Por Antonieta De la Fuente Mayo 21, 2010

Pocas palabras salen de la boca de Tim Purcell. El fundador de Linzor Capital, el fondo de inversiones que la semana pasada cerró la compra de Chilevisión en US$ 130 millones, prefiere hablar sólo cuando es necesario. Su estrategia es el silencio. En las negociaciones se dedica a escuchar con paciencia. Cuando llega la hora de intervenir, formula sus preguntas en forma pausada y serena, para -según sus contrapartes- llegar a lo medular de las discusiones.

A simple vista parece un hombre frío: no se inmuta ante los problemas, actúa con racionalidad, jamás pierde la calma y se empeña en buscar soluciones. Quizás por eso, quienes han negociado con él, dicen que es una persona con la que es fácil hacer negocios y lograr acuerdos. Un ejecutivo que trabajó con él en uno de los cuantos tratos que ha cerrado Linzor en los últimos años, dice que tiene un estilo muy "gringo".

De hecho Timothy Purcell es de ascendencia anglosajona y tiene pasaporte estadounidense. Aunque se crió en Chile y estudió en el Grange, quienes lo conocieron por esos años dicen que era asiduo a esquiar en Portillo, el centro de esquí del que su padre, Henry, es propietario.

En el mercado financiero es un ejecutivo reconocido por su capacidad de gestión. Después de graduarse en la Universidad de Cornell, en Economía, realizó un MBA y un máster en Negocios Internacionales en Wharton. Fue reclutado por JP Morgan en Nueva York, banco en el que trabajó por 20 años y llegó a ser socio director de uno de los principales fondos de inversión de América Latina. Es uno de los pocos chilenos que han llegado tan alto en el mundo de las finanzas en Manhattan. Fue en esos años, en los que trabajó junto a Carlos Ingham y Alfredo Irigoin, sus actuales socios en Linzor. Con ellos, desarrolló una de sus grandes habilidades: detectar oportunidades.

En su paso por JP Morgan, logró levantar fondos por US$ 700 millones para comprar participaciones en varias compañías y luego rentabilizarlas. Así llegó a ser director de las más variadas empresas latinoamericanas, desde Patagon.com (Argentina), Banco Mercantil (Venezuela), Almacenes Éxito (Colombia), Cinemex (México), entre otros.

En 1993 volvió a Chile para reabrir la oficina de JP Morgan en Santiago, pero tres años después volvió a Nueva York. En ese breve paso consolidó poderosas redes de contacto en el país. Sin ir más lejos, es considerado uno de los hombres de confianza del grupo Angelini y de los Said. Además, es amigo del ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco, de quien fue compañero de colegio en el Grange y con el cual coincidió en Nueva York cuando el ex secretario de Estado era profesor de la New York University.

Redes de poder

Aunque Purcell es un hombre que guarda celosamente su independencia, su nombre es muy conocido en el mundo empresarial. Es considerado como parte del "círculo de hierro" del grupo Angelini, donde participa como director de Celulosa Arauco y Cruz del Sur y ha jugado un rol importante en el fortalecimiento del ala financiera del conglomerado, que inauguró su nueva corredora de bolsa en febrero pasado.

Aunque que guarda celosamente su independencia, su nombre es muy conocido en el mundo empresarial. Es considerado como parte del "círculo de hierro" del grupo Angelini, donde participa en dos directorios.

Su relación con Anacleto Angelini nació a mediados de los 90, cuando volvió a Chile encomendado por JP Morgan para abrir la oficina de representación del banco norteamericano en Santiago. Aquí estuvo a cargo de los clientes corporativos (empresas) y fue clave en el financiamiento de varias inversiones del grupo, como la emisión de los bonos de Celulosa Arauco en Estados Unidos y la compra de algunos activos. Así se ganó la confianza del patriarca.

Hoy la relación más cercana la tiene con Jorge Andueza, gerente general de AntarChile, el holding que agrupa los negocios del grupo. Pero su rol no sólo se remite a apoyar al conglomerado en sus directorios. Además, maneja parte de sus inversiones.

El grupo Angelini es uno de los principales aportantes de Linzor Capital. En el mercado se especula que hasta 60% de los fondos que maneja la gestora provienen de las oficinas de los dueños de Copec. También con el grupo Said ha hecho buenas migas. Desde 2006 es director de Parque Arauco y mantiene una estrecha relación con Salvador Said. Juntos lideraron la entrada al negocio de la salud, tras la compra de ING, ahora Cruz Blanca, en 2008. Los Said, también participarían como aportantes de los fondos que maneja Linzor.

Su relación con la política es lejana. No es común oírle opinar sobre ese tema, lo que, a juicio de algunos, se debe a que vivió mucho tiempo fuera del país.

Cazador de oportunidades

Una de las habilidades que el mercado reconoce en Purcell es su capacidad para saber distinguir oportunidades. Más que buscar gangas, su estrategia -y por consiguiente la de Linzor- es explorar mercados con potencial, donde ellos como gestores puedan crear valor. Y eso puede estar dado por el posicionamiento de una compañía, por una marca o una infraestructura que esté siendo subutilizada, o por un mercado en crecimiento que se encuentre subexplotado.

Un reconocido inversionista de la plaza sostiene que su análisis es muy profundo y considera no sólo aspectos financieros, sino que también estratégicos y de futuro del negocio. Esta característica ha quedado en evidencia en las últimas operaciones con las que Linzor ha sorprendido al mercado: tomar participaciones en empresas de industrias con potencial de crecimiento en el largo plazo, como el entretenimiento a través de Cine Hoyts, al que Linzor entró asociado a la familia venezolana Ulivi; salud, a la que ingresaron en conjunto con la familia Said tras comprar isapre Cruz Blanca; educación, con la adquisición de la Universidad Santo Tomás, que cerraron el año pasado junto a Juan Hurtado; y ahora en la TV de la mano de un grupo de ejecutivos de Chilevisión.

Pero no todo han sido éxitos. En 2008, luego de largas conversaciones con los dueños de Rosen -la familia Rosenberg- el negocio al que entrarían con el fondo Sur Capital se cayó a última hora. Las habilidades negociadoras y el carácter conciliador de Purcell para buscar salidas no fueron suficientes.

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