esto  es algo que puede significar una preocupación, ya que eventualmente puede disminuir el crecimiento económico potencial de estos países”, plantea. Algo evidente, por ejemplo, en Rusia. China claramente es el contraejemplo, ya que su modelo ha generado un significativo crecimiento económico. El modelo chino, sin embargo, resulta poco sustentable. “Es desbalanceado y descoordinado”, sentencia Roubini. “Ahora tienen muchas exportaciones netas, pero la forma en que los chinos han planteado mantener un crecimiento entre 7 a 8% no es incrementando el consumo, sino aumentando la inversión de 42 a 50% del PIB”.  Apunta que no es sostenible crecer sólo con inversión. Lo más probable, dice, es que la morosidad aumente en el sector bancario y que la deuda pública se incremente en las provincias. Esto puede significar que los fuertes movimientos generen un problema en el futuro. “El consumo tiene que aumentar y la inversión tiene que disminuir”. Eso es lo difícil, al menos en el corto o mediano plazo. Su preocupación es que será necesario realizar muchas reformas económicas que incrementen el ingreso de las familias y reduzcan la propensión marginal a ahorrar. “Los nuevos líderes del país son conservadores y gradualistas. Por lo tanto, las reformas ocurrirán en forma más lenta de lo deseable y óptimo”.

 “Si el próximo año la inversión se acelera, es probable que el crecimiento en el segundo semestre sea 6% y luego más bajo. Un 5% de crecimiento para China representaría un aterrizaje forzoso. Esto no es una garantía, dependerá de las políticas que se implementen”.

Llegando a la economía chilena, Roubini argumenta que Chile tienen elementos económicos fundamentales buenos, pero pone una nota de cautela: “En Chile y en muchos lugares de Latinoamérica hay un tema con las oportunidades económicas, ya que hay una gran desigualdad de ingreso y riqueza. Las fuentes de oportunidades son la educación y la capacitación”, advierte. Y hay otro tema preocupante: “El éxito de Chile se basa en los booms de recursos naturales y aún tiene una alta dependencia del cobre; necesita una mayor diversificación económica, una economía dirigida a la tecnología e innovación. Para eso se necesita mejor educación, reducir desigualdades y dar más oportunidades para las generaciones jóvenes”.

 

Relacionados