Por Borja Hermoso* Abril 3, 2010

Vuelve Oliver Stone y vuelve Gordon Gekko, aquel chico malo de la película que Michael Douglas (65) supo, hace más de dos décadas, convertir en héroe -poco o nada confesable- de tantos pobres mortales ávidos de dinero, chicas, fama y glamour. Un buen pretexto para que el hijo de Kirk Douglas y protagonista de películas como Atracción fatal, La guerra de los Rose o Bajos Instintos olvide pretéritos (terapias contra la adicción al alcohol y al sexo...) o actuales (su hijo Cameron, condenado por tráfico de drogas) zarpazos de la vida y se centre en promocionar Wall Street 2. El dinero nunca duerme, secuela que acaba de retrasar su estreno mundial desde abril hasta el próximo semestre. En ella Douglas ejerce de ex magnate de moral distraída que ha pasado por el calvario de ocho años entre rejas y la escritura de un libro sobre el sistema.

-Veintitrés años más tarde, ¿qué Gekko se encontrará el público? ¿Uno arrepentido? ¿Un tiburón de los negocios rehabilitado? ¿Uno término medio?

-De eso trata la película. La última vez que vimos a Gekko fue en Central Park, cuando Charlie Sheen está con él grabándole con un micrófono oculto, y lo acusaban de tráfico de información privilegiada. Después de eso lo acusaron de otros delitos y él se dedicó a apelar durante cinco años. Y, tras esos cinco años, perdió y fue a la cárcel. Le quitaron todo su dinero, excepto un poco que era para su hija; no le está permitido trabajar en Bolsa y cumple una condena de ocho años. Así que la película empieza cuando él sale de la cárcel.

-El nacimiento a una vida nueva...

-Sí, a una vida nueva y a un nuevo comienzo. En la cárcel ha escrito un libro sobre lo que él opina que está mal en el sistema. El libro se llama Nadando con tiburones. Sale de la cárcel en 2001 y ahora se gana la vida hablando en escuelas empresariales y promocionando su libro. La otra historia es la que protagoniza el actor Shia LaBeouf -quien personifica a Jacob Moore- que ha hecho un trabajo maravilloso. Interpreta a un corredor de bolsa muy joven, que trabaja para una buena firma con su mentor, que pierde todo su dinero y se suicida. Con la muerte de su mentor, Jacob Moore queda destrozado y quiere vengarse de la empresa que lo ha provocado. Así que va a una de las charlas de Gordon.

-Todo eso es ficción, pero la verdad es que, en el mundo de las finanzas, la realidad y la ficción son prácticamente iguales.

-Totalmente.

-Al final no hemos aprendido nada de la lección, o eso parece, ¿no?

-Absolutamente nada, es frustrante.

-¿Es pesimista u optimista respecto a que las cosas vayan a cambiar más o menos rápido... y para bien?

-¿Pesimista? Sí, bueno, creo que hemos tenido un comportamiento en el mercado que no tiene mucho sentido. El 40% del PIB está en los servicios financieros de Estados Unidos, y ése es dinero que no está diseñando nada ni fabricando nada. Además, en este momento tenemos un problema muy grande con el desempleo. Y esto probablemente traerá una mayor separación entre ricos y pobres. Por otra parte, espero que China continúe trabajando. China está bajo mucha presión. La secretaria de Estado Hillary Clinton ha hablado de cómo los necesitamos para solucionar el tema de Irán, porque China es el único país que todavía hace negocios con Irán. Todo el mundo ha sido diplomático con Irán y China tiene que ser el último clavo para que sientan la presión económica y por fin hablen abiertamente sobre qué quieren hacer con sus instalaciones nucleares.

Wall Street

-¿Se debería sentar la humanidad a reflexionar sobre los excesos del capitalismo o considera que no hay excesos y que todo está bien?

-Creo que la cosa se está tranquilizando, hay leyes y normas que están ahí para algo. ¿Se generarán fortunas en estas circunstancias? A lo mejor, igual como pasaba antes. Mire, yo creo en el capitalismo, aunque nunca creí que fuera a gobernar mi vida. Y el problema no es sólo de Estados Unidos, sino de todo el mundo. Todos vamos a mirar atrás, a los tiempos más tranquilos y más fáciles, a una bajada de los precios, a una vida más barata. Simplemente, no creo que el crecimiento esperado siga siendo tan elevado y potente como lo fue... He estado en París en la conferencia Global Zero, que pide la reducción de las armas nucleares. Así que yo soy optimista con el planeta, pero la verdad es que no soy tan optimista con Wall Street. Los inteligentes sobrevivirán y creo que nosotros como accionistas no presionaremos tanto a nuestras empresas como lo hacíamos en el pasado para seguir ganando nuestros beneficios trimestrales.

-¿Ha tratado con la comunidad de brokers de Wall Street? Tengo entendido que para Wall Street preparó su papel hablando y conviviendo con los agentes de Bolsa. No sé si hizo lo mismo para Wall Street 2...

-Sí, volví a hacerlo.

-¿Cómo han asimilado esta hecatombe financiera?

-Bueno, hay un par de cosas que quiero comentar. En primer lugar, esta gente sigue viviendo en una burbuja, todavía no tiene conciencia de lo que está ocurriendo fuera de su pequeño mundo de oficinas y comidas de negocios. ¿Sabe?, ellos se mantienen muy unidos y no se mezclan mucho con el resto de la humanidad y no les está gustando ser los malos de la historia. Creo que la forma en que se les percibe ha cambiado, y ahora ya se ve que todos visten de una manera más normal e intentan ser más normales. En el caso de Shia, su personaje, igual que el personaje de Charlie Sheen en el primer largometraje, cambia a lo largo de la película. Shia llegó tres meses antes de que empezáramos a rodar para trabajar con un par de agentes. Él cogió US$ 20.000 de su propio dinero y seis semanas después tenía US$ 380.000. ¿Se da cuenta?

-¿Hay un término medio entre la afirmación de Gordon Gekko en Wall Street de que "la codicia es buena" y lo que decía Charlie Sheen de que "el dinero es una maldición"?

-No, y eso es una muestra de la locura a la que hemos llegado y de cómo ha afectado esto a algunos personajes que ya conocemos. Como ya hicimos un retrato de 1986, ahora hemos hecho un retrato, una instantánea del 2000. En 1986 no había una crisis ni nada así, sólo se trataba de cómo estaban ganando mucho dinero con el tráfico de información privilegiada. Esta película nueva tiene mucho más que ver con la crisis y con lo que hacen los bancos y todo ese tipo de cosas.

-Hace años, usted consiguió convertir a un tiburón en un héroe para mucha gente; en aquella época, mucha gente decía que trabajaba en Wall Street porque usted era su héroe. ¿Cómo logró tornar a un personaje odioso en un personaje tan querido?

-Eso es algo que... A ver, retrocediendo en mi carrera, se acordará usted de una película llamada Atracción fatal, que trataba de un hombre casado que tenía una aventura, y cuando el público empezó a verla pensé: "¡Dios mío, ya lo han perdonado!". Supongo que hay gente que tiene la habilidad de perdonar a este tipo de personajes: es difícil de entender, pero por lo que sea que ven en ellos, los perdonan. En el caso del personaje de Gordon, es verdad que es un granuja, pero lo pasa bien y a la gente le gustaría hacer lo mismo. Yo he hecho algunas películas de ese tipo, en las que interpreto a personajes que no son demasiado agradables, pero que el público ha aceptado porque se identifica de alguna manera con ellos. Bueno, creo que a todos nos gustaría ser el chico malo de la película.

* Periodista del diario El País de España

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