Por Paula Molina Abril 23, 2015

“Se criaron en la revolución; quizás no les guste, pero tienen una nueva identidad. Ellos serán el cambio. Ya no hay exiliados cubanos, los que vienen ahora son inmigrantes cubanos. Y ellos se van a integrar al sistema norteamericano en Florida y lo van a cambiar”.

Anticastrista, conservador, derechista y votante republicano. Ese es el estereotipo del exilio cubano en Miami que marcó por más de 60 años la política en Florida.
Ese exilio hizo de Cuba “la manzana envenenada” de la política estadounidense, porque cualquier candidato que propusiera relaciones con el régimen de Fidel arriesgaba los votos de su partido en Florida y, con ellos, incluso la presidencia.

Pero el exilio cubano envejeció esperando el fin del gobierno que nacionalizó sus bienes, congeló sus cuentas bancarias y lo condenó a una vida lejos del malecón. Y aunque en la exuberancia de la guerra fría no descartaron ninguna vía para acabar con el régimen de Fidel, el día que Barack Obama se sentó con Raúl Castro, 60 años más tarde, el exilio apenas gritó foul.

Porque ese exilio anticastrista está agotado, según plantea a Qué Pasa el profesor de la Universidad de Miami Guillermo Grenier, sociólogo y autor, entre varios, de los libros Inmigrantes cubanos en Estados Unidos, Miami ahora: Inmigración, etnicidad y cambio social, o Esta tierra es nuestra tierra: Recién llegados y residentes en Miami. (traducción de los títulos en inglés).

-Hace 15 años, con el caso de Elián González, los opositores a Castro en Florida protestaron enérgicamente. ¿Qué pasó que hoy el presidente norteamericano se junta con Castro y casi no hubo grandes protestas?
-Pasó que la población cubano-americana en Estados Unidos cambió completamente. Desde principios del 2000 hasta ahora tenemos más o menos 300 mil cubanos más en Miami. La vieja guardia está caducando en muchos sentidos, y los recién llegados dominan ahora el discurso hacia Cuba. Aunque todavía no llegan al poder político, porque sólo un 31% de ellos está nacionalizado, el poder demográfico de los recién llegados ha establecido una cultura diferente en Miami.

-¿Qué tan diferente?

-Es una cultura más de un diálogo civil. Este es un momento histórico, por la reunión entre ambos presidentes, pero también por la falta de drama con la que el encuentro se enfrentó en Miami.

-¿Y qué pasó con el exilio más radical?

-Muchos han muerto, pero también muchos cambiaron de opinión. Yo conozco militantes que estuvieron en Bahía Cochinos, que pelearon contra el régimen de Fidel en los 60 y 70 y que hoy por hoy dicen “después de 50 años, hay que mirar el asunto de manera diferente”. Pero lo que más ha cambiado es la demografía de la comunidad. Todavía en los años 90, si tú viajabas a Cuba, no se lo decías a nadie. Ahora tú te vas al aeropuerto cualquier mañana de la semana y vas a encontrar siete vuelos saliendo para Cuba llenos, repletos de cubanos, gritando y llevando a Tía Cuca el teléfono de aquí, el televisor de pantalla grande. Es un alboroto. Esos vuelos a Cuba son una fiesta ambulante. Es un ambiente totalmente diferente.

-¿Y en qué momento llega esta nueva inmigración cubana?
-Mira, un 35% de la comunidad cubana en Miami ha llegado después del 95. Esas personas han tenido una vida en la isla que no se puede borrar así como así. Y quieren regresar, quieren visitar, quieren tener una normalización, más allá de lo político. Lo anormal es no poder viajar a un país tan cercano.

-Esta generación no llegó en balsa a Miami, por decirlo de una forma.
-Las balsas fueron un período muy específico en la historia de la inmigración de Cuba. Desde 1995 existe un pacto migratorio oficial que firmó Bill Clinton para recibir por lo menos unos 20 mil cubanos al año. Y eso se ha cumplido. Los balseros son de los 80 y su auge fue en 1994, cuando 34 mil personas se lanzaron al mar. Clinton les dijo “aguanten”, vayan a Guantánamo y nosotros lo arreglamos. Y ha cumplido.

