Por Paula Comandari Septiembre 27, 2012

 

Hace meses que los ejecutivos de H&M venían fraguando la idea de aterrizar en Chile. Lo había informado la prensa nacional. También la sueca. Lo que nunca se supo, sin embargo, es que la reconocida marca de ropa -con 2.600 tiendas en 44 mercados- estuvo a punto de echar los planes por tierra. Y no por culpa de la crisis económica o la incertidumbre del mercado mundial. Lo que generó dudas al interior de la firma sueca fue el temor que les generaba el hecho de que en Chile hubiera un solo actor en las transacciones de tarjetas bancarias. Por eso sus dardos apuntaban a Transbank, la única firma que puede hacer operaciones de pago de Visa, MasterCard y Redcompra en el país, y cuyos dueños son loHernán Somerville, presidente de Transbank. Javier Etcheberry, presidente de Multicaja. Nicolás Luksic, socio de Ionix. s propios bancos que operan en el mercado local. 

Con esa inquietud, un alto ejecutivo de H&M desembarcó en Chile, en junio pasado. Se reunió con los agentes de ProChile y del Comité de Inversiones Extranjeras. No sólo eso: el ejecutivo tuvo una cita con Alejandra Olivares, abogada de la dirección jurídica de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), para plantearle que la posición monopólica en las transacciones no generaba tranquilidad para invertir y que ellos estaban dispuestos a colaborar para que el gobierno cambiara ese escenario.

Los desafiantes

La firma sueca no es la única compañía preocupada por este tema. Ya hay varios actores que quieren participar del negocio. Y por eso mueven sus fichas para que las instituciones financieras den lo que técnicamente llaman el rol adquirente, que es “el instrumento” que permite que las personas puedan pagar con sus tarjetas de los diferentes bancos a través de otras redes, distintas a Transbank. Como ocurre en casi todas partes del mundo, salvo en escasos países como, Polonia. 

Pero eso no ha ocurrido. Ni siquiera con los actores con los que era plausible un fast track. No lo ha conseguido Nicolás Luksic, hijo de Guillermo Luksic, cabeza de Quiñenco, matriz del Banco de Chile, quien creó Ionix, una firma que busca entregar al mercado una solución de pagos móviles. Tampoco lo ha logrado Multicaja, una empresa que hoy opera como carretera para que las personas puedan hacer giros, depósitos y pago de cuotas en diversos almacenes, a través de tarjetas comerciales y tickets de restaurantes, pero que aún no logra que los bancos le den el pase para que sus clientes paguen con sus tarjetas a través de esa plataforma. Aun cuando varios de sus accionistas tengan participación en instituciones bancarias: como Sonda, cuyo dueño, Andrés Navarro, es uno de los propietarios del Banco Internacional, y José Luis del Río, del Banco Falabella.

En junio pasado, un alto ejecutivo de H&M desembarcó en Chile. Se reunió con los agentes de ProChile y la Superintendencia de Bancos para plantearles que quería colaborar para que el gobierno cambiara el escenario monopólico de Transbank.

La fiscalía actúa

El tema ha escalado alto. De hecho, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) realiza una investigación hace más de un año, para determinar si este monopolio ha cometido “atentados contra la libre competencia”, explican desde la institución. En este tiempo, la FNE ha recolectado los testimonios esenciales de los operadores de este rubro para tener la película clara. Además de agentes bancarios y de casas comerciales, los ejecutivos de Ionix fueron llamados a testificar. Lo hicieron el socio de Luksic, Juan José Ossa, y su gerente Cristián Feres.

Javier Etcheberry, ex ministro y ex presidente del BancoEstado -quien junto a Juan Claro y Bruno Philippi es otro de los accionistas de Multicaja-, también se presentó ante la fiscalía. Lo ha hecho en dos ocasiones para dar su visión sobre cómo opera este mercado, y para entregar su feedback de cómo ha sido recibido su emprendimiento en las diversas instituciones bancarias. Incluso más: el propio Etcheberry entregó a la fiscalía un documento de más de 20 páginas realizado por el economista Patricio Arrau, donde explica el actuar monopólico de los bancos y las barreras de entrada que ha puesto Transbank para que ingresen nuevos competidores.