-¿Entonces cómo llega a Estados Unidos esta nueva generación cubana?
-Por avión, con visa, por la puerta del frente, con la protección de la Ley de Ajuste Cubano. Nosotros los cubanos entramos a Norteamérica con beneficios que ningún otro grupo de inmigrantes recibe. Después de un año, nos podemos hacer residentes y luego ciudadanos. Ningún otro país de Latinoamérica y el mundo recibe este tipo de condiciones especiales.

-¿Qué diferencias tiene la inmigración cubana con el resto de los inmigrantes latinos en Estados Unidos?
-Los cubanos no salen de Cuba como lo hacen los mexicanos, por ejemplo. Aunque ingresen a la economía norteamericana en ocupaciones de menor nivel a la que tenían en la isla, es una inmigración que viene muy bien educada. Además, la cubana es una migración masculina y femenina, a diferencia del resto de migrantes latinoamericanos, que son principalmente hombres. Son dos detalles que lo hacen diferente: educación y género.

LA LUCHA POR DEFINIR LA CUBANIDAD
-El congresista por Florida Mario Díaz-Balart dice que el cambio demográfico no es tal, porque nadie ha ganado una elección en Florida pidiendo normalizar la relación con Cuba…
-Tiene razón hoy, pero no va a poder seguir con esa comparsa por muchos años más. El reto para los partidos políticos en Estados Unidos es incorporar a los recién llegados cubanos al sistema político. Los republicanos no lo quieren hacer, porque les van a votar en contra. Pero son 300 mil y tantos, no estamos hablando de cinco gatos. Cuando sean ciudadanos, van a cambiar las dinámicas políticas del sur de Florida. Vamos a ver cuántos años va a seguir funcionando políticamente la retórica contra Cuba en Miami. Yo no tengo la respuesta, pero sí sé que la historia está contra ellos.

-Existe una imagen estereotipada de Miami, muy influenciada por el anticastrismo, muy conservadora. ¿Cómo cree que va a cambiar Miami?

-Miami va a cambiar. Comparada a Boston, Nueva York, o Chicago, Miami es mucho más conservadora y apoya la línea más derechista de Estados Unidos en política exterior. Pero dentro de ese estereotipo que mencionas hay mucha diversidad en Miami. Cuba antes de 1959 era un país como Chile: había comunistas, anarquistas, sindicalistas, ortodoxos, maoístas, había de todo. Cuando vino la revolución, salieron muchos cubanos y aquí, en Miami, hubo una guerra civil para definir la cubanidad en el exilio.

-Y esa cubanidad se impuso con mucha fuerza.
-Pero ya en los 60 había muchos contra el embargo. También había quienes querían derrotar a Fidel a través de la violencia, o que querían aliarse con el gobierno para infiltrarlo. Hubo una serie de estrategias impresionante. La CIA tenía sus grupitos, el Departamento de Estado apoyaba a otros: los cubanos eran caballos en una carrera y cada parte del gobierno norteamericano apostaba a uno. El caballo que llegó fue el de quienes definieron cómo ser cubano en Miami: como de derecha, del Partido Republicano, anticastrista, sin ningún deseo de legitimar el gobierno de Castro. Pero los recién llegados no siguen ese patrón de cómo ser cubanos.

-¿Qué tipo de cubanos son entonces?
-Se criaron en la revolución, quizás no les guste, pero tienen una nueva identidad. Ellos serán el cambio. Ya no hay exiliados cubanos, los que vienen ahora son inmigrantes cubanos. Y ellos se van a integrar al sistema norteamericano en Florida y lo van a cambiar. Porque miran a Cuba de otra manera.

-¿Y el exilio cubano anterior?
-Y la comunidad cubana que existía en los 60, esa comunidad derechista, ya está agotada. En todo el sentido de la palabra.

Relacionados