El gobierno, por su parte, ha dado claras señales de que el panorama debiera cambiar más temprano que tarde. De hecho, en febrero incluyó en la Agenda Competitiva un nuevo punto: impulsar el uso de medios de pago electrónicos y la promoción de mayor competencia en el mercado. La comisión integrada por los ministerios de Economía, Hacienda y Desarrollo Social ha analizado el modelo brasileño -donde existen varios actores- y el estadounidense, donde operan dos. La idea es dar con la respuesta sobre qué sistema es el mejor para replicar en el país, considerando que el chileno es un mercado pequeño. En todo caso, desde la Superintendencia de Bancos -organismo encargado de la estabilidad del sistema- recalcan que aunque están interesados en detectar innovaciones y la idea es mejorar la competencia, se debe asegurar que cualquier nuevo actor sea confiable.  

El ministro Pablo Longueira, un firme defensor de la apertura, se reunió en más de una oportunidad con Etcheberry. Hace un mes lo hizo con Nicolás Luksic. Pese a que los ministerios estarían ad portas de entregar el informe, los nuevos competidores comentan que el proceso ha sido lento y que no ven una resolución en el corto plazo.

Transbank: esperando respuesta

 

Transbank se defiende

Como único actor autorizado para realizar operaciones en establecimientos comerciales, desde 1991, Transbank -presidido por Hernán Somerville- ha estado supervisado por diferentes organismos de defensa de la libre competencia. Aunque es el único operador, en el mercado concuerdan que es un sistema que funciona eficientemente y que ha sido importante para la estabilidad del mercado nacional.

Hoy la firma realiza US$ 100 millones en transacciones en su red al día, lo que equivale a un millón de transacciones. Para ello ha invertido, en sus 20 años de existencia, US$ 300 millones en tecnología. “Es una red segura, y permite que los clientes tengan certeza que sus operaciones se van a llevar a cabo”, explica Gregorio Ruiz-Esquide, gerente del BBVA. Pese a que él considera que sería beneficioso tener otra red en Chile -de hecho el BBVA opera en forma similar a como lo hace Transbank en varios países y compite con otros- para él no existen hoy en el país alternativas que garanticen normas básicas de seguridad y espaldas financieras para cumplir a tiempo con toda la cadena de pagos o eventuales contingencias.

En Transbank, firma que genera utilidades por cerca de US$ 2 millones anuales, recalcan que “están abiertos a la competencia, siempre que se cumplan requerimientos mínimos de solvencia patrimonial, estándares tecnológicos, calidad de servicio, administración de riesgos, entre otros. Pero aún no hay iniciativas que cumplan con estos estándares”.

Un ejecutivo bancario va más allá: aunque reconoce que Multicaja lleva la delantera para transformarse en un eventual actor en el futuro, “no cuenta con la certificación de Visa ni de MasterCard, lo que demuestra que aún no es fiable”. Etcheberry es categórico, en aclarar esta versión: “Visa y MasterCard sólo entregan certificaciones cuando un operador ha llegado a un acuerdo con un banco. Yo he tenido reuniones con instituciones bancarias desde 2007 y no lo he conseguido. MasterCard extraordinariamente se ha abierto recién a empezar el proceso, a la espera de la aprobación de un banco”.

Un alto ejecutivo del Banco Internacional explica la postura de las instituciones financieras de menor tamaño. “El tema de instituciones pequeñas como la nuestra no es el operador, sino hacer crecer nuestras tarjetas de crédito. Hemos escuchado a Multicaja. Ellos quieren llegar a zonas no bancarizadas, y nuestro negocio apunta al estrato medio y medio alto. No tenemos estructura para un negocio masivo”. Lo que sí importa es que el operador funcione bien. Y Transbank le da tranquilidad. Tiene secciones destinadas a prevenir el fraude, además de contar con un modelo de prevención de delitos. 

Revolución tecnológica

Hace pocos meses, Transbank bajó las tarifas al comercio, lo que agregó una barrera de entrada a nuevos competidores. Ello repercutió en varios de los emprendedores que quieren apostar por este mercado. Nicolás Luksic es uno de ellos: su nueva plataforma pretende convertir los celulares en una billetera, para que los usuarios puedan pagar con ellos. Pero aún no ha llegado a un acuerdo con ningún banco. Ni siquiera con el Chile, la institución en la cual su familia es el principal accionista, y que junto al Santander posee más del 60% de Transbank.

Luksic se ha reunido con varios ejecutivos del banco, incluido su presidente, Pablo Granifo. Pero siempre sin éxito. “Tienen miradas distintas del negocio, porque los ejecutivos del Chile consideran que aún no hay costumbre de pagar a través del celular y a sus clientes les satisface más el pago a través de una tarjeta magnética. El PinPass es aún imbatible”, dicen desde el banco. Es más: aseguran que Cuenta Móvil, el desarrollo que creó Ionix en alianza con el Chile y Entel no generó los resultados esperados. Aunque cercanos a Luksic recalcan que fue una iniciativa exitosa, a través de la cual lograron acceder a miles de usuarios, en el banco explican que pese a que se invirtieron cerca de US$ 3 millones en su desarrollo y publicidad, hoy los que operan la aplicación son sólo unos pocos.

Nicolás Luksic está seguro de las ventajas de Ionix, su nuevo negocio. Se ha reunido con cines y retailers para construir una red de comercio para conseguir la adquirencia. Además, su firma -que hoy factura cerca de US$ 700 mil- estaría en pleno proceso de internacionalización.

Pero Luksic está seguro de las ventajas de su plataforma. Ya se ha reunido con cines y retailers para construir una red de comercio y conseguir así la adquirencia. Además, su firma -que hoy factura cerca de US$ 700 mil- estaría en pleno proceso de internacionalización hacia Latinoamérica, partiendo por Perú y Colombia. Para concretar su plan de expansión viajó a Silicon Valley a comienzos de este año: intenta conseguir un socio inversionista que posibilite su arremetida. “Sostuvieron allá reuniones con PayPal, la empresa estadounidense, propiedad de eBay, para servicios de comercio electrónico, y hace pocas semanas Luksic recibió a sus ejecutivos en Chile para continuar las conversaciones”, dice uno de sus cercanos.

Por su parte, PayPal también se ha reunido con varios bancos en Chile. Y también con Multicaja. Hace pocos meses Etcheberry se reunió con Fernando Moreno, encargado de la expansión de la firma en Latinoamérica. Cercanos a ellos dicen que PayPal también ve que Transbank es un problema a la hora de pensar en instalarse aquí. Asesorados por McKenzie, en la industria muchos piensan que PayPal buscaría, finalmente, la fórmula para aterrizar en Chile sin alianza con ninguna institución financiera.

Las cosas están cambiando de a poco. Alejandro Alarcón, ex gerente de la Asociación de Bancos, realizó un taller, entre marzo y junio, sobre servicios financieros móviles para 50 ejecutivos del Banco Central, gobierno y varias instituciones financieras. “La conclusión fue que es inminente la apertura a la competencia en los medios de pago”, dice el ejecutivo.

Próximos pasos

Etcheberry sigue trabajando para transformarse en un actor de este mercado. Aun cuando ha sido complejo, ya llegó a acuerdo con el Santander y el Bci para que los clientes de esos bancos puedan hacer giros en los más de 40 mil lugares donde opera Multicaja. Y ya fue autorizado por el Banco Central para hacerlo. Este deal, sin embargo, no le permite que esas personas paguen con tarjetas en esos puntos. Él tiene diversas explicaciones para la negativa que ha recibido. “Los bancos no quieren lidiar con instituciones que no son parte de su club; otros no están interesados en llegar a sectores que no están bancarizados porque su negocio está en los estratos altos; o porque simplemente no lo ven como un tema prioritario”. Otra de sus conclusiones radica en que, según él, los bancos no quieren perder el control sobre todas las transacciones que ocurren en el país. “IBM fue el único actor en su momento para computadores. Cuando apareció Microsoft y Apple la compañía comenzó a tambalear. Pienso que los bancos no quieren perder ese control”, dice Etcheberry. 

Paralelamente, en ProChile reconocen que “han recibido quejas de distintas empresas, sobre todo pymes, señalando que los premios que entrega Transbank             -como puntos y viajes- para motivar a los usuarios a comprar con tarjetas se traducen en costos más altos para el comercio”. Desde la otra vereda, sin embargo, los bancos afirman que Transbank presenta menores o similares tasas si se le compara con mercados de mayor tamaño como Estados Unidos, Canadá o Brasil.

El veredicto final en esta batalla lo deberá entregar el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, en caso que la Fiscalía Nacional Económica formule cargos. Mientras tanto, los distintos actores siguen moviendo sus piezas. Incluso desde fuera. Para el miércoles próximo, ya está agendada una reunión entre la agregada comercial de ProChile en Suecia, Constanza Mac Donald, y los ejecutivos de H&M, quienes en agosto pasado decidieron finalmente ingresar al mercado chileno. Cercanos a la compañía afirman que se convencieron porque vieron que existía disposición del gobierno para cambiar el mercado monopólico que existe hoy en las transacciones. La idea de los ejecutivos de la tienda es saber en detalle los últimos acontecimientos que giran en torno a este conflicto, mientras que los representantes del gobierno en ese país pretenden acceder al informe que H&M prometió sobre los puntos críticos de contar con un solo operador en el mercado.

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